Chantal se encontraba caminando por el cementerio, oía que alguien le llamaba en susurros, le temblaban las piernas y le sudaban las manos, el cielo estaba cubierto de un manto negro, no había estrellas, el viento soplaba fuerte, corrió para salir de allí pero una raíz la hizo caer.
Se miró para cerciorarse de que no se había lastimado pero escuchó una risa burlona, miró y ahí estaba la chica que se había llevado a su casi novio, un vestido entallado negro la hacía lucir como la muerte, se burlaba de ella y algo la jalaba y no podía hacer que se parara.
A lo lejos miró que se acercaba Guillermo a gran velocidad, extendió la mano hacía ella pero en vez de sostenerla abrió un agujero en el suelo y Chantal cayó, mientras caía miraba como su amado y la chica se burlaban de ella.
Lanzó un grito desesperado y apretó los ojos con fuerza, sentía caer y caer en un hoyo sin fondo. Al abrir los ojos se encontraba en su refugio, su recamara, le dolía el estómago, le temblaba el cuerpo, no podía entender cómo es que el mejor momento de su vida se veía arruinado por esa mujer, ¿quién era?
Se apresuró para irse a la escuela, un overol con unas mayas y una blusa con la imagen de una calavera fue lo primero que tomó de su ropero.
Mientras caminaba a la escuela marcaba a Guillermo pero éste lo mandaba a buzón, eso incrementaba los celos que nacían en su cabeza.
-¡Chantal!-. Yuridia se apresuró a alcanzarla antes de que entrara. –Oye, ¿qué sabes de Yemo?
-Nada, le he marcado pero me manda a buzón-. Respondió con la mirada en el suelo, su amiga le tomó la mano y la abrazó.
-Buen día huma… chicas-. Saludó Jofiel fingiendo amabilidad.
Chantal y Yuridia lo miraron sorprendidas, Chantal se le dejó ir y lo abrazó y agarró con fuerza su playera y se soltó a llorar.
-Creo que no es buena idea que entren así a clases, deberían irse a platicar a otro lado-. Jofiel asintió con la cabeza, dieron la vuelta y se dirigieron a la casa de Chantal, ella paró de llorar pero no dejaba de abrazar a Jofiel, él se sentía incómodo, no sabía cómo quitársela de encima.
Al llegar a casa Chantal seguía abrazada de Jofiel.
-Creo que me tienes que soltar para que podamos hablar-. Jofiel no tenía paciencia para las demostraciones de afecto, era demasiado objetivo.
Chantal sintió un golpe en la boca del estómago, sentía que los ojos se le humedecían. Y con temblorosa voz habló.
-¿Quién es ella?
-Ella es mi…-. Hizo una pausa, no quería correr el riesgo de alterar más el Omnes. –Es mi prima, ella necesitaba que fuéramos a casa para darle hospedaje.
-¿Tu prima? ¿Me crees un estúpida?
-Mi tía Ángeles la adoptó, hace tiempo de eso, no te lo dije porque no hablamos de nuestras familias.
Eso tenía sentido, cuando estaban juntos hablaban de música, libros y comían lo que se les antojaba, sólo se divertían y se olvidaban del mundo que los rodeaba.
-¿Pero por qué no llamó?, tú y yo estábamos en un asunto importante-. La última palaba la dijo con voz suave y se sonrojó. Jofiel podía entender lo que Chantal sentía y se sentía culpable por no sentir lo mismo por ella.
-Sí, yo creo que lo mejor es que olvidemos eso.
-¿Qué olvidemos eso?, ¿a qué te refieres exactamente?-. Jofiel sintió la negatividad en sus preguntas.
-Me refiero a lo de mi prima, y en cuánto a nosotros, sí tú quisieras continuar con lo nuestro sin necesidad de una cena.
Chantal sonrió y se le dejó ir con tanta fuerza que tiró a Jofiel al sillón y comenzó a besarlo, dejó de hacerlo porque no sentía respuesta por su novio. Se sentó a lado de él.