Adele.
No pude ir a la casa grande en los días siguientes, tampoco tuve noticias de mi hijo,era muy probable que estuviese en casa de sus abuelos maternos.
Caí en la cuenta,de que muy probablemente, mientras el conde no recuperase la memoria, mi hijo jamás creería que yo era su madre.
Y yo había decidido que estaba bien. Ya había sido suficiente.
No iba a imponerle mi presencia.
Esa tarde Adele regresó caminando desde la casita del guarda. El tío Joseph,estaba más débil cada vez, Adele sabía que el lamentaba mucho,no haberla protegido de esa mujer arpía. Pero el tío estaba envejeciendo, pasaba dormido buena parte del día. Mrs Harris lo cuidaba bien.
En cuanto traspasó el umbral, observó a Miss Cuervo,buscar un frasquito de sales de su cajoncito del tocador.
-Creeme Adele, esta gente me matará de un susto el día menos pensado -
-¿Que ha sucedido?-
Miss Cuervo levantó los brazos exasperada,-El conde se ha caído!, ha caído del caballo!- era en extremo raro que la imperturbable Miss Cuervo,se emocionarse de esa forma.
-El está bien?- el corazón de Adele saltó de alarma dentro de sí.
Miss Cuervo se bebió un vaso de agua entero, sacudió la cabeza.- se desmayó, luego vino el médico. Por ahora ha despertado, pero adolorido -hizo una pausa - de verdad está gente me matará de una impresión!-olio un poquito el frasquito de sales .- debo volver a la casa. Entre Mr Green y yo, estaremos vigilando al conde. Por cierto - Miss Cuervo la miró -el joven volvió a casa a medio día -
Adele asintió y le agradeció con un movimiento de cabeza.
Con el pasar de los días, todo comenzó a caer por su propio peso. Hay una escritura en la Biblia que dice : no hay nada oculto que no haya de saberse, y exactamente así habría de suceder.
El conde , después de la caída, comenzó a recuperar sus recuerdos. Poco a poco fueron volviendo a él,las escenas de su vida.
Adele se abstuvo de volver a la mansión, comenzó a redactar anuncios para buscar empleo. Mac Hannon no había respondido su carta, después de esos meses, decidió buscar trabajo por sí misma.
Entonces ocho días después del accidente,el conde le mando a llamar.
Detrás el escritorio en su despacho se puso de pie,en cuanto la vió entrar.
-Por favor siéntate - la tuteo.
Ella se sentó nerviosa. Luego hubo un silencio incómodo que ella se apresuró a romper -Esta usted bien?- dijo señalando la cabeza.
-Estoy mejor de lo que estaba,ya no hay nebulosa en mi cabeza Adele -
-Lo celebro por usted ,su exelencia - bajó la cabeza para no mirarle a los ojos.
-He despedido al anterior administrador. Quiero que vuelvas a tu puesto de trabajo mañana -
Ella levantó la vista sorprendida.
-Pero...el joven, que dirá -
-El joven aún no es conde, y si bien es cierto que a mí muerte heredará el condado, no puede impedir que yo tome decisiones al respecto, dado que aún soy el conde, y estoy vivo.-
Luego la miró a los ojos.-aceptaras el puesto de nuevo?-
Ella asintió. El conde sonrió, apenas. No quería asustarla.
Lo siguiente que pasó fue que el conde delegó en su hijo ciertos negocios y asuntos del condado, que hicieron para Adele el trabajo menos pesado.
Aun era incómodo, cuando el joven se presentaba ante ella, llamándola: "Miss Harris ". Trataba los asuntos con corrección pero con nada de familiaridad , frío y correcto, así era su hijo para con ella.
Poco después, Katerine fue llevada a su hogar por el conde. Este lamentaba haber dado su palabra de matrimonio para después retirarla. Al hablar con el hermano de ella, tuvo que aceptar su error. El estaba ya comprometida con otra mujer y no podía casarse con Katerine. Prometió ayudar a los negocios de su hermano como agradecimiento y les compensó mil libras por cada año que pasó en su casa.
Por supuesto que Katherine estaba destrozada. Pero con el tiempo, volvió su ánimo, comenzó a ser más amable y menos ofensiva. Le había dolido terriblemente perder al conde, porque estaba muy enamorada de él.
En cuanto al conde, volvieron a él los recuerdos y los sentimientos. Se dió cuenta de que estaba profundamente enamorado de Adele,por eso y por el asunto de su hijo, se consideraba comprometido con ella. El iba a hacer lo que fuese necesario para que ella no siguiera en deshonra por su causa.
El amor que había nacido en ellos, cuando eran pequeños, había evolucionado constantemente a lo largo de sus vidas. Hermanos, amigos, enamorados, hermanos,nada, luego, enamorado de ella otra vez, pero Adele se mostraba tan cautelosa con él.
Se decidió a conquistarla.
Le compraba pequeños detalles, flores, dulces de la ciudad. Le escribía frases bonitas y alentadoras. La miraba tiernamente y sonreía un poco.Adele se ponía seria y molesta, qué pretendía el conde?.
Los meses pasaron. El entendió entonces que tendría que ser bastante claro y no dejar lugar a mal entendidos.
Ella estaba bastante abrumada por sus atenciones.
Esa tarde,el conde estaba nervioso. Había estado de pie, frente a la ventana, durante quince minutos. Adele intuía que algo iba a decir,lo cual también la ponía nerviosa a ella.
Adele detestaba estar en ese tipo de situaciones, ella no quería que nadie viese los regalos o las flores del conde. Ya había risitas a su paso aquí y allá.
-Adele -
-Si señor - la vista de ella estaba sobre los documentos.
-Necesito que me prestes toda tu atención - el conde elevó un poco el tono de voz y la firmeza fue evidente.
Luego se dulcifico.- Deja esos documentos Adele , por favor -
Ella se resignó. Cerró la tapa del recipiente de tinta y dejó secando el papel donde había escrito otra carta.
Miró al conde tímidamente. No quería hablar con él.
-Te amo Adele -
Silencio.
Conmocionada y sorprendida no,no pudo decir nada.
-Quiero casarme contigo,este es mi deseo. Lo he dicho. Dime ahora querida, que es lo que tú sientes,y que es lo que quieres -