Creo que me había dejado llevar con mucha facilidad por la locura, mi año de locos no me había permitido pensar demasiado, pero cuando el primer día de diciembre llegó, la melancolía que invadió mi cuerpo, me puso en un absurdo aprieto.
Mi cabeza martilla lento y tortuosamente, y en mi campo de visión apareció lo que menos esperaba. La foto no se veía tan mal, estaba peinada y parecía una mujer de negocios, y en primera plana, por primera vez en meses no veía mi foto junto a la de Edward Angello en alguna revista de cotilleos, esta parecía ser una foto con un enfoque más profesional.
─ ¿Cuánto cuesta? ─le pregunte a la joven vendedora detrás de un mostrador. Las luces del aeropuerto hacen arder mis ojos, los ojos sorprendidos de la chica hicieron palpitar un poco más el dolor de cabeza que iniciaba. Que sea una vendedora normal, que sea una vendedora normal por favor.
─ ¡Por Dios! ¡Es Lena Henz! ─sonrío de lado─. He leído todos sus libros y cada semana leo su edición de consejos literarios, ¡Los eh coleccionado todos! ¿Me darías tu autógrafo?
─Claro... ─ mantuve mi sonrisa tranquila y ella me paso “las aventuras de un anónimo”─. ¿Nombre?
─Tinna ─ “Gracias por dedicarle un poco de tiempo a mis escritos, con cariño... A. Elena Henz”
─Muchísimas gracias ─chilló emocionada y no pude evitar pensar en mis veintes detrás del mostrador de cosas de playa de un hotel. Justo ese jodido ego que da poder conocer “celebridades”.
─De nada, ¿Cuánto cuesta la revista?
─No es nada, y no ínsitas.
─Muchas gracias Tinna, que pases buena tarde.
Lo que de menos ganas tengo es de insistir, o de seguir hablando.
Caminé a la entrada del avión. Anhelada tranquilidad. Creo que mis piernas y trasero agradecieron el contacto con la cómoda silla de primera clase, debo admitir que aún conservo la resaca de hace tres días.
"A poco tiempo estamos de conocer el prometedor trabajo de la exitosa escritora y editora Lena Henz; la secuela de “Las aventuras de una anónimo”. El primer tomo fue de un gran éxito. La revelación de muchas aventuras, hermosas historias y muchos consejos, además de la revelación de Elena al mundo literario... Se espera con ansias que enero muestre si Elena creara nuevamente un hit o un fracaso literario ¿Usted qué cree?"
¿Prometedora? este nuevo tomo debe rebasar cualquier lista. Debe ser simplemente la genialidad perfecta, eso que cierre el telón de mi inicio, y abra paso al afianzamiento de mi gran carrera.
Ashley se había ido.
El avión aterrizo y llego el infernal calor. Como extrañé el maldito y terrorífico clima de mi ciudad natal. Pude sentir mis mejillas calentarse, y el solitario aeropuerto seguía tan solitario como ocho años atrás cuando hice maletas y dije adiós.
Afuera ya estaba esperando el maravilloso jeep negro que había alquilado, la solitaria carretera transmitía puro calor. Solo un par de kilómetros más.
No sabía en qué momento había tomado la absurda idea de venir a casa de vacaciones. Llevaba ocho años evitándolo, evitando el pueblo “que me vio nacer” simplemente por no revivir cada idiota parte de mis miserables primeros años de vida.
El cómodo asiento del auto y el viento golpeteando contra mi rostro era una sensación maravillosa, de esas maravillosas sensaciones que te producen ganas de cerrar los ojos y simplemente disfrutar.
“─Ey Ash, abre los ojos, a este paso nunca aprenderás a conducir, y siempre tendré que estar de tu idiota chofer”.
Asthon siempre diría eso. Mi tan extrañado hermanito.
Hay días en los que como mi madre dice, amaneces con los apellidos volteados, hay días en los que simplemente quieres desaparecer, o que sientes que es lo único necesario en tu vida, el problema de esos días es cuando se convierten en meses, en años, y cuando todo lo que tienes son autoproclamaciones de dolor, y es también cuando debemos darnos cuenta que estamos cayendo bajo. Y yo caí.
Tenía diecisiete años cuando sentí que mi mundo estaba jodido por completo, quiza solo eran las ganas locas de una lectora empedernida de llenar de aventuras su memoria, y conseguir aquello que los libros y peliculas pintaban de maravilloso, sabia que esa vida de ensueños no la conseguiría en la universidad estatal de la ciudad a dos horas del pueblo. No fui valiente, solo quería huir, quería sonrisas sinceras por cada cosa que había echado por la borda la tristeza, por las sonrisas que me saca escuchar Bach, Fur Elise, o cualquier soneto del que en el fondo no entendía nada, pero era majestuoso. Cuando me fui quería recuperara la magia, esa de tener la posibilidad de leer por horas y transformarme, de ver más color que el de la melancolía. Solo necesitaba huir, y así lo hice.
Hice maletas, y tome lo necesario, mi mochila, mi libreta, una caja de cigarros, y mi amado reproductor, y lo sé. Sueno como cliché. Por eso las aventuras de un anónimo pudo convertirse en una genialidad, porque hice de mis propios momentos un cliché, pero ese cliché, era vivir.
Cuando huyes a veces hay más miedo que libertad, más sonidos de gritos de tu madre que emocionantes escapadas, conoces más el hambre, y te jodes, porque nada es tan cliché como lo pintan. Nada es tan perfecto como aparenta, y lo peor de huir, es que pase lo que pase, sabes que debes volver. Aunque no extrañes nada, y sientas que nadie te extraña, algo te atrae, porque algo dejaste, y algo necesitaras de ese lugar.