El Tercer Idiota

Capítulo 19.

14 de Febrero de 2019.

Estaba caminando por la escuela en una hora que no tenía clase. Estaba bastante aburrido y solo quería ir a dormir un rato a la biblioteca.

Mi humor estos días ha mejorado un poco, pero no del todo. Mis ganas de hacer cosas o salir no existen aún y solo me he centrado en la escuela.

Iba pasando por una jardinera hasta que escuché como alguien me llamaba y pretendí no escuchar ya que ya sabía quien era.

Coincido en algunas clases con una amiga que se llama Michelle. No convivimos mucho pero es divertida y es la que siempre me encuentro en fiestas poniendo el desorden. La estaba evitando porque lleva insistiendo en que deberíamos salir a hacer algo pero como dije, no tengo ganas.

—¡Luis! No hagas como que me ignoras porque ya te vi.

Ella se acercó corriendo a donde estaba así que no podía ser grosero.

—Hola, Mich.

—¿Sabes que día es hoy?

—Jueves.

—Y catorce de febrero—dijo emocionada.

—Qué emoción.

—Las mejores fiestas ocurren en este tipo de fechas. Ya sabes, personas solteras despechadas queriendo un poquito de amor y al no conseguirlo recurren al alcohol y cosas así.

—Creo que otras personas prefieren dormir.

—Es el primer año que estás soltero, busquemos una fiesta, asaltemos un banco o vamos a un bar a conocer chicas.

Y si, Michelle es lesbiana.

Aunque tiene razón en eso de que es la primera vez que estoy soltero en esta fecha desde hace muchos años. Cada año Claudia y yo solo íbamos a cenar algo ya que no éramos muy entusiastas de celebrar cada fecha especial.

—Me estás convenciendo con la idea del banco.

—Vamos, no puedes vivir con tu cara de tristeza siempre.

—¿Quieres apostar?

Ella rodó los ojos y le habló a uno de nuestros compañeros de clase para que se acercara.

—Ro, ¿qué planes tienes hoy?

—¿Me estás invitando a salir?—él le sonrió, aunque no es un secreto las preferencias de Michelle.

—No. Tengo ganas de colarme a una fiesta.

—Pues no tengo nada para ofrecerte, pero un bar está dándole promociones hoy a los solteros.

—Suena interesante, que suerte que todos estemos solteros.

—Cierto, escuché de tu ruptura con Claudia, lo siento.

Yo solo asentí. El motivo de mi estado de animo no tiene nada que ver con Claudia, pero dejemos que piensen que es eso.

—Y por eso vamos a ir a ese bar, ¿verdad?—Michelle me preguntó, pero creo que era una afirmación.

—No lo sé, en verdad solo quiero dormir.

—Y dormirás después.

—Casi toda nuestra generación irá—dijo Ro—, puedes ir un rato para distraerte y si no te convence te vas.

—Pero antes debes presentarme amigas—Michelle intervino.

—Uy, a mi también.

—No es que tenga muchas amigas.

—No importa, vamos aún así.

Tal vez deba de empezar a salir de nuevo en vez de solo estar acostado en mi cama oliendo las cobijas, porque sí, así de patético he sido.

—Vale. Mándenme la dirección y ahí los veré.

—Bien, si no apareces iré a sacarte de tu casa—Michelle me amenazó, pero no sabe donde vivo.

Espero no arrepentirme de esto.

(...)

Creo que iba a arrepentirme profundamente de esto.

Resulta que el famoso bar al que querían ir era más que nada el bar donde trabajaba Lia, y, ¿qué probabilidades hay de encontrar a Lia y a su mejor amiga en el lugar donde trabaja? Muchísimas.

Apenas iba llegando, estaba a punto de cancelarle a Michelle pero ella me iba a matar y a parte no puedo evitar ir a lugares solo porque Mía estaría aquí, debo de superar lo qué pasó y ya.

Así que me armé de valor y entré al bar, fue fácil encontrar a Mich y Ro, porque ambos estaban bailando llamando la atención de todos. En cuanto vieron que me acercaba, Michelle corrió a abrazarme y rápidamente me dio un trago de quién sabe qué.

—Es para que entres en sintonía, querido amigo.

Acepté, pero mi plan de hoy no es terminar ebrio.

No pude evitar mirar todo el lugar en busca de cierta chica de cabello negro. No puedo superarla en un par de días, ¿de acuerdo?

Además, mirar un poco no me hará daño.

Recorrí visualmente cada una de las mesas hasta que me topé con una chica de cabello negro y ahora más corto, pero por mucho que se pareciera, no era Mía, era Claudia, con algunos de nuestros compañeros de clase. Ella me estaba mirando y yo miré a otro lado un poco incómodo.

—¿Esos tipos no van en tu clase?—Mich me preguntó.

—Sí.

—Deberíamos ir con ellos—sugirió Ro.

Michelle le dio un golpe en la cabeza y él se quejó.

—Ahí está Claudia, tonto. No podemos acercarnos.

—Ah, no la reconocí. Aunque, ellos ahora están viniendo a nuestra mesa.

Y era verdad, todos mis compañeros de clase, incluyendo a Claudia, venían para acá.

—Hola, chicos—Angela, una chica de mi clase y amiga de Claudia, se acercó—. ¿Qué les parece si juntamos mesas?

—Claro—Mich no lo pensó y solo aceptó, tal vez tuvo que ver con Angela.

Los chicos trajeron otra mesa de a lado y algunas sillas. Por suerte Claudia estaba bastante lejos de mí pero sentía como me miraba de manera un poco intensa.

—¿Qué pasó con lo de que no podíamos acercarnos a causa de tu ex novia?—Ro me susurró.

—Creo que afectó el que parece que a Mich le gustó Angela.

—Ahora tiene sentido.

Tal vez me iría antes de lo esperado de aquí.

Mi mirada se dirigió hacia la barra del lugar, pude ver a Lia preparando bebidas y un poco lejos de ella al fin pude reconocer a Mía. Tenía su cabello atado en una coleta alta, esta vez no tenía ninguna sudadera grande, si no que tenía un top negro y pantalones ajustados.

Estaba hablando con el jefe de Lia, creo que se llama Alan. Él estaba riendo de algo que ella decía y luego le dejó una cerveza guiñándole el ojo.



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En el texto hay: amor juvenil, relacion

Editado: 15.10.2024

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