“Está envidioso que tú me ames. A él ninguna mujer lo ama. Es un solitario. Un ermitaño.
¿Sería el mismo hombre? Ella sabe que las coincidencias no existen, pero ya contaba con dos:
No esperó mucho para leer los resultados forenses que faltaban:
Sobre # 2: Cotejo de códigos Vino tinto Muga crianza 2001 y otras pruebas:
Ojeó la evidencia uno, la botella rota de vino tinto Muga Crianza encontrada en la habitación de La Pitonisa con restos de belladona, al igual que la evidencia dos, la botella hallada en su apartamento. Según los resultados, la presencia —al igual que las anteriores botellas en las escenas del crimen— proviene del mismo dueño: Rubén Darío Vallejo, alias Dalí. Pero, el hecho de que él ya estuviera muerto, le hizo pensar que el asesino, El Ermitaño, tiene acceso a sus cosas, llámense habitación o residencia. Momentos después, recuerda que las botellas halladas en la habitación de la víctima fueron confiscadas, por lo que el único camino que queda libre es que el tarotista esté en casa de Dalí y, desde allí, se suministre de lo necesario para continuar con los crímenes.
Tras leer y organizar los resultados, intenta introducirlos en el segundo sobre, pero se percata de que hay otro, uno mediano, ubicado en el fondo, que obstaculiza la entrada de los documentos. Lo abre:
Otras pruebas: Anexo extra
Los resultados forenses concluyen lo siguiente:
En el arma cortopunzante se encontraron varias huellas con tres patrones de crestas específicos: dos de Lucía Albarrete Pinzón, alias La Pitonisa; cuatro de Víctor Camacho, alias José de Arimatea, y por último, de Samuel Camacho, conocido como el “Chamán”.
Con respecto a las huellas dactilares encontradas en el cadáver de la tercera víctima a la altura del cuello, brazos y pierna, se determinó que las del cuello y el brazo izquierdo fueron impartidas tanto por Orlando Páez excuñado de la víctima, como José Enrique Puerta director de la institución mental y médico tratante. Así mismo, se estableció que la huella de la pierna fue generada por este último.
Con relación a los cuatro pinchazos encontrados en el brazo izquierdo, tres son hechos al utilizar tranquilizantes intravenosos, ya que el paciente venía con estados de ánimo alterado las últimas semanas. El último fue ejecutado por el asesino inyectando un tranquilizante motriz.
En cuanto a las gotas de sangre encontrada en la camisa del cadáver el ADN dio positivo para sangre de la víctima, su excuñado Orlando Páez y Lucía Albarrete Pinzón alias la Pitonisa de Delfos.
Cotejando con la información actualizada del banco de datos se encontró que el folículo piloso hallado en el cadáver no le pertenece a este sino a Lucía Albarrete Pinzón conocida como la Pitonisa de Delfos.
En relación con el ADN y los filamentos hallados en el apartamento de la forense, la mayoría de ellos fueron identificados con los del señor Samuel Camacho.
Suelta la evidencia. Se aparta del escritorio.
—Entonces, así te llamas: Samuel Camacho. ¿Hijo de Igor Camacho?
Se pregunta mientras sincroniza su respiración y tranquiliza al palpitante energúmeno de su corazón, concentrado en irrigar la mayor parte de sangre a su cabeza, procurando una migraña auténtica.
De pie, bebe un vaso de agua y disfruta la relajante vibración en su muslo izquierdo. El celular lleva tiempo anunciando una llamada. Número conocido.
—Hola, ¿ya vienes?
—Sí, en camino ¿el informe, lo habéis leído?
—Sí.
Miente, no le ha quedado tiempo, pero piensa hacerlo apenas cuelgue.
—¡Joder ¡que estoy en el quinto pino, ¿os llegó la evidencia también?
—Sí, todo apunta a Samuel.
—Sí, y llevo tu encargo, pero tardo.
—¿Las huellas sangrientas?
—Las he mandado ya. Los Camacho y Orlando Páez.
Un silencio breve. Interferencia en la comunicación.
—¿Damián?
—Ana, debo colgar.
Samuel e Igor Camacho. Le parece imposible que sus incógnitas se vayan a resolver. Pronto sabría la relación entre los Camacho y Orlando Páez en conjunción con Dalí.
En el rostro le aflora una expresión ambigua. Toma su móvil. Víctor Serrano. Llamar. Cambia de idea, cuelga. Exhala un hondo suspiro. Luego, acerca el sobre traído por el inspector Caballero, extrae el documento e inicia su lectura...