Llevo alrededor de dos semanas encerrado en mi casa, hace poco viví un hecho que por lo peculiar y terrorífico de sus características me han llevado a este doloroso auto exilio, ni las pastillas, ni las visitas de los psicólogos han podido borrar las imágenes de lo que vi esa tarde y ni mucho menos he podido olvidar tan bello sonido que hoy escucho a cada momento y que me tiene al borde de la locura.
Pasare a relatarles lo que me tiene en este martirio, esa tarde mientras leía vieja novelas de ficción en mi escritorio, llego mi mayordomo con una carta en la cual leí que se necesitaba mi pronta y oportuna ayuda ya que mi viejo amigo Ismael se encontraba gravemente enfermo, y que si su situación empeoraba incluso podría morir, y en vista de mi profesión de medico mi intervención seria vital, la carta estaba escrita por la esposa de este.
No lo dude un momento y monte en mi mejor caballo para ir en ayuda de mi malogrado amigo, los cielos grises amenazaban con una inminente lluvia, sabía que sería un largo trayecto, pero la situación ameritaba tal sacrificio, galope por los más lejanos parajes, por caminos casi abandonados, cuando la lluvia comenzó a caer, era fuerte, casi un aguacero, para fortuna mía en un olvidado camino me encontré con una bella mansión, de la cual provenía una hermoso sonido que reconocí al instante, claro de luna del dios Beethoven.
Al acercarme un elegante y fino señor me abrió la puerta, me dijo que podía refugiarme en su mansión mientras amainara la lluvia, una vez dentro la arquitectura del lugar era simplemente asombroso, cuadros, escaleras, alfombras creadas por los más finos artistas. Me ofreció un té y le pregunte de donde venía tan bella sinfonía, el respondió que tocaba el piano, y me invito al salón principal, tome asiento, cerré los ojos, mientras el comenzó a tocar claro de luna, yo que solo la había escuchado en viejos vinilos, estaba anonadado ante semejante sonido en vivo, y seguía con los ojos cerrados y brazos cruzados, casi al borde del llanto por la emoción, por alrededor de diez minutos, disfrutando de aquella magnifica pieza, en las manos del fino señor sonaba de forma extraordinaria casi mejor que la original, cuando se detuvo abrí mis ojos, me pare, grite y aplaudí bravo! bravo! extasiado ante tamaña interpretación.
Pero mis ojos encontraron el horror, al ver que lo que antes era un elegante hombre ahora era un horroroso esqueleto, sus ropas antes finas ahora eran asquerosos harapos todos desteñidos y rasgados por el paso del tiempo, de las cóncavas de sus ojos salían gusanos que le comían lo poco que quedaba de carne, de su boca moscas salieron disparadas, el salón antes bello y elegante ahora era un lugar lleno de polvo y tablas podridas, los cuadros, paredes estaban todas rotas y llenas de musgo, las ratas caminaban por el piso, mire alrededor y con espanto me di cuenta que el lugar estaba abandonado hace años, el esqueleto frente a mi comenzó a tocar de nuevo la sinfonía mientras reía de forma maquiavélica, Salí corriendo de tan horrible lugar.
Una vez afuera me giré, vi con espanto que lo que antes era una elegante mansión ahora era una tétrica casa abandonada llena de raíces y ventanas rotas, a su lado árboles secos con sus ramas parecían abrazarla, desde ahí aun podía escuchar el piano y la risa enfermiza del demonio que estaba ahí dentro, había sido víctima de una espantosa ilusión, tome mi caballo y galope como si me persiguiera el demonio, nunca más volveré a pasar por ese maldito lugar, jamás. Ahora estoy aquí, sentado en mi escritorio, aislado del mundo, mirando la lluvia, aun no puedo olvidar esas imágenes ni mucho menos aquel hermoso sonido, aquella hermosa sinfonía que pronto me llevara a la muerte.
Editado: 02.09.2019