El Talisman Divino

III. EL REFUGIO DE LOS MISIONEROS

Gabriel y Miguel caminaron sobre el pueblo mojado de Nochistlán dirigiéndose a la Parroquia San Francisco de Asís para hablar con su adalid. Sentían la frescura de la noche, hasta que entraron por la puerta de madera, una vez dentro, sintieron un cálido aire.

 

-Zadquiel, hemos encontrado el Teleo, es una chica de 17 años llamada Chantal-. Miguel interrumpió a su compañero.

 

Zadquiel vestía una sotana, apagaba las velas del altar y los inciensos, al escuchar a sus camaradas salió de sus oraciones.

 

-¿Y por qué no la han traído para sacarle el Omnes?

 

-Tiene su Néfesch limpio, no hay amenaza, ella puede conservarlo, no debemos hacerle daño.

 

-Gabriel, ¿no te estará pasando lo mismo que hace 500 años?

 

-Es lo mismo que le dije.

 

-No, no es lo mismo, Juana no se le parece a nadie, pero Chantal es buena, lo siento.

 

-Estás en una misión en este planeta, no vayas a cometer el mismo error de hace media era. No quiero que tus amoríos ocasionen una tercera guerra mundial, ¿me oyes bien? Está vez podría ser el final de la raza humana, no podemos perder tiempo.

 

-Zadquiel, cálmate, Gabriel tiene razón, ella no tiene malicia, quizá tenga una sensibilidad emocional, pero es positiva su alma, mañana tengo una reunión con su amiga, adquiriré información para conseguir el Omnes sin hacer mucho daño.

 

-Miguel, en ésta misión tienes la cabeza fría, salvaguarda la intervención que hagas mañana, lo demás lo haré yo.

 

-No permitiré que dañen a Chantal, sobre mi cadáver.

 

-Pero que frase tan más tonta, crees que no temo acabar con este recipiente humano que conllevas-. Le dijo Zadquiel apuntándolo en el pecho.- No dejaré que tu debilidad cause estragos, por tu yerro fue la segunda guerra mundial en este satélite y en la galaxia Evanec[1] casi desaparece Eelyma[2]. Así que mantente al margen de esto, hasta que tengas la capacidad de cumplir con tu misión.

 

-Pero soy el mensajero de Yahvé, no puedes aislarme.

 

-Sí puedo, las reglas me autorizan que cuando un misionero esté fuera de juego, lo mande a la banca.

 

-Pero sabes que me necesitas, soy indispensable.

 

-Ya no, gracias a tu devaneo nuestro padre capacitó a los demás arcángeles, con alguno de los cuatro puedo contar, perdiste tu última oportunidad-. Gabriel se echó a reír.

 

-Me estás bromeando, ¿y a quién llamarías? Rafael sólo querrá atender a cada uno de los enfermos del pueblo, no dejará que dañes el Teleo; Samuel menos, a él sólo le interesa el bien; y Jofiel está desaparecido, es un traidor.

 

-No estamos seguros de eso, te reemplazará Uriel, él busca la justicia, es todo, vayan a descansar.

 

Miguel y Gabriel se retiraron, Zadquiel los miraba marcharse, miró la cruz del altar.

 

-Estamos cerca padre, sólo te pido que nos des fortaleza y sabiduría para cumplir ésta labor a tu beneficio. Danos el valor de hacer lo correcto por el bien de tu creación láctea.

 

Zadquiel se hincó en una rodilla y siguió con sus oraciones.

 

**********

-Gabriel, tienes que controlar tus emociones, recuerda que no eres un humano.

 

-Lo sé, ésta noche meditaré para recuperar el buen juicio.

 

-Eso me parece bien, te necesitamos para cumplir con la misión, ya nos hemos equivocado muchas veces, si se desata la tercera guerra mundial, sería el fin de este planeta.

 

-Ten fe hermano.




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