El susurro del fin

CAOS

Muchas veces elegimos el placer inmediato antes que el placer mayor. Muchas de nuestras decisiones, mayormente si no todas irracionales, se le agregan valores que nos empujan a elegir lo que elegimos. Esa irracionalidad existe porque no todo en la vida se ve igual. El sentido de la vida debe buscarse, el sentido no está predispuesto. El que alguien sea libre es que ese alguien esté contento de existir.

El reloj marcaba las 09:00 a. m.

—Oye—dijo Natasha, acercándose a Jane con una sonrisa inesperadamente amable—. Sé que no has tenido oportunidad de conocer bien este lugar. ¿Quieres que te muestre algunos rincones útiles?

Jane dudó. La actitud de Natasha no encajaba con lo que había vivido los últimos días. Pero se limitó a causar problemas y la siguió.

Caminaron en silencio por uno de los pasillos laterales. Natasha hablaba en voz baja, señalando las puertas.

—Ahí guardamos herramientas... por allá las provisiones... y esta... ¿Quieres verla?

Ella dudó, pero Natasha ya había abierto la puerta. Jane entró despacio. Era una sala pequeña, sin ventanas, apenas iluminada por una bombilla vieja. Jane se giró hacia la puerta, pero antes de que pudiera hablar, escuchó el clic de la cerradura.

— ¿Qué haces? —preguntó, corriendo hacia la puerta.

Natasha estaba del otro lado.

—No es personal. Pero eres un problema, Jane. Y no quiero más errores. — dijo entre risas.

El sonido de sus pasos alejándose resonó por el pasillo, dejando a Jane sola, encerrada. Golpeó la puerta.

—¡Natasha! ¡Ábreme! ¡Esto no es gracioso!

Nadie respondió.

Jane comenzó a sentir cómo el aire se volvía más denso al cabo de unos largos minutos eternos, quizá casi una hora. Cada cierto tiempo tocaba la puerta, en algún momento la buscarían, en algún momento la encontrarían...

Volvió a tocar.

Nada.

Gritó.

Nada

Volvió a tocar...

—¿Jane?

Era Axel.

—¡Aquí! —gritó ella—¡Estoy aquí dentro!

Un par de segundos después, la puerta, con un golpe seco se abrió. Axel abrió la puerta y la encontró sentada en el suelo, temblando.

—¿Qué mierda pasó?

Jane no respondió, sólo lo miraba. Axel se giró hacia el pasillo y luego volvió a verla.

—¿Fue... Natasha?

Se tensó al oír su nombre, no sabía qué decir o hacer. Axel se inclinó hacia ella hasta que Jane por fin asintió, apenas. Él soltó un suspiro y luego le tendió la mano.

—Ven. No vas a quedarte sola otra vez.

Jane aceptó su mano.

Mackenzie, por otro lado, entró a su habitación al entrar vio una nota en el suelo.

«¿Podemos hablar?»

"Esa letra..."

Sin pensarlo mucho fue a una pequeña azotea que se encontraba en la fábrica. Enzo estaba ahí, casi esperándola.

—¿Esta es tu forma de invitarme a charlar?

Él sonrió, apenas.

—Funcionó.

Se sentó mientras Enzo seguía de pie apoyado en la baranda.

—¿Qué sucedió? Te ves tenso.

—No soy como Noah— dijo firmemente.

Mac se sorprendió un poco por su tono, no estaba segura, pero sonaba a asco.

—Ni como Finn. Ni como los otros.

—¿Qué quieres decir?

Él soltó un suspiro.

—A veces hablas y parece que tienes mil cosas adentro. Pero cuando el mundo se quiebre... No es bueno quedarse a limpiar el desastre.

Ella se tensó por esas palabras. Él le sonrió. Acaso él...

—Ellos están muertos.

—No lo están.

Enzo la miró confundido. Ella suspiró.

—Ese virus no... no mata a las personas, sólo les muta el cerebro. Ellos sólo quieren comer y propagar ese virus. Y los animales... pues no se salvan—Mac giró a verlo—Se vuelven más grandes, no hay casos, pero... en cualquier momento pasará. Serán rabiosos.

—¿Cómo sabes eso?

Enzo se quedó en silencio.

—Sabias sobre esto de antes...

Era preciso. No se puede aprender una ciencia a menos que uno sepa de qué trata.



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En el texto hay: darkromance, thirller, enemy to lovers

Editado: 19.08.2025

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