De un golpe se abrió la puerta, todos se despertaron exaltados. Miguel y Pablo salieron a observar el lugar.
_¿Que pasá allí afuera?_ Preguntó Victoria.
_Silencio._ Respondió Miguel. _Trato de escuchar._
Ambos volvieron a entrar.
_Tranquilos, fue sólo el viento._ Comentó Pablo.
_¿Que hora es?_ Preguntó Nicole.
_Una cuarenta._ contestó Alexis. _Vuelvan a dormir mañana nos espera la lluvia._
Todos obedecieron y volvieron a dormir.
_"Corre vienen por ti, aléjate, corre"._
Dina despertó agitada sudando y temerosa.
_¿Qué pasó?._ preguntó Miriam ofreciéndole un vaso con agua.
_Tal vez un sueño o pesadilla pero me advertían de algo o alguien._ respiró profundo antes de seguir hablando. _Me gritaban que corriera._
_Tranquila todo estará bien._ susurró Miriam.
_No Miriam, nada estará bien nunca más._ dijo casi gritando. Se puso de pie y se alejó de su amiga.
_¿De nuevo una pesadilla?_ quiso saber Pablo.
_¿Cómo sabes?._ lo miró extrañada.
_He visto cómo despiertas después de que tienes un mal sueño._ alegó el chico. _¿Que fue está vez?_
_Alguien gritando que corriera._ reveló Dina.
Se miraron y no dijeron ni una palabra más.
_Vamos, tenemos que ir por comida._ Anunció Victoria.
Todo cargaron su mochila sobre sus hombros, tomaron sus armas y abandonaron el lugar. Caminaron bajo la lluvia y el cielo gris, caían rayos por doquier.
_Tengo frío._ apenas terminó de hablar y los dientes le comenzaron a castañear a la pequeña Kay.
_Buscaremos algo para cubrirnos._ comentó Nicole.
No tardaron en encontrar un almacén de ropa y tampoco dudaron en entrar, con algo de suerte encontraron mochilas de piel y algunas gabardinas, jean y playeras, lo mejor fueron los impermeables.
_Busquen los que no tienen color, no queremos llamar la atención._ ordenó Dina.
El sonido de un floating aterrizando, resonó por todo el almacén.
_Silencio, si hay que huir, bajaremos hacía la bodega._ susurró Miguel.
La escotilla rechinó, indicando que se abrió, pronto saldrían.
_Vamos, todos abajo._ ordenó Rogelio. _No hagan mucho ruido._
_Okey._ Alguien respondió de la misma manera.
Caminaron hasta el fondo de la tienda, bajaron por las escaleras.
_Bien, ya estamos aquí, ahora tenemos que guardar más silencio._ anunció Alexis.
Una puerta se abrió como si fuese abierta de una patada, dejando mudos a los jóvenes.
_Mira aquí hay ropa que alguien necesitará._ ¿Sabes de quién hablo?_ dijo uno de los intrusos.
_¿Nosotros?_ respondió su compañero.
_No, imbécil._ gritó el primero que habló. _Nuestros adorados niños._ y se echó a reír.
_Busca unos fósforos._ ordenó
_Toma._ habló el compañero.
Hizo fricción con los cerillos y una flama azul se dejó ver, el humo parecía una hilera blanca pero no siempre iba a ser así, se volverá más peligroso a la par del fuego.
_Charly, mira hay huellas._
_Javier, son nuestras, ingenuo._ respondió frustrado.
_No, ven conducen hacía allá._ alegó Javier señalando a las escaleras.
_Debiste ser más atento, tenemos una barrera de fuego, odio trabajar contigo. Escúchame Patrick, quiero otro compañero._ gritó con furia, como si su jefe fuese a escuchar y atender su petición.
_Tenemos que encontrar otra salida, una de emergencia. Sugirió Dina.
_De acuerdo._ dijeron todos. Gateaban para poder obtener oxígeno, sabían que la vida de cada uno dependía del aire limpio.
_Olvidalo Charly, no entraré ahí._ Dijo Javier con voz decidida.
_¿Que pasa, tienes miedo?_ dijo en tono burlón y se echó a reír.
_No pienso perder la vida por niños que juegan a las escondidillas, si tú quieres hazlo, pero tengo razones por las cuales vivir._ esa fue su respuesta, frustrado por la incomprensión de su compañero.
Charly siguió caminando sin importar las palabras de su colega, tenía el premio en sus manos y no los dejaría ir.
_Si piensas en tu vida, estaré allí afuera._ fueron las últimas palabras de Javier y salió del establecimiento.
Charly comenzó a bajar, cuándo un trozo de madera cayó en las escaleras, lo observó y lo saltó. Llegó a la puerta y golpeó, esta no cedía, golpeó una, otra y otra vez hasta que logró abrirla.
_¿Dónde están?_ gritó el hombre lo que le provocó la tos, había inhalado el humo.
Se quedó quieto por un momento mientras prestaba atención a los sonidos, un gemido irrumpió el silencio, rápidamente fue en busca del dueño de la voz, allí estaba el grupo de jóvenes, caminando por un largo pasillo.
_Ahí están las piezas faltantes_ alegó con un tono espantoso.
_¿Cómo nos llamaste?_ Dina no aguantó más y descargó su ira con un golpe al rostro del sujeto aún sabiendo que el era más alto que ella pero no le importó.
_Así que quieres jugar rudo._ Charly miró a la chica con una mirada desafiante.
Enseguida Miguel sacó su arma como un aviso de que pasaría si tocaba a su compañera.
_No somos presa fácil_ comentó Miguel jalando el gatillo.
La bala se incrustó en la piel del enemigo, una mancha de sangre sobresaltaba en su uniforme, no podía mover el brazo derecho pero tampoco dejaría a los adolescentes huir, el sonido de arriba era escándaloso todo caía a pedazos pronto el fuego llegó a la bodega haciendo que sufrieran intoxicación y del insoportable calor, Charly no se rendía a pesar de que había recibido una bala más en el otro brazo.
_Tienen suerte de que sirvan vivos, si por mí fuera ya hubiera acabado con sus vidas._ Dijo con la respiración agitada y una sonrisa falsa.
_¿Somos piezas? Y ¿Servimos vivos?. ¿Que es lo que traman?_ preguntó Miriam sentía curiosidad por saber cuál era el objetivo de todo.
_Pronto se los dirán._ Dijo riéndose a carcajadas.
El fuego estaba detrás de ellos la temperatura se elevó, parecía un horno.
Justo cuándo Charly se había propuesto volver a hablar una viga de madera cayó sobre su cuerpo haciendo que perdiera la vida.