El sonido de un corazón vulnerable

Prólogo

La ansiedad, he batallado con ella durante toda mi adolescencia, fue como un virus que se apoderó de todo mi ser, un laberinto del cual no puedo salir, un humo de pensamientos lleno de preocupaciones, miedos y limitaciones.

¿En que momento pasó? ¿cómo? ¿Cuando me convertí en esto? eran las preguntas que siempre me hacía cuando me encerraba a llorar o cuando me desvelaba por las noches.

Es quedarte sin voz cuando intentas hablar, durar horas practicando conversaciones sencillas y quedarte en blanco cuando las cosas no salen como lo habías planeado, no saber que hacer y bloquearte. Evaluar tus acciones y torturarte con ellas, es no ser capaz de quejarte o dar tu opinión, es no querer salir de casa, es querer hacer amigos pero no ser capaz de hablarle a nadie. Es una barrera que te impide ser tú.

Sentirse vulnerable en el mundo, no poder mirar a las personas a los ojos, no poder integrarse, no poder exigir nada, no poder pedir ayuda y tener que enfrentar todo en silencio.

Ni siquiera ser capaz de pedir un café por si sola, hacer el ridículo en cada exposición y soportar las humillaciones sin tener el valor de defenderte.

Mi voz cambia, cambia completamente; muestro una voz quebrada, una voz que no es mia y otras veces simplemente no me sale voz.

Se me hace difícil ir a un sitio sola y ser nueva, me cuesta mucho tan solo saludar. Siento inseguridad cada vez que salgo de casa, cada vez que me veo obligada a interactuar con personas fuera de mi zona de confort. 
 

Es mucho lo que cambio en estas situaciones de como soy yo realmente y quisiera poder mostrarle al mundo mi verdadera faceta pero mi ansiedad me lo impide.
 

Es un logro para mí poder hablar con un desconocido, me hace feliz cada vez que consigo hacer algo por mi misma en público ya que son cosas que normalmente no consigo. 
 

Es difícil encontrar personas con las que pueda sentirme cómoda, con quien pueda ser yo misma, con quienes pueda hablar sin parar, bromear sin sentir inseguridad, sin sentirme juzgada. 
 

Y sobre todo, temía el momento en que tendría que ir a la universidad, todos trataban de convencerme de que sería una buena experiencia y una oportunidad para poder crecer, ser alguien. Sin embargo sabía que en realidad todos estaban asustados por lo que me pasaría, todos en su interior sabían que no era capaz de ejercer otro cambio en mi vida.
 


 




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