El Susurro de las Sombras I

Clara

La vieja casona de los Moreira se alzaba en el borde del pueblo, donde la vegetación comenzaba a devorar el camino de piedra que llevaba a sus puertas. Era un edificio robusto, de muros gruesos y ventanas angostas, cuyas persianas de madera crujían con el viento nocturno. Nadie en el pueblo se acercaba demasiado; decían que la casa tenía vida propia, una vida oscura y hambrienta.

Clara, una joven antropóloga obsesionada con las leyendas locales, decidió pasar una noche allí para demostrar que las historias no eran más que supersticiones. Con su equipo de grabación y una linterna potente, se adentró en la casona al caer la tarde.

El aire dentro de la casa era denso, impregnado de humedad y un aroma indefinible, mezcla de polvo y algo más antiguo, quizás podrido. Clara encendió su linterna, revelando un salón amplio con muebles cubiertos de sábanas blancas, como espectros esperando a ser despertados. Cada paso que daba hacía que el suelo de madera crujiera, resonando como un lamento en el silencio sepulcral.

Montó su cámara en un rincón y empezó a explorar, hablando en voz alta para el registro. Subió las escaleras, las cuales parecían gemir bajo su peso, y llegó a una habitación en la planta alta. Las paredes estaban cubiertas de papel tapiz descolorido y desgarrado, y una cama con un colchón raído dominaba el centro de la estancia.

Instaló otra cámara en esa habitación y se sentó en la cama. Mientras revisaba sus notas, un susurro suave como el roce de hojas secas llegó a sus oídos. Levantó la mirada, pero no vio nada. El susurro se convirtió en un murmullo, palabras ininteligibles que flotaban en el aire. Decidida a no dejarse asustar, Clara encendió su linterna y recorrió el haz de luz por la habitación.

Entonces lo vio. Una figura translúcida, apenas una sombra, pero con una presencia innegable, flotaba en el rincón más oscuro. Parecía observarla con una intensidad que traspasaba el velo de la muerte.

Clara sintió un frío que le calaba hasta los huesos. Intentó hablarle, preguntarle quién era, pero su voz salió quebrada y débil. La sombra avanzó lentamente, y el murmullo se hizo más fuerte, más claro. No eran palabras en ningún idioma conocido; era un llamado, una demanda que resonaba en lo más profundo de su ser.

De repente, la linterna de Clara parpadeó y se apagó. El murmullo se convirtió en un grito ensordecedor, un alarido de desesperación que la envolvió por completo. Intentó moverse, pero sus piernas no respondían. Una fuerza invisible la mantenía clavada en el suelo.

La sombra se acercó tanto que Clara pudo sentir su aliento gélido en su rostro. Los ojos espectrales se clavaron en los suyos, y en ese momento, Clara entendió. No era una entidad benigna; era una presencia atrapada entre mundos, buscando desesperadamente una salida, y había fijado su mirada en ella.

Con un último esfuerzo, Clara alcanzó su cámara y activó la luz de emergencia. El destello rojo iluminó la habitación, y por un instante, la sombra pareció desvanecerse. Aprovechando ese momento de debilidad, Clara corrió escaleras abajo, tropezando con los peldaños en su desesperación por escapar.

Al salir de la casona, el aire nocturno la golpeó con una ferocidad inesperada, despejando el terror que la había paralizado. Clara nunca volvió a poner un pie en la casa de los Moreira, pero algo de esa noche quedó impregnado en su alma. Los murmullos, el susurro de las sombras, la seguían dondequiera que fuera, recordándole que algunas puertas, una vez abiertas, no pueden cerrarse del todo.

Las leyendas del pueblo adquirieron un nuevo matiz de veracidad después de aquella noche. Y Clara, con el rostro marcado por una comprensión aterradora, dejó de buscar respuestas en lo desconocido. Sabía que algunas verdades estaban mejor enterradas, en el olvido y la oscuridad de lugares donde la luz nunca se atrevería a entrar.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.