Siento cómo el aire toca mi cara junto con mi cuerpo, al estar acostada en el pasto puedo sentir el sol en todo mi cuerpo, es muy fuerte la luz que decido cubrirme con mi mano el sol es muy fuerte casi no puedo ver. Exhalo con gran fuerza quiero sacar todo el aire que tengo guardado dentro de mí, decido sentarme para poder ver a mi alrededor. Abro mis ojos lentamente y ahí está un lugar muy hermoso no sé porque empiezo a llorar desesperada mente, decido abrazar mis piernas y limpiarme las lágrimas que están en mi cara, este lugar es… es tan hermoso no puedo creer lo que estoy viendo volteo hacia todos lados no puedo ver nada a mí alrededor, al dirigir mi vista hacia al frente de mi, puedo ver la silueta de alguien que está moviendo su mano…
- ¿Qué es eso?... ¿quién es él? … Decido voltearme para ver si ahí alguien a tras de mi ala mejor le habla a esa persona.
- ¡Ada!... mamá … - ya no puedo escuchar esa voz quien me dijo mamá.
¿Me está hablando? No… no quiero voltear… o si quiero… de quien es esa voz…
- ¡Ada!, más te vale que ya estés despierta.
- ¿Mamá?
Despierto sobresaltada, mi mamá está a mis pies gritándome.
- Perdón mamá ya voy.
- Apúrate tenemos que irnos.
Este día estaba muy soleado; el sol tenía sus rayos de luz muy fuerte. Mi familia y yo vamos a ir a otro lugar porque donde estamos ya no encontramos agua ni comida. Un día mi papá con todo el clan de los hombres que lo conformaban, mi hermano, tío y primos trajeron mucha comida; dijeron que estaban al lado donde se encontraba el río que no tenía mucho tiempo que se secó, los animales murieron de sed y para mi familia eso era una señal de que teníamos que irnos a buscar en otro lado para vivir.
Todos los neandertales hombres tienen sus parejas he hijos grandes y la mayoría son chiquitos que yo cuidaba por ser la niña mayor de todos ellos, unos que otros hombres se quedaban con nosotras, pero solo para que los niños chiquitos les enseñaban a casar para cuando cumplan la mayoría de edad ellos casaran después, cuando un miembro de la familia se encuentre mal para que podemos comer algo.
Llevamos lo necesario y lo que quedaba de comida esperábamos sobrevivir hasta encontrar agua para poder volver a nuestra vida normal que teníamos antes de que se secara el agua.
- Hola papá.
- Ya Ada vámonos.
- Ya voy.
- Ya tienes toda tu comida.
- Sí.
- ¡Muy bien familia!, ¡vámonos!.
- No puedo creer que nos vallamos de nuestra cueva aquí esta toda nuestra vida.
- Ada ya sabes por qué lo hacemos, tenemos que mantenernos juntos.
- Ella que va a saber si es una simple niña chiquita que no sabe nada.
- Cállate Alden y camina que estás estorbando el camino.
Me enoja escuchar esas palabras de mi tío pero a la vez me rio por como me defienden mis padres, pero aun así… no voy a demostrarle que me dolieron sus palabras decido voltearme e ignorarlo como siempre lo hago.
- ¡Ada!… puedo caminar contigo – suena una voz alegre con emoción.
- Claro que si Abie.
Abie es la hija menor de mi tío Alden.
- Estás triste Ada.
- No Abie ¿Por qué?
- Tu cara no es igual que los otros días… es porque nos vamos de la cueva.
- Sí…
- Pero papá dice que es lo mejor o nos moriremos.
- No creas todo lo que diga tu padre Abie.
- Sí… dice que soy muy débil y que me quede a lado de mamá para que la ayude a…
- Abie ven vamos a jugar.
- ¡Si!
- ¡Silencio!...
Hemos estado caminando por mucho tiempo no reconozco los lugares en donde nos encontrábamos, nunca he estado por aquí empecé a ver el cielo, empezaba a caer la noche; los hombres de nuestra familia, entraban a cada cueva que encontrábamos para podernos refugiar del frío y alejarnos de los animales peligrosos, ya que no sabíamos si nos van a atacar por la comida que llevamos; estoy muy asustada, también cansada tengo mucha hambre, quiero descansar y dormir un poco.
- Miren.
- ¡Andando!
Mi padre encontró una cueva que se encontraba muy alejado del suelo, así los animales peligrosos no nos podrán alcanzar, así que para asegurarse que no haya ningún peligro adentro de la cueva los hombres entraban a cada una de ellas.
- ¡La cueva está sola!.
Si… podremos descansar por fin y estaremos a salvo, no quería desanimarme sé que será nuestro nuevo hogar. Entramos rápido nos fuimos acomodando a nuestro gusto, al fondo de la cueva se colocaron los niños chiquitos y los papas enfrente de ellos para cuidarlos yo escogí estar cercas de la entrada como siempre me ha gustado.