El susurro de la Lluvia

CAPÍTULO XXIV

Alessandro

Un piano era todo lo que sonaba en esta vacía casa; me dirigí hacia la habitación de la cual provenía el sonido y ahí encontré a Leandro.

La habitación era un desorden; ropa por todo lado; pedazos de botellas de alcohol esparcidos por toda el área. El pelirrojo no había sentido mi presencia; su rostro estaba recostado sobre el piano; sus manos se quedaron quietas y el sollozo de un corazón roto era lo único que se oía.

—Leandro…— trate de llamarlo pero su mirada no se dirigió a mí; ni siquiera alzó el rostro al oírme hablar. —Por favor tienes que hablar con todos nosotros…

—Para ti es fácil; Alessandro… Toda tu maldita vida has vivido en un sueño; una realidad alterada. —Su voz destilaba odio hacia mí; no, hacía el mundo en general. —Nunca has sabido lo que es tener padres que no se amaron; hermanos que intentaron matarte y amigos que dijeron ser leales a tí. Mi vida ha sido una cruel mentira.

Su rostro se separó del instrumento y su mirada apagada se fijó en mí; su boca se curvó en una pequeña sonrisa.

—Vittoria nunca me amó realmente; Luka será perdonado luego de todo el daño que le hizo a Eliana y tú vives en una burbuja de amor con la ex mujer de la persona que mató a tú madre dos años atrás…

Mi cuerpo se paralizó en ese instante ¿cómo sabía Leandro quien era el culpable del accidente ? Millones de dudas salían de mi cabeza más la respuesta nunca llegó.

—Mi padre; el dueño de unos hoteles increíbles viajó a Italia— Leandro inició contando una historia que nadie había escuchado de él. —Violentó horriblemente a mi madre y de ahí nací yo; un bastardo que cuando su madre quiso buscar al padre ausente que me devolvió, se dió cuenta que este tenía una familia de dos hijos… Él los adoraba más que nadie en el mundo.

Su leve sonrisa desapareció por completo y las ganas de llorar lo invadieron; tomando leves respiros para seguir hablando. Lentamente me acerqué a él sentándome a su lado; esperando a que continuara con su historia.

—Mi madre metió sus narices en ese matrimonio y la esposa de ese hombre la amenazó con matarla si decía o trataba de exponer a su esposo, mientras que este juraba amar a su esposa y no ser capaz de engañarla nunca. Su hijo mayor aún siendo menor que yo solía golpearme cada que podía; su hija menor dañaba cada cosa que yo tenía; su madre amenazaba constantemente a la mía y él nunca hacía nada, yo no existía para él. No era siquiera un error en su vida en el cual pensará.

Las lágrimas caían sobre las teclas del instrumento mientras que sus manos se apretaban hasta más no poder para evitar sentir todo eso. Desde niño reprime sus emociones y ahora no puede aceptar que lo estén sobrepasando… Mis ojos se encontraban fijos en las partituras del libro, la canción “” era todo lo que llamaba mi atención.

—Cuando me devolvieron a mi madre y regresamos a Italia; mi vida había mejorado relativamente, los conocí a ustedes, a Vittoria, conseguí una beca en la escuela que ustedes participaban. Todo parecía ir sumamente bien pero no; mi madre se enfermó por el exceso de trabajo, me enamoré de una mujer que ahora está enamorada de otro chico y mi vida se ha ido a la mierda.

En ese momento lo único que podía hacer era callar y escuchar; mi presencia podía ser su único consuelo y mi silencio su único compañero.

—Alessandro… ¿Me odias por ser el hermano de ese hombre? —Su voz tembló; el miedo de perdernos a todos lo carcomía —Yo sabía que ellos deseaban deshacerse de una mujer más nunca supe de quien, vivía con el miedo de que fuera mi madre.

—Yo, esto estaba fuera de nuestras manos,descubriste quién era el objetivo muy tarde y yo, jamás podría odiarte Leandro .

Lo acompañé en su agonía hasta que pareció quedarse dormido, lo cargué hasta la habitación más cercana y lo arropé.

Mi madre fue asesinada por el padre y hermano de Leandro, por el primer amor de mi primer amor. La vida parecía querer jugar con mi paciencia.

Me dirigí hacia mi habitación ahí Bambú me esperaba emocionado, la oscura habitación empezó a iluminarse con los rayos de luz que entraban, la madrugada parecía terminar pronto.

Mi celular alumbró con un mensaje de mi ojiverde favorita.

¿Estás bien?

¿Lo estaba? Realmente no sabía ni cómo me sentía; en un inicio al saber que Samara fue novia de ese chico lo único que pensé fue “esta es mi venganza” tú me quitas a mi madre y yo te quito lo que más has amado, creí ser un ganador, pero no. La sensación de pesadez llenaba la habitación no estaba lejos de parecer un cuarto de terror.

Y en el mar de pensamientos me quedé profundamente dormido…

En mi sueño mi madre aparecía y consolaba todas las emociones negativas que tenía.

Me di cuenta de que no deseo despertar por primera vez en mi vida.




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