El susurro de las luciérnagas

Capítulo 6 — La noche que no terminó

El sonido del reloj seguía retrocediendo, cada tic un golpe en el pecho.

Lucía respiraba con dificultad, la linterna parpadeando en su mano.

El vestido en el baúl seguía allí, empapado, como si acabara de sacarse del lago.

Las imágenes comenzaron a mezclarse en su cabeza: el fuego, los gritos, su abuela corriendo, las luces danzando sobre el agua.

Fragmentos de una memoria que nunca quiso recordar.

Cerró los ojos.

Y el sótano desapareció.

—Lucía… —una voz infantil la llamó desde la distancia.

Cuando los abrió, ya no estaba en el presente.

Estaba en el pasado.

Tenía el cuerpo de una niña de doce años, descalza, con un farol en la mano, parada frente al lago iluminado por miles de luciérnagas.

A su lado, tres niños jugaban entre risas.

Uno de ellos sostenía una caja de madera igual al baúl del sótano.

Lucía —la niña— reía también, hasta que escuchó un murmullo en el viento.

“Prométanme que no nos olvidarán.”

La risa se detuvo.

Las luciérnagas se agruparon sobre el agua, formando un círculo luminoso.

De ese círculo emergió una figura, transparente, con ojos vacíos y una sonrisa imposible.

Los otros niños gritaron.

Lucía soltó el farol.

El fuego se extendió sobre el pasto, y en segundos el bosque entero ardía.

Su abuela la encontró horas después, temblando junto al lago, sin poder hablar.

Los otros tres niños nunca aparecieron.

—Fue un accidente —le dijeron.

Pero su abuela sabía que no.

“Si las luciérnagas vuelven, será por ti”, le advirtió antes de enviarla lejos.

El eco de esas palabras la trajo de vuelta al sótano.

Lucía cayó de rodillas, llorando.

—Yo no quise… —susurró.

El reloj se detuvo.

El silencio fue tan denso que casi dolía.

Entonces, el vestido en el baúl se movió.

De entre la tela salió una pequeña mano, pálida, húmeda, que se aferró al borde de la caja.

Y una voz, dulce y cruel a la vez, dijo:

“Prometiste no olvidarnos, Lucía. Ahora cumplirás tu promesa.”

La linterna cayó al suelo, y la oscuridad se llenó de pasos pequeños, risas infantiles… y luces que empezaban a flotar alrededor.

Lucía gritó, pero el sonido se perdió entre los susurros del bosque.



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En el texto hay: misterio, suspenso, terror

Editado: 15.10.2025

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