Diez semanas habían pasado desde que Lyra y Orion decidieron construir su hogar en la colina. Con la ayuda de sus amigos Elena, Mateo y la mejor amiga de Lyra, Mara, el lugar había cobrado vida. Las risas y la camaradería resonaban en cada rincón mientras trabajaban juntos, levantando paredes y creando espacios llenos de amor.
Era una mañana soleada cuando finalizaron la construcción. La casa, con su fachada de madera cálida y ventanas grandes que dejaban entrar la luz natural, se alzaba orgullosa en medio del paisaje. Lyra y Orion se miraron con satisfacción, sabiendo que cada clavo y cada tabla estaban impregnados de esfuerzo y sueños compartidos.
“¡Lo logramos!”, exclamó Lyra mientras giraba sobre sí misma en el jardín recién sembrado. “Es más hermosa de lo que imaginé”.
“Y lo mejor de todo es que lo hicimos juntos”, respondió Orion, abrazándola con fuerza. “No solo construimos una casa; creamos un hogar”.
Mientras sus amigos llegaban para celebrar la finalización del proyecto con una pequeña fiesta en el jardín, la alegría era palpable. La mesa estaba llena de deliciosos platillos preparados por Elena y Mara, y las risas llenaban el aire.
Durante la celebración, Lyra se sintió un poco diferente. Había estado experimentando algunas náuseas matutinas en las últimas semanas, pero había asumido que era el resultado del estrés y el cansancio. Sin embargo, a medida que los días pasaban, esa sensación no desaparecía.
Fue dos semanas después de la fiesta cuando decidió hacerse una prueba de embarazo. Orion estaba en el taller organizando algunas herramientas cuando ella entró al baño con el pequeño test en mano. El silencio fue ensordecedor mientras esperaba los resultados.
Cuando finalmente vio las dos líneas rosas aparecer, su corazón dio un vuelco. ¡Estaba embarazada! Una mezcla de emoción y nervios la invadió. Sabía que esta noticia cambiaría todo para ellos.
Con una sonrisa radiante en su rostro, salió del baño y buscó a Orion. Lo encontró revisando algunos planos en la mesa del comedor. “Orion”, dijo con voz temblorosa.
Él levantó la vista, notando su expresión iluminada. “¿Qué pasa? Te veo diferente”.
“Creo… creo que tenemos algo increíble que celebrar”, empezó Lyra, tratando de contener su emoción.
Orion se acercó a ella, frunciendo el ceño con curiosidad. “¿Qué es? Dímelo”.
“Estoy embarazada”, anunció ella, dejando caer las palabras como si fueran una lluvia de estrellas.
El tiempo pareció detenerse por un momento antes de que Orion rompiera en una sonrisa tan amplia que iluminó toda la habitación. “¿En serio? ¡Esto es maravilloso!”, exclamó mientras tomaba su rostro entre sus manos. “¡Vamos a ser padres!”
Lyra sintió cómo las lágrimas brotaban de felicidad mientras él la abrazaba fuertemente. Era un momento perfecto lleno de amor y promesas para el futuro.
A medida que los días avanzaban, comenzaron a planear su nueva vida como padres. Hablaban sobre cómo decorarían la habitación del bebé y qué nombre le pondrían. La casa ya estaba llena de risas e historias compartidas; ahora también estaría llena de sueños sobre su hijo o hija.
Mara fue una de las primeras personas a las que le contaron la noticia. Ella saltó de alegría al enterarse y comenzó a hacer planes para organizar un pequeño baby shower en honor a Lyra.
“¡No puedo esperar para llenar esa casa con juegos y risas infantiles!”, dijo Mara emocionada mientras abrazaba fuertemente a Lyra.
Los días transcurrieron entre preparativos y momentos felices compartidos con amigos. La casa no solo era un refugio físico sino también un símbolo del nuevo capítulo que estaban comenzando juntos.
Mientras miraban hacia el futuro desde su hogar recién construido, tanto Lyra como Orion sabían que cada día traería nuevos desafíos y alegrías. Estaban listos para enfrentar todo lo que viniera juntos como familia.
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