El Tercer Idiota

Capítulo 15.

Mía no quiere una cita.

Mía.

20 de Diciembre de 2018.

Así que... cuando no tengo a donde salir ni que hacer, me pongo a limpiar.

No hay mucho que limpiar pues solo vivimos dos personas aquí y nuestra casa solo es de una planta y chiquita, pero es una buena excusa para matar el tiempo y sentirme productiva.

Puse un poco de música en mi teléfono y me la pasé una buena parte del día limpiando la cocina. Poner rock pesado es lo que me ayuda a tallar las superficies y los trastes mejor.

Estaba terminando cuando una notificación sonó en mi teléfono y haciendo un poquito el ridículo corrí hasta donde estaba el aparato esperando que fuera cierta persona aunque me pesara admitirlo. 

Pero en cambio era mensaje de un número desconocido.

Desconocido: Hola, soy el chico que prometió ayudarte con tu examen de admisión.

Oh, el hijo del amigo de papá.

Ese día le di mi número para ponernos de acuerdo con mis tutorías pero yo no lo registré. Y ahora no recuerdo su nombre.

Hola.

Tutor: Quería saber si te apetecía ir a una cafetería hoy.

¿para qué?

No soy buena hablando por mensajes, o comunicándome en general. A veces las cosas que digo suenan un poco más bruscas de lo que pretendo.

Tutor: Pensé que podríamos empezar con tus tutorías.

¿A qué hora y en dónde?

Tutor: ¿Te parece a las 5? Puedo mandarte la ubicación del lugar.

Ok.

El tutor me mandó la ubicación de una cafetería del centro y le dije que ahí estaría. Faltaba una hora para vernos así que me daba tiempo de al menos bañarme. Le mandé un mensaje a papá preguntándole si podía salir con él y solo me contestó con un "Ok".

Ya sé de donde heredé eso.

Iba a irme a arreglar cuando mi teléfono comenzó a sonar. Y ya sabía quien llamaba, no me tardé tanto en atender.

—¿Qué?—pregunté inmediatamente.

—Hola, Mía, qué bonita manera de saludar—la tonta voz de Luis me hizo sonreír. Suerte que él no puede verme.

—Lo siento.

—Estoy acostumbrado a tus maneras de contestarme, así que no te preocupes.

—Bueno, ¿y para qué llamas?

—Me aburrí y no hay nadie en casa.

Empecé a buscar ropa mientras hablaba con él para que no se me hiciera tarde.

—¿Ni tus hermanos ni tus primas?

—Nop. Salieron de compras porque tendremos una pequeña fiesta en casa.

—Extraño sus fiestas.

—Solo será entre nosotros, nada del otro mundo.

—Si hay alcohol entre ustedes entonces si será algo del otro mundo.

—Tienes razón. ¿Qué harás hoy?

—Al parecer saldré.

—¿Sola?

—¿Recuerdas al hijo del amigo de mi papá que me dará tutorías?

—¿El tal Mario?

Ah, con que Mario era su nombre. Me salvé de un momento de incomodidad tratando de recordar como se llamaba.

—Así es.

—¿Qué con él?

—Pues me dijo que si hacíamos una tutoría hoy así que acepté.

—¿Una tutoría? ¿A mitad de vacaciones?

Ahora que lo pienso, sí, suena tonto. Pero prefiero eso a estar sola en la casa.

Dije que trataría de hacer más amigos y salir así que pienso intentarlo.

—Bueno, él sabe lo importante que es entrar a la universidad para mí.

—Claro, cuando todavía te queda un semestre de bachillerato.

—Es un buen tiempo para prepararme.

—Claro.

—¿Qué estás tratando de insinuar?

—Nada, solo que es interesante que tu tutor quiere empezar pronto con sus sesiones.

Quisiera tenerlo de frente para entender sus comentarios. El tono de voz que usa no me deja averiguar nada.

—Debe de ser un buen tutor entonces.

—Sí, no es porque coqueteé contigo o algo así.

Bueno, ese tono de voz si me dio indicios de algo.

—¿Eh?

—Mía, él chico te invitó a salir. La tutoría es una vil excusa.

—Claro que no.

Claro que sí. Pero tampoco lo voy a admitir porque no lo había notado antes y quedaría como una tonta. Y prefiero confiar todavía en que en serio estudiaremos algo.

—Es lógico si lo piensas.

—Yo creo que solo quiere ser un buen tipo.

—Sí, para poder salir contigo.

—No pienso seguir hablando de esto.

—Bueno entonces te dejo para que te prepares para tu cita.

Hubiera sido más normal esto si se hubiera burlado de mí, pero en cierto punto, sonó un poquito a reclamo.

—No es una cita.

—Diviértete—colgó.

Maldito.

Si antes estaba confundida entonces ahora es peor.

(...)

Acabo de descubrir que las citas no son lo mío.

Sí, pasé un buen momento y Mario me cayó bien. Pero creo que estaría más cómoda si de verdad hubiera sido una tutoría.

Me trató bien, hablamos bastante tiempo y no se me insinuó así que le agradeceré eso.

Pero por desgracia, me fastidio un poco cuando salgo de mi zona de confort o cuando convivo con alguien desconocido, así que tuve que inventarle que tenía una hora de llegada a casa. A pesar de que sabía que papá llegaría más tarde que yo.

Dejé que me viniera a dejar y aunque estuvimos hablando todo el camino ya quería llegar a mi lugar seguro y esa es una muy buena señal de que no habrá segunda cita.

Sí, puede ser mi amigo, pero de esos amigos que solo convives cuando hay otros amigos o que saludas cordialmente al encontrarte con él. No esa clase de amigos con las que puedes pasar horas hablando y no te hartas, como Lia.



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En el texto hay: amor juvenil, relacion

Editado: 15.10.2024

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