Te di todo de mí, no me llegó ni un gracias. Este podría ser el fin o un nuevo comienzo. El mundo se basa en construir sobre el pecado...
Finn no estaba recostado esta vez; estaba parado, serio. Jack solo caminaba en círculos, murmurando algo para sí mismo.
—Alguien tiene que estar detrás de esto —susurró Sol, apenas audible.
Ella lo sabe.
—¿Y si está entre nosotros? —dijo Axel, se notaba asustado, su fachada de valiente se desvaneció.
La desconfianza se apoderó en el pensamiento de todos, se impregnaba algo desagradable que surgía del aire, así como la mugre.
—Hey... tranquilos —dijo Noah, entrando con su paso seguro y esa media sonrisa que ya parecía más una máscara—. Estamos todos tensos, lo sé. Pero perder el control no va a arreglar nada.
¿quizá sólo quiere que no cunda el pánico? Nah...
—Entonces... que Jack nos diga qué hacía cuando Natasha murió.
Todos se giraron. Fue Sol quien lo dijo, con los ojos fijos en él, sin rastro de burla ni miedo. Solo seriedad, cansancio y algo de rabia contenida. Sol era su amiga y sabía los problemas recientes que tenía Nat con Jack.
Jack parpadeó un par de veces, sorprendido.
—¿Qué... qué dices?
—Lo que escuchaste. No estabas en la reunión. Llegaste tarde. Estabas nervioso. Y...ella tenía tu cédula en la mano. ¿Cómo explicas eso?
Noah bajó la mirada, como si supiera que el ambiente se iría al carajo en cualquier momento.
—No fui yo—Jack alzó la voz, casi como un rugido contenido—. Yo no la maté. Ni siquiera sabía que había muerto. Fui a buscar mi cédula, la perdí hace días y...
—¿Y justo hoy se te ocurre buscarla? —interrumpió Enzo.
—Tú eras su novio —murmuró Jane, sin poder contenerse.
Jack la miró, dolido, pero su tono ya no era defensivo, sino resignado.
—No. Nunca lo fui. Solo era conveniente para ella... y para mí.
Finn soltó una risa seca desde el rincón, una risa más parecida a un suspiro sin humor que a otra cosa.
—Conveniente. Qué palabra tan jodida —murmuró.
—¿Entonces esto es así? —Jack bajó la mirada, se le notó una pequeña sonrisa, pero no porque le agradara la situación, estaba frustrado—¿sólo me apuntarán a mí? — se levantó bruscamente—esto es una mierda. Yo sólo sé que yo no lo hice, y después de todo lo que hemos pasado no puedo creer que me vean capaz de cometer algo tan...
—¿Y por qué estaba tu cédula con ella? —volvió a presionar Sol.
Jack cerró los ojos un momento, visiblemente frustrado.
—No lo sé. Tal vez la encontró, tal vez la tenía desde antes, tal vez me la robó para manipularme como hizo siempre. No sé. Pero yo no la maté. Sol, tú lo sabes... estuviste ahí cuando peleamos...
—Ella te estaba gritando... algo de Jane.
—¿Qué dijo? —preguntó Hans, con voz baja.
—Que si él seguía defendiéndola—Sol usó las palabras exactas, sin adornos—, se iba a arrepentir. Dijo que podía hacerle daño... que no tenía idea de con quién se estaba metiendo.
Jane se tensó. ¿y si Jack la mató por eso? ¿era su culpa? ¿la hacía cómplice? Demasiadas preguntas rondaban en su mente, aún con la mirada baja.
—Eso fue una estupidez de su parte. ¡Solo estaba celosa!
—¿Entonces por qué no lo dijiste antes? —interrumpió Finn, aún desde su rincón, sin moverse—. ¿Por qué no nos dijiste que te amenazó? ¿Por qué no advertiste que estaba loca?
—Porque... porque no quería más problemas —respondió Jack, ahora visiblemente nervioso—. Porque ya había suficiente mierda entre nosotros. Porque pensé que solo estaba enojada. ¡Yo no sabía que iba a morir!
Todos lo miraban. Incluso Jane, que no se había atrevido a levantar la vista antes. Sol no dijo más, pero su mirada decía todo. No lo acusaba... pero tampoco lo eximía. Y esa duda, plantada como una semilla, ya empezaba a florecer en más de uno.
—No podemos dejar que el miedo nos coma —interrumpió Hans—. Si empezamos a desconfiar entre nosotros... Nos necesitamos. Incluso si cuesta, incluso si duele. Somos lo único que tenemos. —continuó, más sereno—. Natasha no está. No tenemos pruebas claras. Y lo único que hacemos es señalar con el dedo como si eso trajera alguna verdad.
Desesperado. No quería que sus amigos desconfiaran entre ellos. Grave error. ¿Será por algo en específico? Quizá él...
—¿Y qué propones? ¿Qué ignoremos todo? —soltó Finn, seco, aún sin moverse del rincón.
—No —intervino Jane, suave, como si se obligara a hablar—. Pero tampoco podemos asumir que alguien la mató... ¿y si no fue así?
—¿A qué te refieres? —preguntó Noah, su tono mesurado, como si supiera que debía ir despacio ahora.
Jane tragó saliva.
—Estaba mal... desde hace tiempo. Siempre se quejaba de no sentirse escuchada. De que nadie le daba su lugar... y, bueno —desvió la mirada hacia Jack por un segundo—, la relación que tenía con algunos tampoco ayudaba. Tal vez... simplemente no soportó más.
—¿Estás diciendo que se suicidó? —preguntó Enzo, levantando una ceja con incredulidad.
—Solo digo que... no lo sabemos —respondió Jane, mirando al suelo—. No podemos afirmarlo ni negarlo, pero si seguimos atacándonos, no vamos a encontrar respuestas. Solo más dudas.
Eso le sorprendió a Mac, hace mucho tiempo que Jane no tomaba la iniciativa a un problema de esa manera.
— Vamos a tomar esta noche para pensar. Mañana... hablaremos con más calma. Como grupo. —concluyó Noah.
Nadie respondió. Pero por primera vez en todo el día, el silencio no era violencia. Era luto. Fue como volver a respirar, un poco más...
Jackson apoyó su mejilla sobre su mano mirando hacia la ventana sin prestarle atención al profesor.
—¿Iremos a la fiesta el viernes? — Natasha, quien se sentaba a su lado, interrumpió su silencio susurrándole.
Jackson se encogió de hombros.
—Si tú quieres.
Natasha sólo sonrió, y él la vio de rojo. Su sonrisa era cada vez más forzada, él lo notaba. Ella no era la misma. Aun así, caminaban de la mano en el pasillo y pretendían ser la pareja perfecta que siempre fueron. También influyó sus familias, como siempre sucede. Los padres queriendo lo mejor para sus hijos o pretendiendo hacer lo mejor para ellos. Terminan destrozándolos.