El Tercer Idiota

Capítulo 17,

Mía.

7 de Enero de 2019.

Era de madrugada y necesitaba salir de casa de Luis sin despertarlo.

Ya lo había hecho antes pero ahora estaba bastante nerviosa porque si despertaba no sabía como afrontar las cosas. No pensé muy bien lo que hice y solo quise arriesgarme y no me arrepiento, pero no tengo idea de que sigue ahora.

Me puse mi ropa silenciosamente y a oscuras, bueno, estaba a oscuras antes de que Luis prendiera su lámpara de a lado de su cama.

—¿Te vas?—dijo adormilado.

Fue un error voltear a verlo porque no traía playera, estaba con sus ojos entrecerrados y apenas se había sentado sobre la cama.

Quise regresar y quedarme ahí pero no podía.

—Hoy empiezo mis clases.

Él tiene suerte de empezar la próxima semana,
pero yo entro mañana así que tengo que llegar a casa, arreglarme y tomar mis cosas si es que quiero llegar temprano a la escuela.

—Puedes quedarte y luego ir a la escuela.

—No traje mis cosas.

—Cierto—se quejó.

—Adiós.

Iba a salir pero Luis se levantó.

—Te llevo.

—¿Y cómo?

—Tomaré el carro de papá, no se dará cuenta.

Algo me dice que ya ha salido de madrugada de esa manera antes.

—Puedo ir sola.

—Claro que puedes, pero qué mejor que yo te lleve. Y ponte esto—me dio una sudadera—, hace frío.

No me negué porque si hacía frío y solo había traído un suéter delgado ya que no había pensado en quedarme tanto tiempo.

Rápidamente se puso su ropa y ahora salimos por la puerta principal ya que él tenía que tomar las llaves.

Logramos salir sin hacer mucho ruido y subimos al auto.

En el camino íbamos callados por el sueño, el puso la radio y gracias a la hora que era las calles estaban vacías así que llegamos rápido a mi casa.

—Gracias—le dije cuando se estacionó una calle antes.

Había insistido en dejarme hasta la puerta pero ya había hecho mucho trayéndome aquí.

—¿No quieres pasarte un rato más tarde?—él preguntó cuando iba a bajar del auto.

Si quería, e iba a decir que si inmediatamente, pero no podía verme tan entusiasmada.

—Lo pensaré.

El solo se rió de mí, me conoce y sabe que eso es un sí.

—Que te vaya bien en la escuela, Mía.

—Gracias, Luis.

(...)

—¿Tienes planes para hoy?—Lia preguntó al terminar nuestra última clase.

Pues si tengo, pero no sé a qué hora empiecen.

—Creo que no, ¿por?

—Quería ir a...

Lia fue interrumpida por su ex novio, quien se acercó a saludarnos. El tipo no me cae mal, pero es raro que alguien me caiga bien y más si ese alguien le rompió el corazón a Lia. Así que si puedo ser un poco mala con él, entonces está bien.

—Hola—el nos sonrió a ambas, pero más a Lia.

Qué asco me dan los enamorados.

—Hola, Ray—Lia lo saludó y me dio un codazo así que yo también le dije hola.

—¿Quieren ir a comer algo?

Es obvio que la invitación era más para ella y yo solo era el bonus. Lia me miró y yo solo le transmití con la mirada que si quería ir que lo hiciera.

Ella me dio a entender que si teníamos planes entonces no iría y yo negué con la cabeza.

Así a veces son nuestras conversaciones mentales.

—Claro—ella contestó.

—Yo paso, tengo una agenda llena de nuevas amistades.

Lo dije con sarcasmo porque no hice ningún amigo en mis vacaciones. Solo mi tutor y ese no cuenta porque quería salir conmigo.

—¿Entonces vamos, Lia?

—Sí. Nos vemos mañana.

Ambos se despidieron de mi y se fueron.

Yo supongo que regresaré a casa a esperar a que sea de noche para ir con Luis.

Estaba caminando hacia mi camión hasta que mi teléfono sonó. Era Luis.

—¿Hola?

—¿Ya saliste de la escuela?

—Sí.

—¿Estás con Lia?

—No.

—¿Estás ocupada?

—No.

—¿Quieres que nos veamos?

—¿No era más fácil mandarme un mensaje?

—Nah, en el fondo sé que te gusta hablar conmigo.

—¿Entonces quieres que nos veamos ahora?—evite el tema.

Aunque sí, las llamadas telefónicas son tolerantes si solo son con él.

—Pues tengo la tarde libre así que...

—Bien, no te muevas de la escuela. Voy para allá.

Colgó, de seguro porque pensó que en cualquier momento mientas hablábamos me arrepentiría y cancelaría todo. No se equivocaba mucho.

Pero decidí arriesgarme y busqué una banca afuera de la escuela para esperarlo.

Unos quince minutos después él llegó y me sonrió, después se sentó a mi lado con la respiración agitada.

—Recordaba que tu escuela quedaba más cerca.

—No tardaste mucho.

—Caminé muy rápido.

—Se nota.

—¿Qué quieres hacer?

—Tengo hambre.

—Yo también. Recomiéndame un lugar.

—Pues hay una pizzería cerca de mi casa...

—Vamos.

No creí que fuera tan rápido esto de organizar planes.

Luis se levantó y tomó mi mochila que estaba en el piso sin preguntarme. Yo lo seguí y tomamos el camión que nos dejaría cerca de mi casa.

Por un lado es bueno que vayamos hasta allá ya que al yo vivir lejos es más probable que no encontremos a nadie conocido.

Cuando estuvimos en mi avenida le dije que bajáramos y lo guié a la pizzería que iba cuando no quería comer en casa.

Pedimos y nos sentamos y aunque nunca habíamos venido con alguien más que con Lia puedo decir que no fue tan malo. Todo el camino estuvimos hablando de lo que hicimos en nuestras vacaciones pero sin hostigar al otro.

—... y Abigail estuvo a punto de pintarme el cabello porque estaba aburrida.

Él había terminado de contarme de que maneras sus primas lo habían molestado un poco.

—Hubieras dejado que lo hiciera, es buena pintando cabello.



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En el texto hay: amor juvenil, relacion

Editado: 15.10.2024

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