El Tercer Idiota

Capítuo 30.

11 de Julio de 2019.

Sé que es normal en ti desaparecer, ¿pero dos días? ¿En serio?

Era la primera vez en estos dos días que le mandaba un mensaje a Mía. Había decidido darle espacio porque pues así es ella, pero la extrañaba y hace rato le llamé y después de varios tonos la llamada entró al buzón.

Así que todo resignado decidí mandarle un mensaje.

¿Y después de que me dijeras que me querias?

Pensé que iba a tener que esperar mucho para obtener su respuesta pero inmediatamente abrió los mensajes y me escribió.

Mía: Me asusté.

Perdón.

Si te llamo, ¿ma vas a contestar?

MíaSí, pero si olvidamos lo que dije.

Y hace rato no contesté porque guardé el teléfono.

Bueno, tenía lógica, como su papá sigue teniendo el original, hablamos por el que tiene escondido en su habitación.

No lo voy a olvidar.

MíaAghhh.

Solo contesta mi llamada, tengo algo importante que decirte.

Mía: ¿Me vas a terminar?

NO.

Ni siquiera estoy enojado con ella, la entiendo, obviamente no voy a terminar con ella. No planeo hacerlo.

Ella fue la que me llamó esta vez y contesté.

—¿Qué pasó?—dijo ella un poco insegura.

Yo también te quiero, Mía—colgué.

Una pequeña venganza pero la intención es verdad.

Inmediatamente me llegó un mensaje de ella:

Mía¿Cómo te atreves a colgarme?

¿Y después de decir eso?

Usé tu método.

Bromeo, quería hacerme el gracioso.

MíaGracias por desatar una inseguridad, don comedia.

No importa cuanto tiempo te tome abrirte en este tipo de cosas conmigo. Solo quiero que sepas que todo lo que sientes es recíproco. Solo no me pidas que olvide ese intercambio de palabras.

MíaGracias.

Una palabra muy simple, pero sé que entendió lo que le quise decir.

¿Ahora si puedo llamarte?

Mía:Dame una hora para procesar y emocionarme por esto.

Bien.

Decidí mientras acostarme en lo que esperaba, pero no había pasado ni media hora cuando me llamó.

—¿Ya lo procesaste?—pregunté al contestar.

—Ya. Esta bien que me digas lo que sientes, ¿vale?

—¿Aunque te asustes?

—Aunque lo haga. Gracias a eso puedo de a poco decirte lo que siento.

—Bien, pero si sientes que es mucho...

—Te lo haré saber, pero no te limites por mí.

—Está bien.

Me sentía más tranquilo hablando de esto que solo evitando el tema, creo que en verdad progresamos mucho.

—¿Ahora podemos tener una conversación normal?

—¿Cómo cual?

—¿Qué haces?

—Termino de empacar.

Puse el teléfono en altavoz sobre mi cama para poder seguir empacando.

—Creo que eres la persona que conozco que más se ha tardado en empacar una mudanza.

—Así no se me olvidará nada.

—¿Cuándo se van?

—Pasado mañana.

Ella se quedó callada y pensé que incluso ya me había colgado cuando comenzó a hablar bastante rápido.

—Odio no poder haberte ayudado a terminar de empacar, odio no poder terminar de arreglar la casa contigo y odio que ni siquiera puedo ir a ver la nueva casa aún... esa fui yo tratando de expresar lo que siento.

—Y es un gran progreso.

—Estoy volviéndome loca aquí adentro.

—Entiendo como te sientes, pero ya habrá tiempo para que te de un tour personalizado por toda la casa... y mi habitación.

—Me gusta la idea. Aprovecha tu habitación porque en cuanto pueda salir de aquí tu cuarto será mío.

—Si me dejas dormir contigo no hay problema.

—Lo pensaré.
 

13 de Julio de 2019.

Estaba viendo como cada miembro de mi nueva casa estaba ahora derrotado sobre los sofás.

Iván quien también es un fanático del orden todavía luchaba un poco para seguir abriendo cajas. Yo solo los observaba mientras pedía la cena para todos ya que nadie quería cocinar.

—Un poco de ayuda no me vendria mal—dijo Iván malhumorado.

—Yo no quiero ayudar—dijo Jorge mientras se quedaba casi dormido en el sillón.

—Yo estoy muerta—Lia se quejó.

—Dile a Luis—Jorge dijo aún cerrando los ojos.

—Yo estoy pidiendo comida.

—Son unos tontos—Iván dijo quejándose, de nuevo.

—Tú eres un tonto—dijo Jorge teniendo energía para pelear de repente.

—No, tú eres el tonto.

Iván y Jorge estaban ahora discutiendo por quien era más tonto y la verdad no quería intervenir y al parecer Lia tampoco porque se puso a jugar en su teléfono.

Así que decidí subir a mi habitación a acomodar cosas en lo que esperaba a que llegara la comida.

Mientras hacía eso, Mía me mandó un mensaje preguntándome que como iba todo y yo decidí llamarla.

Se tardó un poco en atender pero luego me sentí feliz de escuchar su voz.

—¿Bueno?

—Hola, ¿cómo estas?

—Me estoy empezando a volver loca—dijo un poco alterada.

—Ya lo estás, pero solo un poquito.

—¡Oye!

—Poquito.

—En fin, ¿tú cómo estás?

Se escuchaba como si estuviera caminando o haciendo mucho movimiento, pero no le di mucha importancia.

—Bien, ya casi termino de acomodar.

—¿En serio? ¿Tan rápido?

—Las cosas básicas al menos. Pero es parte de mi plan de organización.

—Y yo soy la loca—susurró pero obviamente la escuché.

—¿Qué?

—Nada, espero que me mandes foto de tu habitación cuando esté terminada.



#13658 en Novela romántica
#2599 en Joven Adulto

En el texto hay: amor juvenil, relacion

Editado: 24.08.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.