NARRA DALTON
Los espectros se multiplican. No caminan. No flotan. Se arrastran por las paredes, por los techos, por nuestras pensamientos. Gimen en idiomas que no existen. Algunos lloran. Otros ríen. Todos quieren entrar.
—¡Formación de defensa! ¡Círculo de sal! —grita Declive.
Pero el suelo ya está roto. La sal se disuelve en sangre. El aire vibra. Me niego a irme sin Lía. Hay tres más del equipo. Empujo a Declive y corro hacia Lía. Pero a la distancia miro como su cuerpo se eleva.
Me detengo en seco. Su rostro se deforma. Su piel se tensa. Sus dedos se doblan hacia atrás. Su voz… un sonido aterrador que hiela la piel.
—Dalton… —dice. Mi piel siente la amenaza.
Camina como si sus huesos fueran ajenos. Me sonríe, una sonrisa que muestra todos sus dientes, de oreja a oreja, sus ojos están vacíos.
—¿Sabes por qué la elegí? —dice en tercera persona—. Porque tú la amas. Y el amor… duele más que el miedo.
Saca una daga espectral. La apunta hacia su propio cuello.
—No… —susurro —. Lía…
—Sí —responde. Sonriendo de forma burlona.
Y lo hace. Miro como el cuchillo se desliza sobre su cuello. Cortando cual papel fino.
Todo se detiene. El cuerpo de Lía cae.
Declive me arrastra fuera de la mansión. Los demás nos siguen. Algunos heridos. Otros en shock. Nadie habla.
Me empujan dentro de la camioneta. De quince vamos cuatro de vuelta. En la agencia, todo estalla.
—¡Te dije que saliéramos! —. Grita Declive —. ¡por tu culpa están muertos!
No reacciono. Estoy en shock. Con un zumbido en los oídos. Veo sangre correr sobre las paredes. Parpadeo y no hay nada.
—Sus almas fueron desgarrada antes de que el cuerpo cayera —. Informan sobre las once personas —. Todos están muertos.
Me quedo sola en el pasillo. Miro mis manos. No tiemblan. No sienten. No sirven.
El funeral es silencioso. La urna de Lía y de los demás está cubierta con símbolos de protección. Nadie se acerca demasiado. Algunos lloran. Yo no. Siento un vacío en el pecho. Como si me hubieran robado algo.
No es el cuento donde al salir el sol el mal desaparece. No. Es el cuento donde ni los adultos pueden protegerse. Porque el mal está presente.
—Pero juro que encontraré al demonio que te hizo esto. Juro que lo haré recordar tu nombre —. Pronuncio en silencio antes de salir del funeral.
¿me quiere a mí? ¡bien! ¡aquí estaré esperando!
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Editado: 14.10.2025