La aldea de Selene se despertaba lentamente bajo el suave abrazo del amanecer. Las primeras luces del día filtraban a través de los árboles, tiñendo el cielo con tonos dorados y rosados. Sin embargo, para Lyra, la verdadera magia ocurría bajo el manto estrellado de la noche. Desde su ventana, miraba hacia el cielo, donde las estrellas brillaban con un fulgor casi palpable, como si susurros antiguos recorrieran el aire.
“Es hora de levantarse, Lyra”, llamó su madre desde la planta baja, su voz cálida y melodiosa resonando por la casa. Pero Lyra no podía apartar la vista del firmamento. Anhelaba que la noche llegara pronto, deseando escuchar los secretos que las estrellas tenían para ella.
Con un suspiro resignado, se levantó de su cama y se preparó para otro día en la aldea. Se ató el largo cabello rubio en una trenza deshecha y se vistió con un sencillo vestido azul que resaltaba sus ojos. Mientras bajaba las escaleras, sintió una punzada de emoción en su pecho; era un día especial. Esta noche habría una celebración en honor a la llegada de la primavera, y el cielo se llenaría de luces brillantes.
Después del desayuno, Lyra ayudó a su madre en el mercado local, vendiendo flores frescas y hierbas aromáticas a los aldeanos. Las risas y los murmullos llenaban el aire mientras los niños jugaban y los adultos intercambiaban historias. Sin embargo, en lo profundo de su ser, Lyra sentía una inquietud creciente. Había algo diferente en el aire, como si las estrellas mismas estuvieran llamándola.
Al caer la tarde, mientras ayudaba a preparar decoraciones para la celebración nocturna, una sombra se deslizó por el borde de su visión. Al girar la cabeza, vio a un extraño observándola desde lejos. Era un joven alto con cabello negro rizado que caía sobre su frente y unos ojos verdes que parecían brillar con una luz propia. Su mirada era intensa y profunda, como si pudiera ver dentro del alma de Lyra.
Ella sintió un escalofrío recorrer su espalda; había algo en él que la atraía irresistiblemente. Sin pensarlo dos veces, se acercó un poco más al borde del mercado.
“¿Quién eres?” preguntó con curiosidad contenida.
El joven sonrió levemente; sus labios formaron una curva sutil pero intrigante. “Soy Orion”, respondió con voz suave pero firme. “He viajado desde tierras lejanas en busca de respuestas”.
“¿Respuestas sobre qué?” inquirió Lyra, sintiendo que cada palabra que intercambiaban era pesada con significado.
“Sobre el equilibrio entre nuestros mundos”, dijo él, su mirada intensa nunca apartándose de la suya. “Y sobre ti”.
Las palabras resonaron en el corazón de Lyra como un eco distante. ¿Cómo podía él saber algo sobre ella? Pero antes de que pudiera formular más preguntas, Orion dio un paso atrás.
“Esta noche habrá más estrellas que nunca”, dijo antes de desaparecer entre la multitud.
Lyra sintió que su corazón latía con fuerza mientras lo observaba alejarse. Había algo en él que despertaba una chispa dentro de ella, un anhelo por descubrir lo desconocido. La celebración nocturna ya no era solo una simple festividad; ahora llevaba consigo un nuevo significado.
Mientras caía la noche y las primeras estrellas comenzaban a brillar en el cielo oscuro, Lyra sabía que esta sería una noche que cambiaría su vida para siempre.
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Espero que les guste este primer capítulo...