El lugar estaba oscuro, la puerta crujió como si no se hubiera abierto en años. Al pasar, el aire se volvía denso, y el ambiente, extrañamente frío para ser de día, la envolvía. Jane avanzó con cautela, mirando hacia todos lados, mientras el eco de sus pasos resonaba en los pasillos vacíos.
La puerta se cerró detrás de ella con un leve golpe, y sin darse cuenta, la presión en su pecho aumentaba. Algo en ese lugar no encajaba, pero no sabía exactamente qué. Decidió seguir adelante, sin más, impulsada por la incomodidad que le causaba el pensamiento de que algo o alguien la estaba observando.
Al girar una esquina, una figura apareció ante ella. El corazón de Jane latió más rápido.
—¿Mac? —preguntó, pero la voz era demasiado profunda y grave para ser la de la chica.
La figura no contestó, solo la observaba desde las sombras. Cuando Jane dio un paso atrás, la sombra pareció moverse también. El aire se volvió denso, como si el tiempo se estancara. Su respiración se aceleró.
—¿Quién está ahí? —su voz sonó casi incontrolable.
La figura, finalmente, salió de las sombras. No era Mac. Era mas bien un hombre,
—Te lo dije —la voz resonó, profunda y arrastrada—. Sabías que llegarías a este punto.
Jane no podía moverse, el miedo la había paralizado por completo. No sabía quién era, pero no podía imaginar algo más aterrador que esa presencia. La figura se acercaba lentamente, y el sonido de sus pasos reverberaba en la oscura habitación.
—¿Qué quieres? —preguntó Jane, sus palabras casi imperceptibles.
La figura sonrió, y aunque no veía sus ojos, sentía su presencia más cerca.
—Lo sabrás pronto —respondió, la voz haciendo eco en las paredes del pasillo, como un susurro que se expandía
La voz la dejó inmóvil ¿Qué era? Su voz... Era la misma persona, estaba segura de ello, pero, antes de que pudiera voltear su rostro para ver el suyo.. Sintió una punzada en su pecho. El dolor era inmenso, al ver la sangre en sus manos se paralizó, su voz no lograba salir, fue entonces, en el momento decisivo en donde al girarse para ver el rostro de su atacante...
Sobresaltada abre sus ojos saltando de la cama, traspirada, era de día, el dolor se había ido y, por sobre todas las cosas, ella lo recordaba. Vio el techo más alejado de lo común, hasta que recordó lo que había pasado. No había nadie a su alrededor así que Jane decidió salir.
El pasillo tenía enmarcaciones, las cuales la dirigieron a las otras habitaciones. No había ventanas, las paredes estaban húmedas y se sentía algo acalorada. Una de las puertas llamó su atención, como de donde salió, ésta igual estaba apartada de las demás y tenía desgastes en el marco, ¿eso no podría hacer que se atorase? Se quedó al mismo instante que la puerta se abrió.
─ ¿Qué haces aquí? ─salió el mismo chico de chaqueta roja. No sabía su nombre.
─Oh, disculpa─ Jane se aleja de la puerta─ acabo de despertar y no he visto a nadie todavía.
─Deben de estar en la sala principal, la reunión empezó hace ya un buen rato.
─ ¿Te diriges para allá?
El chico no le responde y comienza a caminar, Jane lo sigue en silencio.
─ ¿Cómo dijiste que te llamabas? ─pregunta Jane, buscando romper el incómodo silencio.
─Nunca te lo dije─ responde él, sin mirarla.
El silencio vuelve a caer entre ellos, pesado e incómodo. Jane lo nota y no sabe si molestarle o simplemente ignorarlo. Al llegar a la sala principal, Noah está sentado, mirando unos papeles sobre la mesa. Su expresión es tranquila, casi serena, como si estuviera reflexionando sobre algo importante.
─ ¿Todo bien? ─pregunta Noah sin levantar la mirada, su voz suave y calma.
─Sí, me desperté tarde─ responde Jane, algo nerviosa.
─No pasa nada. Todos necesitamos descansar─ Noah finalmente levanta la mirada, sonriéndole suavemente─ No te preocupes, Jane.
─ ¿Estaban esperando por mí? ─pregunta, aún algo insegura.
─No exactamente─ responde Noah, su tono sigue siendo tranquilo, casi en tono de voz bajo─ No importa si llegas tarde. Lo importante es que estamos todos aquí, juntos. Eso es lo que cuenta.
Jane se siente un poco más tranquila al escuchar su voz calmada. El chico de chaqueta roja, que había estado en silencio hasta ahora, observa a Noah por un momento, luego se encoge de hombros y entra a la sala para sentarse.
─ ¿El plan sigue siendo el mismo? ─pregunta, mirando a Noah.
─Sí, seguimos adelante con lo que habíamos planeado─ responde Noah, sin alterarse, como si todo estuviera bajo control.
Noah observa a Jane por un momento, luego se levanta lentamente de su asiento y se acerca a ella, su tono sigue siendo suave y calmado.
─Jane, ¿te importaría hablar a solas un momento? ─ su voz es firme pero no invasiva, dándole a entender que es algo importante, pero sin presionarla.
Jane asiente, un poco desconcertada. Mac sólo los observa con desconfianza cuando Jane decide seguirlo hasta una esquina más apartada de la sala. El ambiente está tenso, pero Noah parece estar completamente tranquilo.
─Lo de John...─ comienza Noah, mirando a Jane de manera directa, pero con una mirada tranquila─ Él no está acostumbrado a quedarse en un lugar por mucho tiempo. Decidió irse para reunirse con su grupo. Los conoce de antes, a James, Alya y los demás. El chico siempre fue algo... errático en cuanto a sus decisiones, y aunque parezca abrupto, no es nada personal. Según me dijo, planea regresar pronto.
Jane lo mira, confundida, y cruza los brazos como si intentara protegerse de algo, pero aún sin poder entender del todo lo que acaba de decir. Sin embargo, algo en la voz de Noah le da un atisbo de calma.
─ ¿Crees que volverá? ─ pregunta Jane, dudosa, aunque no puede evitar sentirse un poco más tranquila por las palabras de Noah.
─Sí, Jane. Aunque es difícil predecirlo con alguien como él, creo que lo hará. ─ Noah le sonríe suavemente, su tono relajado nunca cambia. ─ No tienes que preocuparte por su partida, ahora estamos todos aquí, ¿sí? Todo está bajo control.