El soldado del amor 2: Malherido

¿Por lo menos… puedo soñarte?

Nomi, que se encontraba corriendo para poder dirigirse a trabajar, ya que termino levantándose tarde, no podía dejar de lamentarse el haberse quedado despierta hasta tarde. Conforme iba corriendo lo más rápido que le era posible con el uniforme de la empresa, ella miraba su reloj en su muñeca derecha, el cual marcaba las siete y veinticinco.

 

Con un poco de suerte, logró llegar a las siete y media en punto a la parada y, al ser que esta vez había varias personas que estaban esperando el poder tomar el bus que pasaba a esa hora, le dio suficiente tiempo como para poder tomarlo y no tener que correr hasta la siguiente parada y tomar otro bus que la llevara a su trabajo.

 

Nomi, mientras se encontraba un poco sofocada, se dirigió hasta la parte de atrás y, quedándose parada al ser que no había conseguido asiento, logró estar casi cerca a la ventana. Pero, una vez que había recuperado el aliento, pensó – bueno, no importa que tanto haya sido el tener que correr para alcanzar el bus, si tan sólo no me hubiera quedado viendo aquella película que estaba pasando a altas horas de la noche, quizás no tendría que haber pasado por esto, hasta posiblemente hubiera logrado conseguir un asiento. Pero, eso ya no importa, todo lo que puedo decir en este momento es que logré alcanzar el bus, de no ser así, tener que correr para alcanzarlo, si es que parara al verme, o tener que dirigirme a la otra parada que se encuentra a unas seis cuadras más para tomar otro bus que me dejé cerca del trabajo. En una próxima vez que vea una película tan emocionante, sólo debo de anotar el nombre de esta y después puedo buscar y comprarlo, no es como si tuviera que verlo en ese mismo instante… – en eso, fue interrumpida de sus pensamientos al recordar que debía de entregar un reporte en el trabajo y que parecía que no lo traía consigo.

 

Nomi, buscando entre su cartera el documento del informe que debía de entregar, no lo encontró por ni una parte. Un poco apresurada, se bajo en la siguiente parada y tuvo que regresar a su casa para poder ir a recoger aquel informe que debía de entregar y, debido a la hora, tuvo que correr hasta la otra parada para lograr tomar un bus que la dejara cerca de donde trabajaba al ser que perdió el otro bus que pasaba cerca de su casa.

 

Nomi, llegando a duras penas a su trabajo, vio la hora en su reloj. Con una expresión que denotaba el estar exhausta y a la vez estar decepcionada consigo misma, se paro firme mientras decía – hoy estoy muerta… – y de esta manera entró a la empresa.

 

Justamente Nomi había llegado con treinta minutos de retraso. En todo el tiempo que llevaba trabajando, nunca le había pasado el tener que llegar tarde a trabajar y, en este momento que era su primera vez, sólo podía imaginarse que la regañarían y, si no es tomado como una falta tan grave, sólo sería una advertencia, pero debido al reporte que llevaba consigo, no era algo tan simple como recibir un regaño y una advertencia, sino que le podría costar su trabajo.

 

En el momento en que ella estaba marcando la hora de su entrada, pasó una compañera que le dijo – buenos días Nomi – Nomi – buenos días – su compañera – no puedo creer que hayas venido a trabajar – Nomi – bueno… es que tengo que venir ya que hoy es lunes… supongo – su compañera – pero, según había escuchado que hoy no debía de venir a trabajar debido a que tuvieron que asistir con el cliente el día de ayer – Nomi – ¡¿Ah?! – su compañera – acaso no te dijo nada Jorge – Nomi, un poco confusa, respondió – no, la verdad… no me dijo nada – su compañera se rio – oye, no te rías así de mí – su compañera – es que creí que lo sabías al ser que llegaste un poco tarde – Nomi – te juro que no lo sabía – su compañera – está bien, ahora ya no se puede hacer nada. Así que… – Nomi – ¿Qué? – su compañera – ¿Qué es lo que harás ahora que te encuentras aquí en tu día libre? – Nomi, desviando su mirada un poco avergonzada de sí misma, se rio un poco mientras decía – bueno, sólo iré a dejar el informe al jefe y luego veré que me dice – su compañera – de acuerdo. Espero que te vaya bien – luego ella continuó su camino hacia su escritorio para continuar con su trabajo.

 

Nomi, que quería morirse en ese momento, pensaba – no puedo creer que tuve que pasar por todo esto sólo porque esa persona no me dijo nada. Si tan sólo me hubiera dicho eso, de seguro que en este momento estaría durmiendo en mi cama o estaría disfrutando un buen desayuno mientras veo algún programa en la televisión o tal vez un video o jugando – dio un suspiro como de haber perdido y que no había nada más que pudiera hacer.

 

Después de haber dejado sus cosas en su escritorio, se dirigió con su jefe para poder entregarle el informe por el cual tuvo que correr de regreso a su casa y luego tomar un bus que pasaba a unas seis cuadras más lejos de lo habitual, sumando en eso que era incomodo el tener que correr con su uniforme y que, para suerte de ella, sus zapatos no eran de tacón, sino que era más como los escolares. Nomi, esperando que por lo menos valiera la pena todo lo que había pasado, quería tener a esa persona con quien tuvo que estar el día de ayer para poder reclamarle el no haberle dicho nada y que por su culpa se encontraba de esta manera. Sin embargo, relajándose un poco, pensó – bueno, al final de cuentas, no creo que pueda hacer algo en contra de él. Se supondría que, si él sabía que no debíamos de venir el día de hoy, también debería de aplicar para mí. El que nadie del departamento me haya dicho nada sobre el tener que tomar como descanso el día de hoy, no es su culpa o al menos eso creo… – abrió la puerta, y en ese lugar se encontraba también la persona con quien ella había estado el día de ayer.



#15793 en Novela romántica

En el texto hay: romance

Editado: 29.11.2022

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