El soldado del amor 2: Malherido

El soldado del amor 2: Malherido

Ahora, mientras ya había pasado las vacaciones de fin de año, el iniciar un nuevo año era algo que muchos celebraban con sus familias, pero, en el caso de Pedro, no podía hacer eso. Pedro, como uno de los días más atareados que podía tener era este. En estos momentos se hallaban preparando todos los informes que debían de entregar a las oficinas centrales para así poder finalizar su trabajo. Lo único malo en estos momentos, siendo que todo el mundo andaba corriendo de un lado a otro, con mucho entusiasmo para poder celebrar con una gran fiesta el inicio de un nuevo año, mucho s de sus compañeros también deseaban hacer lo mismo.

 

Pero, en el caso de Pedro, esto no podía significar nada en lo absoluto, el tener algo en qué distraerse era lo mejor en momentos como estos. Pero, lo que pensaba en estos momentos era – al fin estamos cerca de poder terminar todo el trabajo que hay por hacer, pero… Será necesario que todos los demás estén tan ansiosos por lograr ver la hora de salida sin tomar en cuenta todo lo que debemos de hacer. Bueno, no importa como lo vea, de todas maneras – sonrió y con un tono que iba de normal a melancólico – no puedo culparlos, todos ellos tienen alguien que les está esperando en casa… casa… casa… sí… eso es…. – y continuó tecleando y pasando cada uno de los reportes que tenía por hacer. En estos momentos, Pedro no quería distraerse en lo más mínimo para no terminar retrasando a sus compañeros de trabajo y que tuvieran que quedarse más tiempo del necesario por culpa de él. Después de todo, él seguirá yendo hacia adelante sin detenerse por nada, no puede continuar así por siempre, al ser que ya había pasado unos cuantos meses y seguía pensando en muchas cosas que le hacían mantener la mente un poco ocupada sin poder comprender al final que era lo que buscaba, pero de vez en cuando, durante este día, a veces miraba hacía la ventana y como el tiempo iba transcurriendo. El ver como de la mañana hasta un anaranjado atardecer cambio le hizo sentir por un momento un pequeño alivio para posteriormente verse un poco nostálgico.

 

El frío de la época, era algo que debía de calmar todos los pensamientos que se habían formado y acumulado, sin darse cuenta, durante tanto tiempo, sin embargo, parecía no ser el caso, había algo que le hacía sentir como el tiempo había transcurrido sin darse cuenta y si no se daba cuenta de nada, terminaría siendo sólo un oficinista más sin ni una ambición ni nada que le hiciera poder avanzar  más de este lugar en el que se encontraba.

 

Pedro, desde el fondo de su ser, pedía a gritos - ¡¡¡DEJAME REGRESAR A LA REALIDAD!!! ¿POR QUÉ NO PUEDO OLVIDARME DE…? – siendo que sentía que no valía la pena el poder seguir sintiendo esto que nunca dejo su ser en lo más mínimo, ahora podía llamarlo únicamente una obsesión de la cual quería deshacerse y, a pesar de que sabía que no podía dejar que esto fuera opacado por algo nada más que desecharía después, el hacer uso el sentimiento de rechazo era una forma de poder salir de esta forma de querer. Pero, sintiendo un poco frío en el corazón, se proponía poder dejar congelar todos estos sentimientos para que nunca más lo volvieran a molestar ni que volvieran aparecer de nuevo. Esta forma podía ser la mejor opción, al ser que las horas de su vida en el día a día, era todo absorbido por cosas del trabajo y no dejar que haya algún tiempo libre en el cual pueda dejar que todos estos sentimientos e ideas vuelvan aparecer, terminaron siendo una rutina de la cual no podía dejar de sentir que era lo mejor, sin darse cuenta que gesta opción temporal muy pronto podría derrumbarse y acabar.

 

Así es, Pedro había logrado hacerse de la vista gorda y de esta forma evitar darse cuenta de muchas cosas que pasaban a su alrededor que pudieran desencadenar estos sentimientos nuevamente. Ante sus compañeros él podía parecer un poco más atento que todos, pero de lo que si era completamente ciego era el poder ver cuando alguien quería acercarse más y más a él, sobre todo si estos se tratasen de alguna clase de situación que se viera involucrado con algún posible intento de llamar su atención para lograr ganar su corazón.

 

Sin embargo, mientras la silenciosa oficina quedaba, Pedro iba dejando que este silencio fuera roto únicamente por el sonido de las teclas, mientras escribía. El último de sus compañeros, que ya estaba por irse, regresando del sanitario, entró y se dirigió a a recoger su portafolio para poder retirarse.

 

Pero, este al ver a Pedro tan concentrado, dijo – no te vayas a descuidar. Será mejor que te apresures para poder regresar a casa – Pedro – Ah. Gracias, lo tomare en cuenta, tan sólo que debo de terminar estos reportes, sino terminará siendo una pérdida de tiempo para los demás departamentos si no lo logro terminar a tiempo – su compañero – está bien, bueno, paso a retirarme. Adiós, nos vemos mañana – Pedro – Si, gracias por el concejo y nos vemos el día de mañana – y, con el rechinar de la puerta que se cerraba, el lugar volvió a quedar sumido en el silencio.

 

Pedro, continuando su trabajo hasta llegar a terminarlo, le dio las ocho de la noche. Estirándose un poco, debido al cansancio, tomo su suéter y se lo puso, luego recogió su mochila y apago la computadora. Una vez ya estaba todo listo, llevo el informe al buzón de la oficina del jefe encargado para que lo pudiera ver el día de mañana, ya que en ese momento ya no se encontraba.

 

Cerrando la puerta al salir de la oficina, empezó a caminar. Viendo la hora, dijo con una expresión de asombro – ¡Ah! No puede ser que ya sea tan tarde. Creo que no encontraré un autobús a esta hora que se dirija a mi casa. Bueno – un poco decepcionado – tendré que caminar hasta llegar a casa – y empezó a caminar desde su trabajo hasta su casa.



#14876 en Novela romántica

En el texto hay: romance

Editado: 29.11.2022

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