El sonido de la tierra

El sonido de la tierra

Cuando desperté, la oscuridad continuaba, no se veía reducida en lo más mínimo; creí por un momento que estaba más oscuro que en un principio, pero me equivoque; seguía igual.

 La oscuridad era total, no podía ver absolutamente nada de mí alrededor, intente mirar en todas direcciones, pero la oscuridad era total.

Afine un poco el oído, pues cuando dormí se oían pisadas y murmullos a lo lejos, pero ahora ya no se podía escuchar absolutamente nada. Un silencio espectral era el que rodeaba el lugar. Cualquiera pensaría por el silencio que estaba rodeado de puros muertos.

Intente moverme un poco, pero no sentía mi cuerpo en lo más mínimo; y dado que no podía ver absolutamente nada, era posible que en realidad si me movía, pero no me percataba de ello.

Creo que me levante y avance un poco, pero al no ver ni sentir nada, no estoy seguro de ello. Era lo mismo si estaba caminando o seguía acostado, no podía notar la diferencia.

Imposible el averiguar cuanto tiempo, llevaba en esta situación. Estar en un lugar, en el que no sentía frio ni calor, no escuchaba nada ni veía nada; ni siquiera podía sentir si estaba acostado o caminando.

Desde hace años, creí que si en algún momento me encontraba en una situación como esta, algún espectro se aparecería ante mí, una mano formada únicamente por huesos saliendo de unos trapos antiguos y polvorientos. Un hueso putrefacto que salía de la oscuridad del vacío, solo para tocarme; al tiempo que una voz de ultratumba me llamaba.

Sin embargo, ahora me encontraba en una situación peor en la nada, solo, ¡solo! ¡Soloooooo! Hasta este momento me di cuenta de donde me encontraba, en la soledad absoluta; incapaz de mirar mi propio cuerpo, sin poder llevar mis manos a mi rostro, sin poder correr para salir de este lugar. Inmerso en la oscuridad y soledad absoluta.

Si el infierno existe, este no está en un mundo lleno de llamas, con demonios que te torturan a todo momento, no el infierno debía de ser en donde yo me encontraba; intente gritar y no pude escuchar mi propia voz, era imposible el saber si yo hablaba, si callaba, si gritaba, o si lloraba.

Qué clase de infierno es este, en el que al parecer ni siquiera la locura, podía acudir a mí; en momento así quisiera está loco, pues al menos así vería o escucharía mis propias alucinaciones; en cambio en esta situación ni siquiera eso podía ver.

La desesperación me sobrepaso, intente pensar, pues mis pensamientos era lo único que podía escuchar o mirar, al parecer alguien me había puesto aquí.

Después de pensar, vi que solo había una solución recordar los últimos sonidos que escuche. Después de mucho pensar, solo recordé pasos, sonidos de tristeza, el arrojar objetos ligeros y tirar tierra. ¡Tirar tierra! Esa era la respuesta, a mi situación.

Desafortunadamente, al fin comprendí todo. Yo en verdad estaba muero, en este momento me encontraba en la oscura soledad de mi ataúd, no veía, ni sentía nada por estar aquí y no escuchaba nada porque afuera a esta hora nadie estaba para hacer ruido; y era posible que el sonido de la tierra sobre mi ataúd seria el ultimo ruido que escucharía en esta oscura soledad.

 



#30922 en Otros
#9813 en Relatos cortos
#12994 en Thriller
#5314 en Suspenso

En el texto hay: suspense

Editado: 10.12.2018

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.