El lunes había llegado, tanto Guillermo como Chantal estaban nerviosos por verse en clase. Ambos sabían lo que tenían que hacer, sin embargo, al menos Guillermo iba a buscar la forma de aprovechar el receso para acercarse a su amiga. Por otro lado, Chantal no cedería tan rápido, esperaría a que él la buscara con un ramo de flores y le robara otro beso.
Al sonar el receso los compañeros de clase se apresuraron a salir, Chantal miró hacia Yuri esperando una invitación para ir a desayunar los deliciosos tacos de barbacoa que Doña Perrito hacía, le encantaba estar con sus amigos en el puesto y sentarse en las gruesas raíces que quebraron el asfalto antaño, dos tacos de barbacoa dorados con cebollita guisada, bañados con chile de tomate, sal y limón, acompañados con un refresco frío eran sus manjares.
Yuridia prefirió ignorarla y se acercó a Guillermo.
-Vamos con Doña Perrito que se acaban los tacos dorados-. Guillermo la miró con un sonrisa pidiendo que no se enojara con él, Yuri puso los ojos en blanco. –Cómo quieras, les voy a apartar su lugar y encargarles su pedido.
Lentamente Guillermo se acercó a la butaca mientras Chantal disimulaba su presencia metiendo sus útiles a su morral.
-Debemos darnos prisa si no quieres que se acaben los tacos dorados, te pones de los mil demonios cuando te toca comer tacos blanditos sin cebolla guisada-. Chantal se paró frente a él.
-Sí vamos-. Le sonrió, salieron de la preparatoria camino al puesto de tacos. Yuridia los miró con ternura.
-Vaya, me da gusto que se contentaran pronto, nomás no vuelvan con sus cosas, ya deberían casarse y dejarse de tanto pinche drama.
Chantal se sonrojó y tomó sus tacos. Guillermo la ayudó a que se sentara en la raíz del árbol, cuando se sentaba a la par con Yuridia aparcaron dos chicos en bicicletas. Chantal mordió sus tacos mientras miraba fijamente a los chicos acercarse.
-Miguel, Gabriel, ¿qué hacen aquí?-. Preguntó Yuridia gratamente sorprendida.
-Hola Yuridia, venimos a visitarlas, el fin de semana nos dejaron plantados para ese recorrido-. Respondió Miguel, Gabriel estaba ocupado mirando a su rival de amores, le sonrió y extendió la mano.
-Soy Gabriel, me da gusto por fin conocer al novio de la chica más linda de este tiempo-. Guillermo y Chantal se miraron sonrojados.
-Guillermo-. Se limitó a sólo responder su nombre. “Éste ha de ser el tipo del que Yuri mi habló”. Miró a su amiga y ésta parecía que leyera su mente y asintió con una mirada de “te lo dije”.
-Muchachos gustan tacos, Doña Perrito hace los mejores tacos de barbacoa.
-¿Doña Perrito?-. Preguntó confundido Miguel. Guillermo, Gabriel y Chantal estaban en su rollo y con dificultad seguían la conversación.
-Sí, la señora se llama María pero hay un rumor que los tacos los hace con carne de perros que agarra de la calle, por eso son tan buenos.
-¿Y qué tan cierto es ese rumor?
-Pues no sabemos, si es verdad o mentira nos da igual, nadie se ha muerto por comerlos, al contrario, mueren si no los comen.
-Entonces no nos arriesgamos y los probamos, ¿Gabriel cuántos tacos te pido?-. Antes de responder miró el plato de Guillermo y vió que tenía 4 tacos.
-5 tacos, un hombre de verdad tiene que comer para mantenerse fuerte-. Se desafiaron con la mirada. Chantal le tomó el brazo a Guillermo para que se sentara junto con ella.
-Vaya sí que esto es una sorpresa, Chan tendrás que hablar con Gabriel, ahora que Memo y tú están bien, no vaya ser que el papasito éste lo arruine todo-. Apuntó Yuridia aprovechando que los chicos se alejaron para hacer su pedido.
-Ese no es un papasito-. Alegó celoso Guillermo.
-Gabriel sabe que no me interesa, se lo dije ayer que fue a mi casa.