El templo de los dioses olvidados.

4 vientos.

Y en la ciudad submarina de Aqua, Idonés se presentaba apresurado con su reina para rendirle un informe.

 

  -¡Su majestad! Los tritones que enviamos a reabrir los túneles, fueron atacados por extraña fauna acuática, que salió del otro extremo de los túneles que se encontraban cerrados.

 

  -Tranquilízate. –dice la reina, analítica. -Primero dime si tenemos tritones perdidos y de qué tipo de fauna extraña estamos hablando.

 

  -10 guerreros heridos su majestad, aunque tuvimos bajas, los tritones que sobrevivieron pudieron rescatar los cuerpos de los caídos, y cerrar los accesos antes de que las bestias lograran pasar hacia los lagos, y sus informes dicen que se trata de reptiles y peces carnívoros, algunos de gran tamaño que probablemente proceden de Lúa Dark, ya que su apariencia no es natural.

 

  -Menos mal que los recuperaron a todos Idonés, colócalos en recuperación hasta la siguiente Luna llena, y mantén una cerrada vigilancia a los túneles de acceso que fluyen desde los territorios del Norte, no debemos permitir que la fauna salvaje de Lúa Dark nos invada, por lo menos hasta que sepamos qué es lo que sucede con los miridianos, si es que es cierto que sobrevivieron al ataque del guerrero humano, tal vez ellos sean los únicos que nos podrán ayudar en esta era de tantos problemas que se avecinan. 

 

Dice la reina de Aqua parsimoniosa y agitando sensualmente las aletas laterales, que como azules holanes adornaban el contorno de su cola, su ministro de defensa, salió de ahí nadando rápidamente para cumplir con las indicaciones recibidas.
 

 

En Mirídia, después de una leve discusión por lo de la levita por fuera, en la que se salió con la suya, sin tener que explicar el verdadero motivo de su estilo, la pareja salió con rumbo a Estáblia, iniciando la caminata en la que tenían que mantener un paso lento por la cuestión de sus dolores, pero como la chica tenía que esperarlo le dijo:

 

  -Si quieres adelántate y allá me esperas, a este paso tardaremos mucho en llegar, si yo bueno y sano me hago más de una hora normalmente, ahorita todo adolorido así como ando mínimo me haré unas tres horas, si al menos tuviera un caballo creo que podría mantenerte el ritmo, con eso de que levitas me llevas mucha ventaja.

 

  -¿Un caballo decís? –preguntó Raiza. -¡Espérame aquí que no tardaré! O si lo preferís continúa rumbo a los establos, que yo os alcanzo en poco tiempo. 

 

Dice la chica tomando otro camino, dirigiéndose en una dirección totalmente contraria a la que llevaban.

 

  -¿A dónde vas?

 

  -¡Vos esperadme aquí que os tengo una sorpresa!

 

-¿Y a ésta que mosca la habrá picado? 

 

Dijo al ver a la princesa que se despedía, dejándolo solo, siguió caminando, y pasada un poco más de la media hora, mientras descansaba debajo de un árbol de naranjas que encontró en el camino, aprovechando para comerse algunas 20, el sonido de un galopar cercano lo hizo ponerse de pie, cuando trataba de ubicar la dirección del paso del caballo, vio a Raiza aparecer en la loma de una colina, montada en un precioso corcel negro de largas crines, y como preciosa amazona al verlo se dirigió a él.

 

-¡Mira caballero ésta es mi sorpresa! 

 

Yurik se acercó acariciándole el cuello al corcel y dijo:                

 

  -Creo que es el mismo caballo que cazaba aquél dragón gris; ¿Lo Recuerdas?

 

-¡Claro que es el mismo, en cuanto solicité un voluntario en su manada para llevar a cuestas al guerrero humano, gustoso aceptó venir, además me pidió que os diera las gracias por lo que haceros por él, y está dispuesto a llevaros adonde queráis.

 

  -¿De veras te dijo eso y en verdad entiendes su lenguaje?  

 

  -¡Claro! Los ángeles tenemos el don de entender todos los lenguajes del mundo de los humanos, y aunque los animales no usan lenguajes, este caballo en verdad me ha dicho que está agradecido, porque le salvaros la vida.

 

  -Pues; ¡Gracias! Aunque alguna vez monté a caballo, no creí volverlo a hacer y menos en éstas circunstancias. –dijo ayudándole a desmontar. -Necesitaré una cuerda pero por ahora me ayudaré a sostenerme del caballo tomándolo de las crines.

 

El caballo reculaba nervioso al sentir su peso, muy diferente del de la princesa claro está, y después de unos minutos de reconocerse jinete y caballo, gritó: 

 

  -¡AAA ESTABLIAAA! 

 

Y después de un espectacular reparó en el que casi su jinete mide el suelo, el caballo emprendió una veloz carrera, aunque iba sonriendo con la galopada, la falta de la silla de montar y con lo adolorido de su cuerpo, le costaba trabajo sostenerse de las crines para no caer al suelo, y en cuanto avistó los primeros corrales, de un leve jalón, el caballo disminuyó su velocidad, al llegar había mucha actividad en los corrales, las campanas del palacio de la naturaleza estaban repicando, y cuando los vieron llegar les dijeron:




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