─¿Dónde está Connor?─Alissa se puso frente a Kyle como intentando ocultarlo con su cuerpo.
─Oh, vamos─Rafael rodó los ojos─, ¿de verdad no hay nada más original que decir en esa cabecita tuya?.
Alissa miró rápidamente a su alrededor.
─¿Dónde está Gabriel?.
─¿Ves?─el Arcángel sonrió con entusiasmo─, esa sí que es una pregunta inteligente.
─¿Dónde está?─el fuego comenzó a brotar de las manos de Alissa.
─No te enojes, pequeña Saintcox─la sonrisa no se borró de su rostro─, Gabriel está atendiendo unos negocios con tu amigo.
De la nada, unos lazos sujetaron las muñecas y los tobillos de Rafael.
─¿Pero qué...?─Kyle puso una mano sobre el hombro de Alissa y miró hacia todos lados casi esperando que los lazos los atraparan también a ellos.
Se relajaron cuando vieron a Leyla aparecer por las escaleras, una mueca de confusión se plasmó en la cara de Alissa.
─¿Cómo lo...?─su amiga la interrumpió.
─No hay tiempo para eso─se dirigió a Rafael, que estaba luchando por liberarse ocasionando que las cuerdas se apretaran más─, ¿dónde está Connor?.
─Que conmovedor─jadeó─, intentando salvar a tu noviecito─su voz sonó con un tono de burla─, pero ¿qué te hace pensar que no ha sufrido ya el mismo destino que tu querido hermano?.
Leyla no se inmutó, hizo un leve movimiento con sus manos y el sonido de algo quemarse inundó el lugar.
─No... pero tu... tu eres una bruja, no pue... no puedes hacerme daño.
─Ay, querido Rafael─Leyla sonrió de una forma tan aterradora que incluso Alissa retrocedió un poco─, que los brujos no se metan con ustedes, no quiere decir que sean inmunes a nosotros─se acercó un poco más con una daga en las manos─¿sabes lo que le pasó a los Vigilantes?...¡pero que tonta!─se dio una pequeña palmada en la frente─, claro que sabes, eres un Arcángel, estás enterado de esas cosas─nadie dijo nada y ella continúo─, imagina, ¿qué pasaría si te cortáramos las alas?─se posicionó en la espalda del Arcángel─, ¿crees que por ser un príncipe del cielo Él quiera obsequiarte otras?.
─No puedes herirme con una simple daga─las palabras salieron temblorosas de sus labios─, no puedes herirme.
─Lo sé, por eso ésta no es una simple daga─Leyla puso el filo contra la piel de Rafael─, es una daga potestad, ya sabes, las que usan contra los hijos de las tinieblas─los ojos de Rafael estaban tan abiertos que Alissa pensó que se saldrían en cualquier segundo─, podemos ver qué sucede con un arcángel sin alas ó puedes decirnos dónde está Connor.
Rafael miró hacia la única puerta en el lugar.
─Alissa, la puerta, ya.
La mencionada sólo asintió y corrió hacia allí, suspiró antes de entrar, frunció el ceño al darse cuenta de que era una especie de oficina.
Gabriel estaba sentado en el escritorio y Connor en uno de los sillones lejos de la puerta.
─Vaya, señorita Saintcox, veo que como siempre no nos ha decepcionado y ha aparecido─Kyle, que estaba detrás de ella, bufó al escucharlo─, y veo también que el señor Roadlight la acompaña ésta noche─ella no dijo nada, en cambió miró a su amigo que tenía los ojos perdidos en un punto fijo en el suelo y repetía palabras sin sentido─, por favor, señor Roadlight, llevese a su amigo de aquí y déjeme un momento a solas con la señorita Saintcox.
─No, ni hablar─Kyle miró desafiante a Gabriel─, me voy a ir de aquí con ambos.
─Y le garantizo que así será, pero necesito hablar con ella a solas.
Kyle iba a protestar, pero Alissa lo interrumpió.
─Hazlo.
─¿Qué?─él negó frenéticamente─, no voy a dejarte con éste...
─Sólo hazlo─lo miró un segundo─, confía en mi.
Él suspiro y fue hasta Connor, que ni siquiera se inmutó con la cercanía de su amigo.
─Ah, si─Gabriel tronó los dedos, Connor sacudió su cabeza y el sentido volvió a sus ojos─, así está mejor.
Ambos chicos se dirigieron a la salida, pero antes de abandonar la sala, Kyle le susurró a Alissa.
─Sí en diez minutos no estás en el auto, voy a volver por ti.
Y se fue.
─Bien, veo que no tenemos tanto tiempo─sonrió, mientras ella permanecía alerta a cada movimiento, teniendo en mente que en cualquier momento algo podría suceder─, verás, Alissa, ¿si puedo llamarte de esa forma?─la chica asintió─, he analizado las cosas y, a como yo veo las cosas, creo que sería mejor para ambos si te propongo un pequeño trato, lamento que haya sido necesario involucrar a tus amigos en esto, pero supuse que no vendrías de otra manera.
─Pues tenías razón.- frunció el ceño─, ¿qué clase de trato?.
─Uno que te aseguro que nos vendrá bien a ambos─suspiró─, sé a quién estás buscando y para qué.