El susurro del fin

LA SOLEDAD

Mackenzie estaba volviendo a la sala de reuniones y notó una silueta por el pasillo.

—¿Inspeccionando a esta hora?

—Alguien tiene que hacerlo.

Era Enzo. Sus cabellos oscuros brillaban a la luz de la luna. Siempre tenía una mirada seria pero no intimidante, más bien parecía aburrido o con mucho sueño.

—¿Tu no duermes?

Él se encogió de hombros.

—El silencio a veces suena peor que los gruñidos allá afuera.

—Que rara forma de dar calma.

—No vine a dar calma— dijo sonriendo un poco para dar una media vuelta e irse.

¿Qué comprendes por "soledad"? Muchos dicen que es un sentimiento de carencia voluntaria o involuntaria que logra provocar melancolía, tristeza, aislamiento y falta de integración social.

Soledad emocional.

Soledad existencial.

Soledad positiva.

Soledad crónica.

Soledad transitoria.

El problema de esto, es que la "soledad" es bruscamente confundida con la "solitud" Una persona con "soledad" es alguien que padece de cariño, alguien que quiere no estarlo. Sufren estando solos, arriesgan su salud mental, no tienen lo que es confianza en sí mismos. Es un sentimiento de incomprensión, tristeza e inseguridad. En cambio, la solitud es...

─ ¿No puedes dormir, Silver? ─ la voz de Finn aparece tras la chica de cabello largo. Silencio.

─ ¿Por qué me llamas "Silver"? —pregunta Mac sorprendida.

─ Silver te queda bien.

─ ¿Así que me pones apodos ahora?

─ ¿Es tan raro? A veces las personas son solo eso, apodos. ─ Finn se encoge de hombros, con aire despreocupado. ─ ¿Qué pasa con tu amigo?

─ ¿Qué amigo?

─ El chico rubio... ¿cómo era que se llamaba?

─ John.

─ Qué rápida eres. Ese chico...

─ ¿Qué pasa con él?

─ ¿Recuerdas mi nombre?

─ ¿Qué?

─ Si recuerdas mi nombre. ─ Finn se acerca un paso más.

─ Nelson.

─ Finn.

─ ¿Finn?

─ Finn Nelson. Solo eso. ─ Ahora está a pocos centímetros de ella.

─ ¿Y qué pasa con "Nolan"? ¿Todos tienen un apodo aquí? ─ Mac esquiva la mirada mientras observa por la ventana.

─ ¿Qué te asusta?

─ En estos momentos... tu presencia.

─ ¿Quieres que me vaya? ─ Finn la mira fijamente por un momento, el silencio entre ellos se alarga. ─ No contestes.

─ Bien. ─ Mac da un giro rápido y se aproxima a Finn, acorralándolo en la pared. ─ ¿Qué pasó con John?

─ Con calma, Silver. El chico tenía prisa.

─ ¿De qué hablas?

─ Te gusta que te sean directos, ¿no? ─ Finn señala, como invitándola a soltarlo. Ella lo hace con un ligero suspiro. ─ Bien.

─ ¿Qué le pasó?

─ Se fue.

─ ¿Eso hizo? ─ Mac se detiene un momento, como si procesara lo que acababa de escuchar. ─ No, imposible. No lo haría. Aunque estuviera en su peor momento, no lo haría, no es así.

─ Nadie es lo que parece.

La habitación estaba en silencio, solo interrumpido por el sonido lejano del viento golpeando las paredes. Mac miraba la oscuridad fuera de la ventana, perdiéndose en sus propios pensamientos. No quería pensar en John, no quería pensar en nada en absoluto. Todo era demasiado complicado, demasiado incierto.

—¿Estás pensando en irte también? —La voz de Finn rompió el silencio, como un eco suave, casi inquietante.

—¿Por qué lo haría? —su tono era frío, como si la idea de irse le pareciera absurda.

Finn no pareció ofendido, más bien parecía expectante, casi como si esperara esa respuesta.

—No sé. Pareces tener... una necesidad de alejarte de todo. De todos. —Finn se encogió de hombros con una leve sonrisa, pero en sus ojos había algo que parecía estar analizando cada palabra que Mac pronunciaba.

Mac frunció el ceño, mirando a Finn con desconfianza. No le gustaba cómo lo decía, como si lo supiera todo sobre ella, como si tuviera la respuesta a sus pensamientos más oscuros.

—No me conoces. —Mac respondió rápidamente, sin querer admitir que, en el fondo, sí, sentía esa necesidad de alejarse de todos.

—¿No me vas a preguntar por qué te llamo Silver? —La pregunta salió de Finn con la misma calma con la que había estado hablando antes. Su tono no era desafiante, más bien curioso.

Mac lo miró sin mostrar ninguna sorpresa. Ya era tarde para juegos, pero algo en la forma en que Finn la observaba le hizo sentir que no podía ignorarlo por más tiempo.

—No me interesa. —Mac se encogió de hombros, pero su voz tenía un tono que dejaba claro que, en el fondo, sí lo hacía.

Finn sonrió ligeramente, como si hubiera esperado esa respuesta, y se inclinó un poco hacia adelante.

—Es Silver porque... —dijo, con una pausa como si estuviera pensando en sus palabras—. Tu apellido, Monroe, suena a algo frío, distante, como la plata. Y tu piel... —Finn sonrió con ligera diversión—. Bueno, es bastante pálida. Así que, Silver te queda bien.

Mac frunció el ceño, sin saber si tomarlo como una burla o como algo genuino. ¿Realmente estaba jugando con su apariencia de esa manera? La incomodidad volvió a instalarse entre ellos.

—Vaya, qué original. —Mac respondió, con sarcasmo, pero también una pizca de curiosidad. Finn, al parecer, no temía desafiarla, lo que la incomodaba aún más.

El chico se quedó en silencio por unos segundos, observando su reacción. Luego, soltó un suspiro, como si no fuera tan importante.

—No te preocupes. No fue un cumplido. Solo un apodo. —Respondió, como si quisiera restarle importancia al asunto.

El ambiente se tensó ligeramente mientras Mac lo miraba, buscando algún indicio de juego o sinceridad en su rostro. La confusión no se fue, Mac se recostó mirando al techo. Las palabras de Finn seguían resonando en su mente, pero prefería no analizarlas más de lo necesario.

—¿Qué quieres de mí, Finn? —preguntó, sin esperar realmente una respuesta, pero alzando la mirada hacia él.

Finn la observó en silencio por un rato, sin moverse.

—Nada. —Finalmente, dijo con una calma que a Mac le pareció enigmática—. Solo... no te vayas.



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En el texto hay: darkromance, thirller, enemy to lovers

Editado: 19.08.2025

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