El Tercer Idiota

Capítulo 10.

30 de Diciembre de 2018.

Llevaba al menos unos diez minutos despierto solo mirando al techo.

No sé qué hora era pero no quería levantarme a buscar mi teléfono, tampoco quería dejar la comodidad de mi cama a pesar de que no estuviera solo.

Mía estaba dormida a lado mío abrazando a mi almohada, solo traía puesta mi playera porque pues... pasaron cosas.

No creía que fuera posible que algo así pasara y sería muy tonto culpar de todo al alcohol cuando es obvio que al menos de mi parte era consciente de lo que hacía.

Salí de mis pensamientos cuando Mía comenzó a moverse, solo se volteó y tal vez pensó que era otra almohada porque me abrazó y recargó su cabeza sobre mi pecho. Ahora tenía parte de ella recargada sobre mí pero no era incómodo, de hecho ahora menos quería levantarme; mejor me volví a quedar dormido.

(...)

Esta vez me desperté porque mi teléfono estaba sonando.

Solo que no sabía donde estaba pero no se escuchaba lejos. Comencé a buscar por toda la cama hasta que lo encontré debajo de las sábanas. Ya había dejado de sonar pero pude ver dos llamadas perdidas de Claudia.

Me incorporé en la cama y estuve un poco confundido al notar que estaba solo. Di un repaso rápido por la habitación y noté que Mía no estaba, ni su ropa y al parecer tampoco mi playera. Tal vez era entendible considerando que ya era más de medio día, aunque los dos nos desvelamos así que pensaría que dormiría lo mismo que yo.

Iba a llamarla pero mi teléfono comenzó a sonar de nuevo, era Claudia otra vez así que decidí contestar.

—Hola.

—Hola, Luis.

—¿Qué pasa?

—¿Crees que podamos vernos hoy?

La verdad es que prefería seguir durmiendo y descansar. No tengo ánimos de salir pero no quiero sonar tan grosero.

—Estoy algo ocupado.

—Necesito verte, y hablar contigo.

—¿Es muy urgente?

—Pues...

No pude seguir escuchando porque alguien tocó mi puerta.

—Espera un segundo.

Silencie la llamada y me levanté a abrir la puerta. Era mi mamá.

—Baja a desayunar, tengo que hablar contigo y tus hermanos.

—Ahorita voy.

—Ahora.

—Vale.

Ella se dio la vuelta y bajó las escaleras. Yo regresé para ponerme un poco más de ropa y luego recordé que seguía en llamada.

—Escucha, Clau. Tengo que ir a hacer algo pero te llamo al rato y nos organizamos para salir.

—¿No podemos organizarnos ahora?

No quiero hacer a mamá esperar.

—No, lo siento.

—Está bien, esperaré tu llamada.

—Gracias, hablamos luego.

Ella solo colgó.

Yo me puse una playera y bajé rápido. No sé que es lo que quiera mamá, algo me dice que se pudo haber enterado de la fiesta de anoche pero no sonaba tan seria como para hacerlo.

Mis hermanos estaban con caras de desvelo y fastidio en el comedor, yo me senté a lado de Jorge y mamá los miraba a ambos con ojos entre cerrados.

—Espero que recuerden que el miércoles es el cumpleaños de su padre.

Oh, vaya.

Obvio recuerdo la fecha de cumpleaños, solo que no sabía que estaba tan próxima.

—Sí—dijimos los tres, aunque creo que estábamos en la misma situación.

—Entonces debo suponer que ninguno tiene planes ese día, ¿verdad?

—No—volvimos a decir los tres, aunque Jorge hizo una mueca.

—Perfecto, porque haremos un día de campo con la familia de su padre.

Los tres nos miramos y tratamos de no hacer alguna queja.

No podemos negarnos, es nuestro papá. Aunque no nos parezca la idea no tenemos opción y prácticamente mamá solo nos esta avisando, no pidiendo nuestra opinión.

No es que nos caiga mal la familia del lado de mi papá. Es solo que no somos tan cercanos, siempre andamos más con la familia de mamá aunque seamos menos, pero somos más unidos.

Los abuelos son buenos, pero no son muy sociales y papá tiene dos hermanos, cada uni tiene hijos pero son más pequeños así que nunca pudimos convivir tanto. Así que cuando nos reunimos terminamos más bien aburridos, hasta mis padres terminan igual solo que no lo admiten.

—Vendrá Poli de visita, ¿puede ir?

—Sí, e Iván también invita a Mía.

Incluso a mamá no le gusta no incluir a Mía. Todos sabemos que prefiere pasar tiempo aquí con nosotros que encerrada en su casa, por algo siempre está incluida en este tipo de planes.

Supongo que así las cosas serán menos aburridas. La amiga de Jorge irá y él no se aburrirá, Iván se aislará como siempre y ahora que no está Lia tal vez sirva de excusa para que Mía pueda hacerme compañía.

Claro, si es que ella acepta venir.

2 de Diciembre de 2018.

Estaba en la sala con mis dos hermanos solo perdiendo el tiempo en el teléfono.

El día había sido bastante aburrido y al parecer para ellos también. Ni siquiera teníamos de que hablar, o al menos hasta que Jorge preguntó a Iván por un tema que me interesó pero pretendí estar interesado en mi teléfono.

—¿Lograste hablar con Mía?

—No, le mandé mensajes y le llamé pero nada.

Yo no me he atrevido a mandarle mensaje, no ha aparecido por aquí así que no quiero molestarla.

—Lo intentaré yo—Jorge tomó su celular y comenzó a llamar con el altavoz puesto—. Tal vez te odie.

—¿Cómo podría odiarme? De seguro no te contestará como a mí.

—¿Bueno?—sonó la voz de Mía a través del teléfono.

Dejé mi teléfono a un lado porque no podía seguir pretendiendo que no quería escuchar. Era la primera vez que escuchaba su voz desde que estuvimos juntos así que me sentía raro.

—Hola—Jorge le dijo—. ¿Es verdad que no le contestas a Iván porque es un tonto?

Iván le dió un golpe y se escuchó la débil risa de Mía a través de la línea. Yo me imaginé sus hoyuelos, me gustan sus hoyuelos.

—Me cae mal—ella contestó e Iván le quitó el teléfono.



#11241 en Novela romántica
#2080 en Joven Adulto

En el texto hay: amor juvenil, relacion

Editado: 06.04.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.