El Tercer Idiota

Capítulo 20.

Luis quiere trabajar.
 

20 de Febrero de 2019.

No sé desde cuando mi vida se volvió tan monótona y aburrida.

Me estoy desesperando de solo estar encerrado en casa, ir a la escuela y regresar a encerrarme. Ni siquiera hago algo se provecho, solo me quedo dormido, hago tarea y vuelvo a dormir.

Necesito algo en que perder el tiempo, este semestre tengo pocas materias porque adelanté algunas los años pasados entonces solo voy por las mañanas a la escuela.

Tampoco me está llamando la atención ir a beber seguido con mis compañeros, ya no. Y por lo tanto no tengo con quien salir ya que ellos solo piensan en alcohol. Necesito hacer cosas normales que rompan con la rutina que llevo por ahora, necesito amigos que me ayuden a romper esa rutina, porque la única amiga que me ayudó a romper la rutina anterior que tenía, ahora no me habla.

Eso me afectó más de lo que esperaba, pero estaba buscando cosas para mantenerme ocupado de esos pensamientos.

Incluso ahora estaba perdiendo el tiempo caminando a mi casa, hasta que me topé con una cafetería que también era librería. Tenía que hacer tarea en casa así que me pareció buena idea hacerla ahí, o tal vez solo perder un poco de tiempo.

Entré al lugar y el olor a canela fue lo primero que pude sentir, fui a la barra y una chica estaba apuntando algo en una libreta, en cuanto me vio acercarse me dedicó una sonrisa.

—Hola, ¿deseas ordenar algo?

Vi la pizarra detrás de ella con la bebida y los precios.

—Un té helado, por favor.

—Claro, ¿para aquí o para llevar?

El lugar me había convencido de que podría estar un rato, así que decidí pedirlo para consumir aquí.

Le dije a la chica y ella dijo que tomara asiento, que ella llevaría mi pedido.

Yo seleccioné un sofá con una pequeña mesa, saqué mis cosas de la escuela e intenté concentrarme en hacer la tarea pendiente que tenía, pero el lugar en si me distraía.

Había muchos libreros marcados con categorías, desde ciencia hasta ficción, tal vez más tarde me pasearía por donde marcaba arquitectura, pero decidí quedarme cómodamente en mi lugar.

Vi un cartel donde se necesitaba barista. Por un momento pensé en tomarlo, pero yo nunca había trabajado en mi vida. Tal vez por eso me daba miedo pero la idea era tentadora.

Me asusté un poco cuando la chica llegó con lo que había pedido por haber estado distraído.

—Lo siento, no quería asustarte.

—No te preocupes.

Ella se iba a dar la vuelta pero decidí hablarle para preguntarle sobre el puesto.

—¿Necesitas algo más?

—Eh, quiero saber si ya tienen barista.

Ella volteó a ver el cartel que señalé y me dio una pequeña sonrisa.

—En realidad no, ¿te interesa?

—No sé, no tengo experiencia.

—No es necesaria, el dueño del lugar es el que enseña a hacer las bebidas.

—Entonces si me interesa.

—Me alegra escucharlo, no hemos encontrado a nadie así que esto empieza a ser un desastre.

Ella me explicó que tenía que traer en mi solicitud, me dijo los horarios en los que estaba el dueño. Me explicó las tareas y los horarios y todo se acomodaba para que yo pudiera venir, solo tenia que hacer una entrevista pero ella aseguraba que el dueño iba a aceptarme.

—Muchas gracias.

—De nada—me volvió a sonreír—. Por cierto, me llamo Diana.

—Y yo Luis.

—Entonces espero que seamos compañeros de trabajo, Luis.

Tal vez, después de todo si decida aplicar para el trabajo.

(...)

Hoy solo éramos mi mamá y yo cenando en la casa. Lia estaba fuera al igual que Iván y Jorge. Papá había salido con sus amigos así que había un poco de silencio entre ambos.

Decidí contarle sobre mis intenciones de querer trabajar en la cafetería que visité y ella solo me miraba con los ojos entrecerrados.

—¿Y por qué el repentino interés en querer trabajar?—ella preguntó aún analizándome.

—Aburrimiento tal vez.

—Hmm... ¿aburrido de qué?

—No sé, mamá. De la rutina. Estoy a un año de graduarme y eso que mi siguiente semestre solo es de prácticas profesionales. Así que quiero hacer algo de provecho.

También estoy aburrido de la vida que he estado llevando estos días, pero no se lo podía decir porque ella solo me juzgaba con la mirada.

—Esta bien, solo tengo una duda.

—¿Cuál es?

—¿Tu repentino aburrimiento tiene algo que ver con que Mía no haya venido últimamente a la casa?

¿En serio es tan fácil para ella adivinar que ella no viene por mí?

Aunque no creo que sea por mí, ella dejó muy claro que no le importa esta situación lo suficiente así que sería lógico que ella no tuviera que evitarme, pero lo hace. O creo que lo hace, no estoy seguro.

—Claro que no. Ella y Lia han estado saliendo mucho.

Mamá al fin dejó de mirarme y asintió lentamente.

—Bueno, te creeré.

—Es en serio, mamá.

—Y en serio te creo. Pero volviendo al tema, no te quito la intención de buscar trabajo. Hazlo si te da la gana, pero que sea en serio por crecimiento personal.

Yo creo que si lo hago para crecer, sí, al principio quería que fuera una distracción, pero me entusiasma también que pueda trabajar. Digo, Lia lo hace desde los 17 años y la admiro mucho por eso, ha sacrificado mucho y sé que eventualmente yo lo haré, pero quiero aprender, quiero ser útil, quiero dejar de vivir en mi burbuja y recurrir a los mismos pensamientos día tras día.

Así que creo que es un hecho que mañana mismo llevaré mi solicitud.

17 de Marzo de 2019.

Odio la vida de adulto responsable en su primer empleo.

Bueno, no del todo. Me gusta el trabajo que conseguí, prácticamente solo me encargo de hacer los cafés y no se me dificultó aprender a hacerlo. Diana fue de mucha ayuda y los otros empleados también, solo hay dos cocineros, el gerente, Diana y yo, lo cual creo que es bueno para el tamaño del lugar.



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En el texto hay: amor juvenil, relacion

Editado: 24.08.2024

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