Guillermo tenía tendida tres playeras en su cama, no sabía por cuál decidir, sonó el timbre y escuchó la voz de su madre diciendo que ella abría. Respiró hondo esperando que subiera su amiga, corrió a echarse un poco más de perfume y cuando se acercó a la cama a tomar cualquier playera, un rostro familiar lo veía sonrosado.
-Deja de presumir tus miserias y ponte algo.
-¿Miserias? ¿Ya viste estos cuadros?-. Se tocó el estómago.
-Eres un exhibicionista.
-No sabía por qué playera decidir, ayúdame a tomar una decisión.
-¿Cuáles son las opciones?
-Pues está La Ley, Café Tacuba, y Fobia.
-Pues, está difícil, son excelentes las tres, pero escucho más canciones de La Ley, así que esa mera.
-Entonces me pongo la de Fobia-. Ambos rieron, Guillermo se puso la playera que su amiga decidió.
-Vamos a preparar las palomitas.
Al entrar a la cocina estaba la señora Leonor preparando los aperitivos.
-¿Mamá, qué haces?
-Pues les ayudo con la botana, tu papá quiere ver la serie dragones que está de moda, así que quise hacer algo extra para ustedes.
-Gracias señora, es muy amable.
-Por nada, sabes que ésta es tu casa, para cuando gustes venir.
-Gracias-. A Chantal se le ponía la cara caliente cuando conversaba con la mamá de Guillermo, era tan hermosa como su hijo.
-Pues gracias mami, eres la mamá más linda del mundo-. Le dió un beso en la mejilla, la señora se sonrojo.
-Bien, los dejo, nos vemos luego Chantal.
-Sí y gracias de nuevo.
Al llegar a la recámara, Guillermo preparaba el dvd para la película.
-Te portas como tonta cuando hablas con mi mamá.
-Tonto, ¿de qué hablas?-. Le aventó una almohada.
-Pues pareces una niña normal, como si nunca hicieras nada malo.
-¿Cuándo has visto tú que yo haga algo malo?-. Guillermo se llevó la mano a la barbilla y miró al techo.
-Pues en realidad todo el tiempo en la escuela, te metes en muchos problemas con los profes.
-Eso no cuenta, es rebeldía típica de adolescentes, eso me hace normal, tú deberías hacer lo mismo.
-No gracias, yo si quiero ir a la universidad.
-Hay sí, el licenciado Guillermo-. Se burló y Guillermo se le fue encima, cayeron en la cama.
-No te vuelvas a burlar de mí o te daré un beso de castigo.
Ambos sentían algo raro en la boca del estómago. Chantal sonrió por los nervios y Guillermo la besó sin más. Después de un minuto él se alejó.
-Perdón Chanti, yo no quise faltarte el respeto, no sé qué pasó.
Chantal se acercó a él y continúo con el beso.
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-Miguel, no está demás decirte que tengas cuidado con las preguntas que le hagas a esa chica. Haz que ella misma me traiga el Teleo, que sea ella la que ayude a su amiga a sacrificarse por la humanidad-. Ordenó Zadquiel.