Me estoy mirando al espejo, y veo una gran carga de angustia, me veo claramente y sonrió, ese soy yo, ese que sonríe soy yo. La sonrisa muestra, una cara sin carga, limpia, sin pesares, me dejo de mirar al espejo y salgo del baño.
¿Por qué será que esa sonrisa no persiste?
-Oscar, ¿qué estás haciendo, por qué no venís de una vez, no íbamos a tomar mates?- me dice Lucre, mi querida esposa que no ve que me derrumbo por dentro.
-¿Otra vez melancólico, tomaste bien las pastillas que te dieron, no?
Ella estaba ahí sentada con sus muchos kilos demás, en su juventud fue una joven muy bella, ahora su cuerpo le pasaba factura de una vida de inactividad. Pero eso no me preocupaba, había algo, algo que me faltaba. No tenía ilusiones, metas, vivía abatido, mis ilusiones y metas no se habían cumplido.
El ritual de los mates empezó, por momentos veía a mi esposa, cuando hablaba con ella, y por momentos a la joven de la que me había enamorado. Algo no se perdía en nosotros, estábamos ahí los dos juntos, tapados por nuestras vidas y miedos. Teníamos que volver a ser los que éramos. Estas dos personas que estaban en la mesa no éramos nosotros, sino los substitutos de nosotros.
El que está aquí, en esta mesa cebando mates, es muy distinto al que sonríe al espejo, sin una pizca de carga.
-¿Que nos paso Lucre, siempre fuimos así, o antes éramos otros?
-¿No sé que querés decir Oscar, es porque estoy gorda no?- me lo dice con un tono de reproche.
-No es eso Lucre, es mas hoy te ves más delgada-
Con esa última frase mía, vi esa sonrisa en Lucrecia, la sonrisa de esa joven, de esa joven sin cargas.
Según mis meditaciones y lecturas, las palabras se hacen carne y se convierten en vida. Debíamos aprender a hablar diferente, ella simplemente no creía en todo eso. Solo hablaba mal de sí misma y mal de mí.
Tenía que poner en práctica la teoría, debía vencer al substituto. Diagrame metas, a corto y largo plazo, al mirarme al espejo y ver la claridad de mi sonrisa, me decía cosas positivas. Trataba de capturar el instante, pero las fotos no lo reflejaban, era mi mirada, cuando veía más profundamente a través del espejo, algo mas, algo que el substituto había tapado.
Empezaré por los ejercicios, cuerpo sano, mente sana, palabras de los filósofos griegos de hace miles de años. Había que vencer al substituto, de alguna forma.
Lo que se me ocurrió fue salir a correr.
Y así fue como conocí a Clara, ella era un verdadero ejemplo a seguir, un mujer inteligente. Muy hermosa.
¿Qué es lo que iba a pasar con mi esposa?
Simple esa no era verdaderamente mi esposa, era la substituta de la que había conocido. Mis ojos debían estar en Clara.
Clara era una compañera de la oficina, rápidamente nos hicimos amigos, pero un paso más allá de la amistad, Clara, no quería llegar. Íbamos a ser amigos del trabajo.
Fue pasando el tiempo y me terminé separando de Lucre, pero no era mi esposa, era una substituta de mi esposa. Debía tomar esa decisión. La separación fue muy dura para ella, y para mí, la división de bienes me dejo prácticamente en un pequeñísimo departamento, en un barrio no muy seguro de la ciudad. Pero ese departamento, no era el verdadero, sino que era un substituto.
Un día por la noche me despierto sobresaltado, un pensamiento me invadía, ¿dónde está mi esposa me pregunte? cierto, no lo era, sino que era una substituta. Miro mi pequeño departamento, en bastante mal estado, y pienso ¿Dónde está mi casa? Cierto este departamento es un substituto, no es el verdadero. Cuando voy al baño a mirarme al espejo, veo que ya no encuentro esa sonrisa, oculta.
Y claro... éste no es el verdadero espejo, es un substituto.