El sueño de las flores moradas

La noche

Empezaron a aparecer los primeros Flormor. Ellos se escondieron, siempre dentro de la casa, esperando a que no se dieran cuenta de ellos. Pero no podían ver esa oportunidad de no ser vistos. Poco a poco iban acercándose más y más. Cada minuto que pasaba era como un adiós a todo, pero no dejarían que los vencerán sin haber podido luchar primero.

Cuando el primer Flormor atacó, recordaron como había empezado todo. Cada vez eran más y más de ellos. Ya no eran suficientes para continuar luchando hasta, incluso, las armas empezaban a fallar. Conforme la lucha iba creciendo, veían más lejos la posibilidad de volver a ver a todos sus seres queridos y poder regresar a la normalidad. Los Flormor, empezaban a salir de todas partes y, cuando todo parecía el fin, se activo una secuencia de protección de la casa. El cual hizo que los juntara y los tiro, por lo que todos se separaron. Dalo pensó que de todas formas iba a ser su fin. Pero, la casa a la hora de tirarlos, les puso un pequeño propulsor para que no se lastimaran a la hora de aterrizar.

Dalo, por el susto que acaba de tener, no sintió cuando callo ni lo que pasó durante el resto de la noche. Por lo que, al día siguiente, ya se encontraba solo y no sabía dónde estaban los demás. Así que, tan sólo se pudo levantar, corrió a buscar a todos. Aunque no tuvo suerte, eso no lo desanimó y se propuso encontrarlos. Él no pensaba rendirse aún, así que empezó a buscar víveres y objetos para poder defenderse. Lo que le costó más encontrar fue dónde poder refugiarse.

Se tuvo que adentrarse en todo el lugar poco a poco, de esta manera podía conocerlo mejor. Hizo un pequeño mapa, por el momento.,De esta manera podría escapar de los Flormor, si fuera necesario. Dalo suspiro, mientras pensaba - mucho que no me encontraba solo. Bueno, no será por mucho tiempo y, esta vez, no me dejaré rendir tan fácilmente. Porque, esta vez, tengo un motivo por el voy a luchar - grito - ¡amigos, esperen me!, ¡los voy a encontrar y volveremos a luchar juntos hasta el final de esta gran batalla!, ¡así que no mueran! -. Dalo miró aquel atardecer y, cuando empezó a oscurecer, fue al refugio.

Durante aquella noche, no tuvo ningún problema con los Flormor, ya que ellos no se dieron cuenta de su presencia. El refugio iba encontrado, estaba casi a las afueras de aquella ciudad. De esta forma, si fuera descubierto, podría huir con mayor facilidad. Pues en el ciudad había más posibilidades de que llegara a quedar rodeado por muchos de ellos. Así empezaron a pasar los días. Dalo se iba adentrando más y más por la ciudad, buscando a más sobrevivientes. Trato de alejarse lo más que pudo de los Flormor.

Confirme avanzaban los días, iba tratando de no caer en la locura. Pues, al encontrarse solo y no conocer bien el lugar, las esperanzas de encontrarse con los demás, era casi imposible. Dalo se metía en su mente de que todo estaba bien y que no se encontraba solo. De vez en cuando, regresaba donde había empezado desde aquel día. Cuando terminaba de conocer el lugar, salía a otra ciudad. Estuvo intentando buscar el antídoto para los Flormor. Pero, por más que buscaba, las posibilidades de encontrar alguna cura era más difícil. Incluso, llegó a pensar que nunca volverían a la normalidad todos.

Seguía pasando el tiempo, Dalo sacó un cuaderno que llevaba consigo. Abrió el cuaderno y miró la fecha en que se habían separado de los demás, no podía creer que ya habían pasado casi trenes es desde aquel incidente. Se puso a pensar - si nunca hubiera hecho algo así, de seguro todos estuviéramos juntos y no separados. Pero, bueno, dije que no me iba a rendir tan fácilmente. Debo de encontrar a los demás, no fallare esta vez - se sentó en una roca y vio aquella vista del mar. Después de un rato, se  a refugiar. Miró aquel panorama que lo seguía, por todos lados podía ver las flores moradas.

Al siguiente día, continuó con su travesía en busca de sus amigos. Empezó a entrar a un pueblo llamado "Palenque". Se apresuró a buscar un refugio. Al entrar la noche, Dalo sólo escuchaba el ruido que hacían Flormor. Pero, de repente, escucho la voz de Walter. Corrió a ver si era él, pues deseaba poder hablarle a él y, de esta manera, poder contarle todo lo que había pasado en su travesía. Pero se llevó una gran sorpresa, al ver que Walter estaba con Flormor sin ningún problema.

Pensó en acercarse, pero no lo hizo. Pues, al ver sus ojos, se colocaban de color rojo ante la luz de la luna. Dalo quedó en shock, no quería creer lo que veía. Deseaba que todo fuera una mentira y, riendo, abría y cerraba sus ojos pero, sin importar cuántas veces lo hacía, todo seguía igual. Pero logró reaccionar a tiempo, antes de que se dieran cuenta de que él se encontraba ahí. Regreso al refugio que había encontrado e intento dormir.

Al día siguiente, se levantó y fue a revisar todas los casas de aquel lugar. Registro con la esperanza de que lo que había visto en la noche fuera solamente un sueño y no realidad. Pero, después de her buscado en unas cuantas casas, encontró a Walter durmiendo con otros. No sabía si despertarlo o no, por temor de que fuera un Flormor. Se acercó y, dejando sus miedo atrás, le habló. Walter no despertaba, Dalo se acercó más y, viendo su rostro, se pudo dar cuenta de que tenía los dientes puntiagudos.

Dalo, recordando cuando estuvo vigilo a su familia, agarro un pedazo de vidrio roto y lastimó el brazo derecho de Walter. El brazo comenzó a verse como la herida sanaba rápidamente. Dalo ya no tuvo más duda al ver esto, ahora Walter era un Flormor. Se paró y dijo - perdóname Walter. Si no hubiera sido egoísta, nada de esto hubiera pasado. Pero te prometo que encontraré la forma de volverte a la normalidad -. Dalo salió de aquella casa y, mirando las calles, empezó a hacer su mapa lo más rápido posible. Pues, quería poder encontrar a los demás lo antes posible y, de esta manera, buscar el antídoto para salvar a Walter.

Dalo, al caer la noche, no pudo regresar al refugio, ya que había avanzado bastante y no había tenido tiempo de volver. No tuvo otra opción, que irse a resguardarse ahí. Pero, ya que le había entrado la noche, empezaron a salir los Flormor. Dalo, al darse cuenta, ya había varios de ellos en todo el lugar. Dalo pensó - no puede ser, ahora no me será fácil escapar de aquí. Voy a tratar de no llamarles la atención, mientras aún no se han dado cuenta de que estoy aquí -. Dalo continuó caminando con mucha precaución, se l contrario, se darían cuenta de que él estaba ahí.




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