Desde un lugar un poco cercano al centro de la ciudad, ahí se encontraba Florentina con algunas personas trabajando y preparando varias cosas. Aunque al principio no habían logrado conseguir casi sobrevivientes, durante su separación, Florentina, junto a Walter y Pepe, habían logrado conseguir a otras personan que no se habían visto afectados por las flores moradas aún.
Siendo que todo parecía estar bien al principio, en realidad solamente fue algo fugaz. Desde que empezaron a crear un cuartel en el cual poder establecerse, utilizaron todos los conocimientos que habían logrado obtener durante su estadía juntos sobre los Flormor y como poder mantenerse alejados de ellos hasta poder contar con la suficiente fuerza como para combatirlos.
Aunque pareciera muy cruel, Florentina comprendía muy bien que debían de llegar a conseguir de alguna manera el conocimiento necesario para poder contar con la fuerza necesaria para contrarrestar cualquier ataque. Es por ello que sería necesario el tener que enviar a algunos de los suyos a que comprobaran si sus métodos que habían encontrado eran lo suficientemente eficaces como para poder poner todo en marcha.
Es con esto en mente que empezaron a experimenta con varias armas para poder mantener a raya a todos los Flormor que quisieran acercarse a ellos y atacarlos. Aunque sabían muy bien que entre los que se habían convertido en Flormor estaban varios de sus amigos y familias, no podían tomarlo a la ligera y decir que debían de tener compasión de ellos.
Esta verdad debía de soportarlo con todo el peso que conllevaba las decisiones que iba a tomar. En este momento, aunque decidiera querer suave con todos, no era algo productivo ni mucho menos eso les podría garantizar la sobrevivencia de los demás. Entre la mentalidad de tener que estar dispuesta a buscar una forma en la cual poder mantener a todos, no podía dudar en ni un momento en qué tipo de acciones tomar siempre y cuando esto llegara a dar como resultado el conseguir que todos pudieran sobrevivir hasta el final.
Pero, entre las cosas que tuvieron que hacer, fue la expedición, donde Walter terminó siendo uno de los Flormor debido a que, en un descuido, terminó siendo capturado por esto y se lo llevaron. Por supuesto que él no fue el único involucrado en esto, pero al final de cuentas, el resultado de esta expedición se pudo notar al ser que lograron conseguir algunos de los artículos que habían sido expulsado de la casa abandona en el momento en que esta terminó quedando en pedazos.
Entre los artículos que obtuvieron fue un par de brochas y un poco de pintura que había almacenada dentro de esta. Aunque parecieran ser tan simples, en realidad podían mantener a los Flormor alejado de ellos. Esto lo había llegado a conocer Florentina durante el tiempo que estuvieron en la casa abandonada. Entre las diferentes misiones que se realizó para poder conseguir algunas cosas sobre los Flromor y todo lo que estaba pasando, llego a darle curiosidad sobre cuál era el secreto que tenía esta casa como para ser capaz de repelerlos. Entre el estar deambulando de un lado para otro, como tratando de encontrar alguna clase de artefacto que fuera impresionante a simple vista y que fuera el responsable de mantener a los Flormor alejados de ellos.
Al pasar de cuarto en cuarto, encontró la pintura y las brochas, al ver que había una cubeta de pintura que estaba abierta, ella lo miró. En sí, tenía puesta la tapa para que no se secara tan rápidamente, pero a su alrededor se podía ver la pintura que se había derramado cuando la usaron. Ella quito la tapa de la cubeta y sólo noto que era pintura común y corriente de agua. Esto no parecía ser nada del otro mundo en ese momento. Hasta que, mientras ella salió por un momento sola y había llevado consigo la pintura, ya que tenía la intención de ir a pintar su casa, la cual aún estaba bien pero era una forma de calmarse y hacerla sentir como si todo estuviera en la normalidad.
Al llegar a su casa, abrió la puerta y entró. Se dirigió a lo que era antes la habitación de sus padres, quería empezar pintando ese lugar. Pero, justa al entrar en la habitación, fue que los vio ahí. Justo en la habitación de sus padres se encontraba un Flormor durmiendo tranquilamente y sin hacer nada más que estar acostado en la cama de sus padres.
Ella, aunque estaba enojada de ver esto, no podía conseguir una forma de quitar su frustración contra el Flormor al ser consciente que era completamente débil ante este si llegara atacar. Por lo que decidió que era mejor alejarse de ese lugar antes de que despertara y terminara en una mala situación. Mientras se volteaba para irse, de pronto sintió una respiración profunda que provenía de atrás de ella. Ella, sintiendo un escalofrío que recorría todo su cuerpo, por un momento llegó a quedarse paralizada mientras sentía como su corazón llegaba a latir cada vez más rápido y sin siquiera sentir que saldría viva de esta situación en la que se encontraba ahora. Florentina, sosteniendo la cubeta de pintura y la brocha con fuerza, se decía a sí mima – cálmate, cálmate. Debes de mantener la calma, no hagas ni un movimiento en falso y tranquilízate si no quieres que el Flormor de verdad venga por ti – luego de eso, ella trato de continua caminando sin mirar atrás.