El templo de los dioses olvidados.

La segunda noche.

Navegante de tu piel mojada.

 

  -¿Quién es Houston? –le pregunta la Princesa mientras se abrazaba a su pecho. -¿Así se llama su dios? 

 

Yurik la abrazo también tiernamente, metiendo sus manos por debajo de sus largos cabellos y mirándola a los ojos, absteniéndose de besarla le dice:

 

  -Tenemos otro problema aparte de la diferencia de edades mi querida niña, y no creo que ni Gaia ni Dios sepan cómo resolverlo, es una situación tan compleja que ni idea tengo de cómo explicártela, mira pasemos adentro y trataré de exponerte el tema. 

 

La pareja tomó asiento en el sillón doble y la chica esperaba ansiosa, la situación que su ángel compañero pretendía explicarle, él respiraba hondo a ritmo pausado, mientras pensaba en como plantearle la situación a la chica hasta que sin mirarla le preguntó:

 

  -¿Dónde están los niños? 

 

  -¿Los niños, cuales niños, de que niños habláis lindo caballero? –le contesta preguntando la chica.

 

  -Pregunta con pregunta no se contesta, es de mala educación y háblame de tú, que ya vivimos juntos formando una pareja algo dispareja pero al fin pareja.

 

  -Está bien lo intentaré pero decidme, digo, dime; ¿De qué niños habláis y porque deciros que somos una pareja dispareja? –le pregunta la chica tratando de tutearlo.
 

 

  -¡Diablos! Esto es más complejo de lo que pensaba. –le dice mientras se mesaba los cabellos. -Bien; ¿Qué te diré, de qué manera te lo explico? ¡Ya sé! Raiza, tú me contaste que tu padre conoció a tu madre, cuando los dioses les proporcionaron una pareja a los 240 ángeles que trataban de vivir como los humanos.

 

-¡Sí! –le contesta la chica atenta.

 

   -Y que de la unión de tu padre y tú madre nacieron las hermanitas veneno; ¿Verdad?

 

  -Si os refiere a mis hermanas y a mí así fue. –le contesta cada vez más interesada en el tema. 

 

  -Bien, me imagino que al igual que el rey y la reina de Mirídia, las otras parejas de ángeles que viven juntos también tienen hijos; ¿Cierto?

 

  -Si claro. 

 

  -Pues bien, ya nos estamos entendiendo, a esos niños me refiero; ¿Dónde están los niños que a la vez son los hijos de las parejas de ángeles que habitan la ciudad de Mirídia?

 

  -En el Olimpo lindo caballero, nuestros hijos nacen en El Monte Olimpo, se crían allá y cuando llega su momento son enviados a Mirídia a reforzar nuestro ejército.

 

Le contesta la chica mientras Yurik se sentaba en la cama mirándola de frente.

 

  -¿Mmmh? Déjame pensar un poco antes de continuar, en como plantear la raíz del problema.
 

 

Le dice a la chica tratando de acomodar sus ideas.

 

  -¡Diablos, que hermosa es!

 

Pensó mientras destrababa las hebillas de la funda de su espada, y dejaba una a una sus pertenencias sobre la mesita de centro, le dijo:

 

  -Me he dado cuenta de que todos los ángeles de Mirídia son adultos, no he visto a ningún niño o niña jugando por ahí y si dices que se crían en el Olimpo; ¿Quién los cría? 

 

  -En el Olimpo hay musas y ángeles con alas cuyo propósito en la vida, es el de criar y educar a nuestros críos, preparándolos para el momento en que tengan que reunirse con sus padres aquí en Mirídia y tiene razón, ya cuando llegan son adultos como yo o como vos.

 

  -¡Háblame de tú por favor! Que ya te dije que no somos extraños y bien, continuemos con el desarrollo del tema, si dices que ustedes por tradición nos imitan y a nuestro estilo de vida, enterada estás y están todos los integrantes de tu pueblo, de que los humanos criamos y formamos a nuestros propios hijos desde que nacen, son bebes, niños, adolescentes, hasta que encuentran su pareja y se van a hacer su propia vida, y muchas veces aun estando casados tenemos que seguir viendo por ellos, y por los hijos de nuestros hijos, o sea, nuestros nietos, pues bien; ¿Por qué los miridianos no crían a sus hijos y nietos como lo hacemos los humanos?

 

  -Nuestros críos no son altricianos como los críos humanos.

 

  -¿Altricianos, que es eso?  

 

  -O sea, se les llama altricianos a las crías de cualquier especie que necesitan de muchos cuidados de sus progenitores, para sobrevivir en su medio ambiente, como los cachorros humanos, que si sus padres los dejaran solos, al nacer morirían a las pocas horas de hambre, frío o devorados por los depredadores; además, cuando la primera luz salió de una de nuestras jóvenes parejas, se los solicitamos pero no nos los concedieron, también pensamos en criarlos con nosotros, hasta llegamos a construir una gran escuela para educarlos como lo hacen los humanos, admirándolos, porque a través de los tiempos los padres de tu mundo, han dado hasta la vida por sus hijos, dándonos unas lecciones de amor fraternal que ni los propios dioses han llegado a comprender. –le dice la chica logrando enternecerlo.




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