El Squad del desamor

Capítulo 3: Hopson.

Hoy ha sido un pésimo día, he tenido que salir corriendo en cuanto salí del trabajo, mi Padre ha llegado ebrio a mi casa y mi Madre me ha llamado llorando, está asustada. Insertó la llave, las piernas me tiemblan, siento náuseas y que estoy a punto de desmayarme.

—¡Maldición Bianca, lo único que te pido es que me tengas la comida lista! —ahogó un sofoco, intentó armarme de valor, pero me siento diminuto ante su presencia.

—Discúlpame Armando, pero ya te expliqué que tuve que llevar a Julián a la escuela— mi Madre está agachada intentando no mirarlo.

—¡Pero tienes todo el jodido día, sólo dame de comer y ya! — intentó meterme en la conversación, pero mi Madre me ha hecho un gesto con la mano de que me mantenga tranquilo. Entró a la cocina, mi Padre sabe que estoy ahí, se sienta en la mesa y espera a que mi Madre preparé algo mientras él ve el fútbol en el televisor.

—Hola— intentó sonar sereno.

—Vaya, ya ha llegado Hopson— mi Padre lo dice con un tono hiriente.

—Siéntate hijo, ahorita te sirvo — quiero ayudarle, pero se niega.

—Anda Mamá, puedo ayudarte, ve cómo estás— mi Padre comienza a reírse.

—Si todo el día anda de floja, ¿no la ves?, no tiene la comida hecha — mi Madre agacha la mirada, sé que le ha dolido lo que ha dicho.

—Yo, no.., — las palabras no me salen, quisiera decirle que yo no creo que ella sea floja, más bien él lo es.

—Yo, yo, yo, aprenda a hablar, sea un hombrecito— no quiero mirarlo, siento que un día de estos no voy a soportar e intentaré golpearlo. Mi Padre comienza a ver el partido atentamente y habla de los jugadores con palabras despectivas, siento como mis manos se convierten en puños, pero guardó la calma, no quiero que nos golpee a ambos, siempre que está ebrio se pone violento con nosotros.

—No deberías hablar así Papá, son sólo personas, no deberías hablar de ese modo— siento como el puño de su mano atraviesa mi mejilla.

— ¡Cállate, no te pregunte! —pongo mi mano en mi mejilla para aminorar el ardor.

—No lo hagas enojar, aquí tienen— mi Madre nos sirve una sopa caliente con Nuggets.

—Así me gusta que me tengan miedo — sonríe burlonamente, agita la mano y mi Madre reacciona temerosa. Mi Madre se sienta con nosotros, comenzamos a comer, ambos nos miramos, sabemos lo que sentimos uno y el otro, esto dura sólo unos minutos, él llega, come, se va, vuelve, como una espiral infinita. Sólo queda esperar que el reloj avance, esto va a terminar, esta pesadilla va a esfumarse. Me quedo junto a mi Madre, escuchamos como da el portazo, me siento junto a ella, veo como las lágrimas vienen de nuevo.

—No lo entiendo Hopson, amo a tu Padre, pero no sé qué hacer— sabe lo que debe hacer, debe agarrar sus cosas y las nuestras e irnos, pero al final él se muestra arrepentido, así que lo perdona.

—Ni yo, bueno hay que terminar de comer, después salimos al parque, ¿de acuerdo? — su mirada parece vacía, sé que la mujer que era hace algunos años, ha quedado lejos de este lugar.

—No, debo hacer muchos pendientes, no quiero que tu Padre se vuelva a enojar, mira, si hacemos lo que él dice vamos a evitar todo esto y todo va a estar bien— intentó no molestarme con ella.

—Claro— no sé qué más decirle, sé que si la contradigo va a enojarse conmigo.

—Hijo, ¿podrías llevar a tu hermano al parque?, no te preocupes yo me hago cargo de esto—hago lo que me pide, voy hacia el cuarto de mi hermano, sé que está en su escondite, cada vez que escucha gritos corre hacia el ático. Me dirijo para allá, necesito tranquilizarlo.

—Ven Julián, todo está bien, te lo prometo— lo abrazó, no quiero mentirle, pero es la única forma de tranquilizarlo.

—¿Papá ha golpeado otra vez a Mamá? — frunce el ceño, sé que le molesta igual o más que a mí.

—No pequeño, la he defendido— sé que está vez no lo he hecho, pero intentó no pensar en recuerdos.

—Lo sabía, es que tú eres mi héroe— lo abrazo siento como las lágrimas brotan de mi rostro. Él no dice nada, entiende todo, sabe que no puedo soportar fingir que todo está bien.

—Tú también lo eres—me jala hacia él y me da un beso en la mejilla—. Oye, ¿quieres ir al parque?

—No, no quiero salir, no me siento bien— se sienta en la cama y le sigo.

—¿Qué pasa?

—Es que Alejandra no quiere ser mi amiga— respiró un poco, ya sé qué es lo que sucede, a mi hermano le gusta esa niña, pero ella parece no interesarle. Mi hermano siempre me dice que cuando la ve siente mariposas en el estómago, las manos frías y el corazón palpitante.

—Algún día encontrarás a alguien con quien puedas compartir tus crayolas— trató de no reírme, pero siempre me dice eso cuando habla de niñas.

—¿Tú crees?

—Claro, ¿por qué habría de mentirte?

—Yo no le pegaré, la cuidaré mucho, la abrazaré y le daré todo mi amor.

—Eso no lo dudo— ambos elegimos una película de robótica, le encantan las cosas futuristas, escuchamos el rechinar de la puerta.

—Hola mis amores— su aspecto ha cambiado, parece más tranquila.

—Hola Mamá— decimos al unísono.

— ¿Cómo están? — sabemos a lo que se refiere.

—¿Tú cómo estás? — mi hermano le pregunta.

—Bien, mira, no me paso nada— parece no convencerse del todo.

—Eso fue porqué mi hermano mayor te defendió— abalanza sus pequeñas piernas adelante y atrás.

—Bueno tu Padre a veces se molesta, es normal son cosas de adultos— ambos nos miramos.

—Eso no es verdad, la maestra Sol nos ha dicho que la violencia y los golpes significan que dos personas no se aman— me sorprendo por un momento, es pequeño, pero parece entender esas palabras.

—Mira, hay veces que los adultos discuten y bueno, se les va un poquito la mano— mi hermano niega con la cabeza.

—Papá no te quiere Mamá, pero nosotros sí— mi Madre parece a punto de llorar.

—No digas esas cosas.

—La maestra Sol me lo dijo, yo se lo pregunté, le dije que mi Papá te pegaba— mi Madre y yo nos quedamos sorprendidos.




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