El templo de los caídos.

Capítulo 5.

 ─¡Están aquí, Kyle!, ¡están aquí!─sus ojos se cristalizaron─, yo los vi, ellos... ellos saben que estamos aquí y van a...─jaló aire─, y van a hacernos daño.

 ─Shhh...─la abrazo─, tranquila, fue un sueño nada más.

 ─No─negó repetidamente con la cabeza─, no, era real, Kyle, tienes que creerme─se despegó de él y lo miró a los ojos─, me crees, ¿verdad?.

 ─Sería un tonto sí no lo hiciera.

De pronto, Kyle había desaparecido y, en su lugar, Luca la miraba con reproche.

 ─Prometiste que me amarías por siempre, pero mentías─se levantó con un gesto amenazante en el rostro─, ahora él está en tu corazón y tú no eres más que una maldita traidora.

Luca la aventó haciendo que cayera de la cama hacia el duro suelo y habló, pero de sus labios no salió su propia voz.

 ─Señorita Saintcox─un escalofrío le recorrió el cuerpo al reconocer la voz de Gabriel─, recuerde que es parte de un plan y, al igual que su cuerpo, su mente nos pertenece.

Abrió los ojos y se sentó en la cama, tocó su frente que estaba empapada en sudor antes de mirar al otro lado de la cama.

Kyle la miraba cuidadosamente, intentando descifrar que era lo que la había alterado en sueños ésta vez.

Habían empezado a compartir habitación con la excusa de que les ahorraría dinero, pero ambos sabían que había otra razón para hacerlo.

Ella comenzó a llorar y, sin pedir permiso, se lanzó al pecho de Kyle dejando que las lágrimas salieran de su sistema.

Él no se quejó, la abrazo y le acarició el cabello consolándola hasta que Alissa estuvo lo suficientemente repuesta para hablar.

  ─Se metieron a mi mente─pasó una mano sobre su rostro para limpiar un poco el rastro de lágrimas─, saben que estamos buscando algo, sí aún no saben dónde estamos, están muy cerca de descubrirlo.

Kyle la despegó un poco para poder mirarla.

  ─No están ni cerca de saber dónde estamos, sí así fuera, lo sabríamos─le sonrió un poco─, se metieron a tu mente para asustarte, pero todo está bien, lo prometo.

  ─Ellos sonaban muy seguros.- las lágrimas amenazaban con salir de nuevo─, tengo miedo─susurró.

Él la abrazó de nuevo.

  ─Te prometo que no voy a dejar que nada malo pase, ¿si?─Alissa no respondió y él frunció el ceño antes de despegarla otra vez para mirarla─, ¿confías en mi?.- ella asintió sin dudarlo─, entonces créeme cuando te digo que no voy a dejarte sola.

Alissa sintió un revoloteo en su estómago, era algo que estaba segura que no había sentido nunca, al menos no con esa intensidad.

Cuando ambos reaccionaron, sus rostros estaban cerca, tan cerca que sus respiraciones se mezclaban.

Había muy poco espacio que los separaba, pero ninguno parecía querer tomar las riendas de la situación.

Sí lo hago, no hay vuelta atrás─pensó Alissa─, pero quizá es hora de arriesgarse

Sus rostros fueron acercándose hasta que sus labios se rozaron levemente, pero un gran golpe en la puerta los hizo separarse rápidamente.

Kyle se levantó y abrió dejando entrar a Leyla que parecía estar al borde del colapso.

  ─Se lo llevaron.- los miró alternadamente─, dejaron esto para ti.

Leyla le dio el sobre blanco que tenía escrito "Pequeña Saintcox" con una letra perfectamente alineada.

Alissa bufó.

  ─Estoy harta de las notas─dijo mientras, con manos temblorosas, abría el sobre para leer lo que había dentro─, "Siete campanadas y una cenicienta buscando a un príncipe que no es el suyo. Ven por él sí no quieres que tu amiga pierda a alguien más por tu culpa"─frunció el ceño─, ¿qué demonios significa esto?.

  ─¿No hay un baile hoy en la ciudad?.

  ─Es verdad─Leyla caminaba de un lado a otro con nerviosismo─, a las siete en el campanario, hay anuncios por todas partes, pero, ¿cómo vamos a lograr entrar?.

  ─Bueno, Eyla, ya nos encargaremos de eso─Kyle pensó un segundo.

  ─¿Qué haremos ahora, Lissa?─Leyla se acercó a su amiga─, no podemos dejarlo sólo, ¿qué sucede si lo lastiman?, ¿qué pasa si termina como...?─no pudo terminar la pregunta, pero todos en la habitación entendieron y se quedaron callados.

  ─Ya vuelvo─Kyle salió a toda prisa de la habitación.

  ─Lo lamento, Alissa, no quise decir eso, es sólo que...

  ─Estás asustada─le dio una sonrisa triste─, no te preocupes, todo va a estar bien.

  ─¿Por qué estás tan segura?.

Alissa quiso decirle la verdad, decirle que en realidad no tenía idea de qué harían o cómo lo harían, que estaba tanto o más aterrada que ella, pero en vez de eso le dio la sonrisa más sincera que pudo y dijo.

  ─Sólo lo sé, confía en mi.



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En el texto hay: brujos, angelescaidos, kayrells

Editado: 20.03.2018

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