Una espada apareció en las manos de Gabriel, Alissa se tensó durante unos segundos, pero se relajó al entender que no la atacarían.
Gabriel se hincó y dejó caer la espada frente a él, su mano derecha se posó sobre su pecho y su cabeza se inclinó como haciendo una reverencia.
El primero en reaccionar fue Miguel, un látigo apareció en sus manos y lo tiró siguiendo cada uno de los pasos de Gabriel.
Uriel fue el siguiente, dejando que dos dagas se deslizaran hasta el suelo e imitando la posición de los otros dos.
Los ojos de Alissa se dirigieron a Rafael.
El arcángel también la miró, hizo una mueca al mismo tiempo que unas cadenas se formaban en sus manos, dudó un segundo antes de depositarlas en el suelo e hincarse junto a los otros arcángeles.
Alissa miró a Lucifer.
─Acercate a él─susurró─, coloca tus manos sobre su pecho─ella le hizo caso─, cierra los ojos y piensa en aliviar su dolor.
Lucifer le dio una última mirada antes de imitar la posición de los Arcángeles, ella miró con confusión a Kyle, que había permanecido en silencio y apartado de los demás, él sólo encogió los hombros.
Asael miró a Alissa y ella suspiró.
Sus párpados cayeron y su mente se quedó en blanco, sintió un dolor agudo en el corazón, sus ojos se abrieron de inmediato.
─Eso que sientes es lo que él está pasando, su dolor se refleja en ti─murmuró Lucifer─, debes aliviar su dolor porque eres la única capaz de hacerlo.
Ella asintió con algo de temor.
Hizo todo de nuevo, reafirmó sus manos en el pecho de Asael y sus ojos volvieron a cerrarse, el mismo dolor se apoderó de ella, pero esta vez siguió con su cometido.
Pensó en cómo sería tener paz en ese momento, cómo se sentiría que el dolor cesara por fin.
Sorprendentemente, un estado de calma se instaló en ella, abrió los ojos cuando sintió una luz potente dándole de lleno en el rostro.
Se alejó cuando se dio cuenta que la luz provenía del cuerpo de Asael, Kyle se acercó a ella y la tomó de la mano intentando darle apoyo.
El cuerpo del Vigilante comenzó a desintegrarse en miles de partículas de luz, como cientos de luciérnagas que ascendían sin ningún orden aparente.
El sonido de las cadenas golpeando contra las rocas la sacaron de su asombro.
Asael desapareció y una luz cubrió a los arcángeles.
─Es nuestra hora también─Gabriel se levantó y le dio un leve asentimiento a Alissa en forma de despedida─, no olvides lo que prometiste.
Sus alas se desplegaron y con un impulso comenzó a ascender, los otros tres lo siguieron.
─¿Qué pasará ahora?─miró a Lucifer─, ¿qué debo hacer?.
─Los Vigilantes lo sabrán, se darán cuenta de que la profecía se cumplió y van a querer llegar hasta ti─suspiró─, con respecto a los Awwim, me temo que ese es un tema más delicado.
─¿Crees que ellos van a ir tras el talismán?.
─Creo que irán tras de ti, y eso es mucho peor─un escalofrío le recorrió el cuerpo.
─¿Por qué no conservas el talismán?, creo que estaría más seguro en tus manos.
─¿Si?─se burló─, ¿crees que estaría más seguro en un lugar lleno de almas en pena dónde los Awwim, no sólo pueden encontrar el talismán, si no que también un ejército de almas inconformes?─rió sarcásticamente.
─Yo no lo había...
─... pensado, si, eso parece─le sonrió amablemente─, confío en que puedas mantenerlo a salvo─suspiró─, pero sí no es así... sí algo sucede...─en sus manos apareció una daga, tomó la mano de Alissa y le hizo un pequeño corte haciéndola sangrar, depositó una pequeña cantidad del liquido rojo en un frasco.
Alissa miró como la herida se cerraba con rapidez.
─¿Para qué es eso?─Kyle miró con desconfianza al portador de luz.
─Con eso podré contactarle en cualquier lugar─guardó el frasco y los miró─, hay un plan por sí el talismán se pierde, pero no queremos llegar a eso, ahora los sacaré de aquí, sus amigos brujos están desesperados y, aunque me divierte un poco, creo que ya sufrieron lo suficiente, sobre todo el chico, su parte demonio está comenzando a despertar.
Los tocó a ambos al mismo tiempo y, sin saber bien cómo ocurrió, se encontraban en el campo vacío con el que se habían encontrado al llegar.
─¿Qué acaba de ocurrir?─preguntó Kyle a la nada, sin embargo, Alissa respondió.
─Yo también quisiera saber─dijo antes de dejarse caer al suelo para sentarse un momento.
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Alissa estaba recostada en el pasto, se habían encontrado con Connor y Leyla una hora atrás, una hora que Leyla había dedicado a regañarlos hasta el cansancio por haberse perdido.