Ellos continuaron pensando en lo que iban a hacer mientras que en la mansión Jairem, tan ebrio como se encontraba, le prestó poca atención a lo que pasaba, hizo caso omiso de lo que le decían sus padres, fue a su cuarto, se pegó una ducha fría y se recostó en la cama a descansar y ver como olvidaba todo lo que había sucedido ese día, queriendo que ese día nunca hubiera existido o que haya sido solo una horrible pesadilla.
La belleza de una mujer no está en su figura, en la ropa que viste o en la forma como se peina, aunque muchas personas piensen así están equivocadas, la belleza de una mujer tiene que ser vista en sus ojos, porque son la puerta de su alma, desde allí se logra ver todo lo que se encuentra escondido en su ser.
Es triste cuando una mala decisión te lleva a pasar toda una vida repleta de malos ratos, de amarguras y de sinsabores, lo sorprendente es que todo empieza con esa primera mala decisión, solo eso basta, eso es suficiente y todo lo demás le sigue el mismo camino como una fila de dominós o una pirámide de naipes, solo basta mover la ficha o la carta incorrecta para que todas las demás caigan tras ella. Irónicamente en la vida sucede igual, de la misma forma que en la pirámide o en la fila de domingos una ficha puede decidir la caída o el sostén de las otras, en la vida, una decisión nos puede sumergir en lo más profundo del mar de la desgracia, pero también, nos puede elevar hasta lo más alto de la cima del éxito. Solo basta una decisión, la cosa es ¿cuál de todas las que la vida nos presenta a diario es la correcta?
El tiempo es el único maestro que antes de enseñarnos algo primero nos examina.
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Editado: 05.03.2018