El templo de los caídos.

Capítulo 7.

Alissa tenía la impresión de que la habitación se había vuelto más fría, estaba sentada junto a la ventana y jugaba con la cadena alrededor de su cuello suspirando de vez en cuando.

Kyle no le había dicho nada esa mañana al despertar, pero no podía culparlo porque él no tenía forma de saberlo.

Miró la fecha en su celular casi deseando que su vista la hubiera engañado la primera vez, pero no, en la parte superior de la iluminada pantalla se podía leer en letras negras, grandes y redondas: 9 de septiembre.

Compartía muchas cosas con los mellizos, y está era una de ellas, su cumpleaños. Siempre había pensado en ello como algo bueno y divertido, pero en ése momento sintió que sus pensamientos hacia eso habían cambiado, cerró los ojos con fuerza.

Sintió que su corazón se estrujaba cuando la nostalgia comenzó a invadirla, los recuerdos del año anterior llegaron hasta ella como sí del flash de una cámara se tratase.

Los tres habían organizado una pequeña fiesta para celebrar su cumpleaños número dieciocho, claro que la fiesta había terminado temprano y Alissa se lo había atribuido a que la gente en Sunshine Hills era demasiado aburrida.

Alissa se sorprendió a sí misma anhelando al aburrido pueblo.

El sonido de una llamada entrante la hizo volver a la realidad.

  ─¿Bueno?.

  ─¡Feliz cumpleaños, cariño!─Sarah y Will gritaron al mismo tiempo, Alissa despegó el celular de su oído mientras reía un poco─, te extrañamos mucho, pequeña─ésta vez era sólo Sarah la que hablaba─, ¿cuándo vendrás a casa?.

  ─Pronto, mamá, lo prometo.

  ─Bueno, cielo, debemos irnos a trabajar, pero deseamos que pases un feliz día, oh, si, felicita a Leyla de nuestra parte─la sonrisa que Alissa tenía en la cara, se borró al instante─, te amamos, Lissa, no lo olvides.

  ─No lo haré, también los amo, adiós.

Los ojos de Alissa se dirigieron de nuevo a la ventana, miró a la gente andar sin ninguna preocupación visible en sus rostros, sin ningún peligro del que tuvieran que cuidarse.

Ella pensó que, sí pudieran cumplirle un deseo, eso sería lo que pediría.

Ser alguien normal, sin tener que preocuparse por la orden o tener que cumplir con alguna profecía, sólo pensar en qué comer o dudar solamente entre cuales zapatos le van mejor a su ropa.

La puerta se abrió lentamente y Leyla apareció con una gran sonrisa en el rostro, extendió los brazos y se quedó parada.

  ─Bueno, ¿qué esperas?─Alissa sonrió─, quiero un abrazo de la mejor cumpleañera del mundo... pero como no me puedo abrazar a mi misma porque sería raro, el tuyo me basta.

Alissa se levantó riendo y abrazó a su amiga.

  ─¿Dónde está Connor?.

Leyla rodó los ojos separándose de ella.

  ─Feliz cumpleaños para ti también, Lissa─bufó─, venía a darte tu regalo, pero como prefieres a Connor, pues quédate con él.

  ─Ya, vale, lo siento─la abrazó de nuevo─, feliz cumpleaños.

  ─Así está mejor, ahora, respondiendo a tu pregunta─dudó un segundo─, los chicos desaparecieron con malas excusas que ni siquiera me molesté en guardar en mi memoria─se encogió de hombros─, así que estamos solas.

Ambas se sentaron en la cama en silencio.

  ─Sé lo que piensas─los ojos de Alissa se dirigieron al rostro de su amiga, pero Leyla seguía con una sonrisa.

  ─¿Ahora lees mentes?─se burló─, tendré que tener más cuidado cuando estés cerca.

Leyla rodó los ojos.

  ─Tan divertida como siempre─suspiró─, es raro, ¿verdad?─se recostó─, estar sin él─otro silencio invadió el lugar─, pero creo que él debe estar feliz donde sea que esté.

  ─¿De verdad lo crees?─Leyla asintió.

  ─Luca jamás le tuvo miedo a morir, ¿sabes?, siempre decía que era algo natural y que era lo único seguro que teníamos en la vida─rió─, recuerdo que cuando éramos pequeños, solía llorar por eso y él se burlaba de mi.

  ─Tampoco es que fueras una niña muy valiente, ¿recuerdas la fiesta de cinco años de Jean Clain?, lloraste durante media hora porque el payaso te sonrió.

Leyla bufó.

  ─Nadie quiere creerme, pero ese payaso tenía una sonrisa demasiado perversa─Alissa soltó una carcajada.

  ─Bueno, vale, ¿qué me dices del desfile del día del trabajo?, te escondiste en un baño portátil porque uno de los carros alegóricos parecía un perro Afgano.

  ─No me gustan esos perros, son muy raros─Alissa negó con la cabeza mientras reprimía otra carcajada.

  ─¿Qué me dices de cuando...?

  ─Vale, vale.─Leyla le puso una mano sobre la boca─, ya entendí el punto, ¿si?─sonrió─, ahora escucha con atención─Alissa le dio un manotazo y Leyla le dio una mala mirada.

  ─¿Qué sucede?.



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En el texto hay: brujos, angelescaidos, kayrells

Editado: 20.03.2018

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