El sosiego de la metrópoli [eclipse]

Capítulo 8

Apesar de no haber rastros del sol se podía sentir una brisa caliente y el calor chocar con la piel, de nuevo era soledad y silencio, sus pasos iban al compás. Puedes sentir lo asfixiante de la ciudad fantasma, todo lo que un día existió pareciera que desapareció. 

-Vayan lento, entramos a la zona de los Eclipsados- avisó Miguel, y se obligaron a guardar silencio absoluto. 

Una señora con el que probablemente era su esposo estaban de pie mirando el cesto de basura, aun conservaban la ropa aunque estuviese rota la mantenían, aquel lugar era un brote como aquellos juegos que poseían generador de monstruos, ver un par de docenas de esos seres en ese lugar daba vibras de una película de terror. 

-Vamos al centro comercial, supongo que encontraremos autos- Anunció Miguel dirigiéndolos a la izquierda. Por lo visto el chico conocía la ciudad después del desastre, lo siguieron hasta llegar al lugar, no había autos era ridículamente imposible, siempre era estacionamiento. 

La mañana era joven y la energía aún estaba al 90, en una pequeña reunión decidieron salir de la ciudad, antes se habían cargado de todo lo importante y necesario por lo cual volver a casa ya no tendría sentido. 
Las calles resultaban extrañas o probablemente no conocían bien su ciudad, farmacias, panaderías, jugueterías, carnicerías y más tiendas que se cruzaban por su camino. 

Estábamos caminando por un callejón cuándo un sonido que volaba sobre nuestras cabezas llamó nuestra atención, era un floating ship, cómo solían llamarlo los que podían tener uno de esos, sólo los había conocido por medio de la televisión cuándo comenzaron a venderlos costaba millones y casi nadie se daba el lujo de tenerlos. 

-Ahora que nos viene- gritó Victoria a través del ruido. Todos tenían terror, se les reflejaba en la cara. 

-No tengo ni la menor idea, pero es mejor que corramos.- Respondí. 

-Tienes razón, vas al mando Di- ordenó Victoria. 
Hizo más corto mi nombre pero no era eso lo que me preocupaba, si no ir a la cabeza. 

-Yo iré por atrás- agregó. 

Todos seguían a Dina, pegados a la pared, corriendo al mismo ritmo, en la retaguardia Victoria se le veía valiente y dispuesta a defender. 

-¿Vicky tienes con que defenderte?-  Preguntó Dina. 

-Por supuesto-. respondió de una manera maléfica.
Tenía un pistola pero no les había contado sobre eso. 
Salieron de la calle para entrar a un callejón y eso no era bueno. El floating ship los perseguía ahora eran dos de esas naves. Rodearon al pequeño grupo de adolescentes, sin salida, sin esquinas cercanas. Uno de los moustros aéreos descendió, Dina con cuchillo en mano comenzó a amenazar. El centro del grupo decidió a atacar con sus diferentes armas. 

Por la parte trasera ya había sonado un disparo, era Victoria. Los tipos que tripulaban el gigantesco moustro bajaron en dos filas cada una con 6 guardias vestidos como policías con sus trajes azules oscuros. Portaban metralletas. 

-¿Que quieren de nosotros?-  preguntó Dina.  


Ninguno de esos tipos respondió, se dirigieron al centro del grupo tomando a las más pequeña, Kay. Sonó un latigazo de Gema, había golpeado al sujeto que raptaba a su amiga, sin embargo, él no hizo nada por defenderse. Pablo tenía una vara y con ella golpeó al secuestrador. Entonces un disparo retumbo en la calle. Dina inspeccionó que todos estuvieran bien, nadie herido fue un disparo al viento. Eso hizo que dejarán de luchar, se llevaban a Kay, la niña focejeaba, lloraba pero nada hizo que el sujeto la soltara. Más de los hombres del traje azul comenzaron a decender del floating ship, llevándose a sus amigos uno por uno. Kay, Gema, Alexis, Dina y Rogelio los llevaron al moustro de adelante, mientras que, Victoria, Miguel, Nicole y Pablo los llevaban al de atrás. 

La nave era gris por dentro, lleno de aparatos que no conocían y otros más que sólo en hospitales podían haber. 

Nos obligaron a sentarnos enfrente de una pantalla, individualmente, parecía que dentro de esta cosa a la que llaman floating ship, habían cuartos. No podía ver a dónde habían llevado a mis amigos, tampoco podía ver por las paredes que nos separaban. 

No tengo idea de lo que quieren hacer con nosotros. Un tipo que se había presentado cómo José, encendió la pantalla, al inicio se dejaba ver la palabra "LUNA". El tipo me pidió que me sentara, no me negué, no quería exponerme a ser dañada. Me ató de pies y manos a la silla y en el cuello me pusó un collarín para evitar los movimientos. Era casi un sufrimiento de tortura como la silla eléctrica. 

-Escucheme señorita, debe ser lo más atenta posible a lo que va a ver aquí.- Dijo José señalando al monitor, lo articuló con dureza. 


Sólo asentí, no quería hablar con ese sujeto.
En la pantalla comenzaron a surgir imágenes que las había visto en pruebas, son ilusiones ópticas, que traman estos tipos. 

-¿Acaso quieren inoptizarnos?- grité con rabia. 

-No, esa no es nuestra intención, pero- se detuvo un instante _ me has dado una idea.- Y se rió.
Su simple presencia me repugnaba y su voz la detestaba. 

Los ojos me ardían a causa de la luz que emitía la pantalla. No podía apartar la vista y tampoco cerrar los ojos, si lo hacía recibía una descarga eléctrica. Sólo se me permitía parpadear una vez por cada cinco minutos. Más y más vídeos de ilusiones e imágenes sin movimiento, pero como por arte de magia comenzaban a moverse. Ya había recibido dos descargas y a la tercera sentí un pinchazo en el brazo.

No se cuánto tiempo más pasó. Desataron mis muñecas era un alivio, mis pies se movían, el hombre me ayudó a ponerme de pie. Me sentí rara, todo a mi alrededor giraba, el piso no dejaba de ondular y mis pisadas caían fuertemente por el mareo, sentí asco, se me revolvió el estómago, sudaba frío, miraba deslizarse una gota de sudor sobre mi nariz hasta que cayó al suelo. Caí un par de veces, mis piernas no respondían, anduve a rastras hasta que volví a ponerme de pie pero solo para volver a caer. Pensé soy Dina tengo 18 años, mi familia desapareció. 

Una mujer me sacó del "floating ship" vi salir a mis compañeros guiados por guardias, sentía que el tiempo ya no transcurría, sentí que flotaba. Han jugado con nuestra mente, somos parte de sus juegos absurdos, nos han utilizado en su experimento, todo eso pasaba por mi mente pero no podía hacer nada, mi cuerpo y mi cerebro no conectaban. 

-Dejenlos aquí.- alguien gritó. 
Sentí tocar el frío y compacto suelo. 

-Muy bien, ahí está bien.- otra vez la voz, y todo se apagó. 

-No pueden contra ti, levántate eres más fuerte que ellos.- Una voz me hablaba, era mi madre, me desperté con un gran suspiro y respirando pesado.



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Editado: 02.09.2024

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