El sillón

Subir la montaña 2.

Creo que todos tenemos nuestra propia lucha. He de decir que después de casi siete años estoy cansada. Cada cierto tiempo tengo una crisis bastante fuerte, problemas, situaciones a resolver,no como el día a día,de achaques, de desafíos. Son crisis bastante fuertes. Creo que el hecho de no querer sufrir ha sido una de mis más anheladas metas. O deseos. Pero esto está aquí, delante de mí. Saben que podemos por orgullo, por soberbia hacerle la vida difícil a las personas con las cuales no estamos de acuerdo, solo por mostrar nuestro poder de acción?.

Creo que la expectativa de sufrimiento es bastante horrible. Dicen que el dinero cambia a las personas. Dicen que el que nunca ha tenido y llega a tener, loco se quiere volver.

Creo después de haber visto y experimentado en ciertas situaciones, que en algunos casos esto es cierto. Dios guarde mi corazón humilde hasta mi muerte por su misericordia.

Si debo pasar por estás situaciones para mantenerme humilde y no soberbia,pues que así sea.

Parece locura no? Puedo decidir renunciar. Puedo hacerlo,pero no lo haré. No lo haré hasta que Dios quiera. Vuelvo a repetir que parece locura. Pero voy a hacer lo correcto, Dios me ayude pero quiero hacer lo correcto mientras viva.

Esto me ha recordado a Jesús en el huerto, diciendo: Padre,si quieres,pasa de mí está copa, pero no sé haga mi voluntad,sino la tuya.

No sé haga mi voluntad.

Saben que hay un libro con una hermosa historia que lleva ese preciso título? Lo leí hace muchos años.

Estoy triste sí, pero no estoy sóla. No, no lo estoy. Dios está aquí, conmigo.

Después de tamañas revelaciones,Adele se sintió desconcertada. Si bien,era un gusto saber que tanto el conde,como Miss Cuervo, que ya no era Miss Cuervo a sus ojos,sino la viuda de un conde,habían tenido su propia dosis de felicidad, aún así,el precio a pagar seguía siendo alto.

Miss Cuervo no pudo tener familia. Y eso era triste.

Pero todo se hacía por el bien del condado. Sí, por el bien del condado.

Los meses pasaron y tanto el conde,como la condesa mejoraron lentamente.

La condesa tenía una rara enfermedad en la sangre,le llamaban: la enfermedad de los reyes. Varios monarcas la habían padecido. Cualquier herida podía complicarse, y podía morir.

Eso era en extremo peligroso.

Además de que su apetito era bastante exiguo, había días bastante alentadores respecto a su salud y otros preocupantes.

Adele miró al pequeño niño arropado que corrió con emoción de allá para acá. Tenía ya cuatro años. Le encantaba la nieve. Jugaba con ella y llamaba a Adele a unirse a sus juegos infantiles.

Adele se torció un poco el torso y echó una mirada hacia la ventana. Ahí estaba la condesa. Ella estaba sonriendo. Su amor por el niño no había menguado. Ella lo amaba y el niño la amaba como su madre.

Adele sintió una profunda emoción en el estómago. El niño jamás iba a llamarla:madre.

Nana,eso es lo que ella era para él. Nana.

El niño se rió al arrojarle una bolita de nieve. Eso la distrajo, había estado a punto de llorar.

Sí. Nunca sería la "madre". Pero ella era afortunada. Muy afortunada. Podía ver, tocar,cuidar a su niño personalmente. Sabía que si hubiese sucedido eso en otra familia, seguramente no podría ver no hablar con su hijo.

La voz de Miss Cuervo, señora del conde, penetró su mente.: Eres afortunada Adele,aprecialo. Realmente has tenido oportunidades que otros sirvientes jamás tendrán. Aprecia lo que tienes,la vida puede ser mejor,o ser peor.

Sí,su vida no era ideal, había perdido ciertos privilegios de la maternidad, pero no sé iba a quedar ahí, lamiendo sus heridas emocionales. Tomaría lo bueno y dejaría lo malo en manos de Dios. Aceptaría lo que tenía y lo apreciaría.

Cómo dijo el reverendo: cuenta tus bendiciones.



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En el texto hay: trabajo y amor, orfandad

Editado: 11.06.2025

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