El Tercer Idiota

Capítulo 31. Final.

Tengamos una cena.

Mía.

15 de Agosto de 2019.

Me siento como una completa ñoña.

Sé que papá no me deja salir y mi único entretenimiento ha sido la escuela pero a fin de cuentas no es tan grave, me gusta estudiar y siempre me ha gustado pero hay que disimular obviamente porque no sería muy "Ser el Engendro del Diablo"! de mi parte.

Así que un sábado por la noche donde habrían una fiesta universitaria yo estaba haciendo unas tareas en mi habitación.

Después de unas dos horas sin parar mi papá entró.

—Mía, quiero hablar contigo.

—¿Qué pasa?

Dejé mis cosas de lado para ponerle atención.

—Toma—me dio mi teléfono—. Ya estás en la escuela así que es importante que estemos comunicados.

—Gracias—traté de no sonreír pero fallé.

—Te daré más confianza, puedes regresar sola de la escuela. Pero no abuses.

—No, claro que no.

—Bien.

Parecía que iba a decir algo más pero se fue.

Puse a cargar mi teléfono y luego lo encendí. No es que tuviera mucha diferencia con el otro teléfono que estaba usando pero era menos lento y eso era un alivio. Los contactos no me preocupaban porque solo hablaba con dos personas y tenía muchas ganas de hablarle a alguien ahora mismo.

Rápidamente busqué el número de Luis y lo llamé.

—O ya tienes tu teléfono de vuelta o eres tu papá queriéndome amenazar—contestó casi de inmediato.

—Papá me devolvió mi teléfono.

—Dios, que alivio.

—Esto no cambia nada, ¿si lo sabes?

—Ya sé, ya sé. Pero es un paso más cerca de la aceptación y de esta manera no ocultarás tu teléfono.

—En eso tienes razón.

—Siempre.

—En fin, mañana tienes hora libre, ¿no?

Hace poco compartimos nuestros horarios y me di cuenta de que tenía un hueco en el día de mañana y misteriosamente yo también.

—Me da miedo que ahora sepas mis horarios.

—Tú aplicaste esa información en mi contra primero.

Lo hizo cuando un día salí antes de clases y él fue corriendo a despedirse de mí. Acto muy cursi que me encantó pero no se lo diré aunque ya lo sepa.

—Buen punto pero sí, ¿por qué?

—Me cancelaron una clase a esa hora entonces pensé en si querías almorzar conmigo.

—¿Quééé? ¿Y qué nos vean juntos?

Las últimas semanas he estado algo paranoica a que nos vean juntos porque él le ayuda a mi profesor y yo solo voy en primer semestre. Además que tiene una cierta popularidad ya que hay personas que saben que él era novio de Claudia así que sí, siempre le decía que no nos viera nadie cuando hablamos porque no me gustaría llamar la atención.

—Cállate, además, solo es un almuerzo y no tiene nada de malo, ¿o si?

—Es lo mismo que yo te he estado diciendo, pero siempre me ignoras.

—Ya sé, déjame.

—Sabes que bromeo, pero me parece perfecto almorzar contigo.

—Bien, entonces te veo mañana.

—Sí, hasta mañana. Te quiero.

—Y yo a ti—dije bajito.

—¿Puedes repetirlo?

—No, buenas noches.

Solo escuché su risa antes de colgar y odiaba que yo ahora estuviera riendo también. Pero la sonrisa se me borró cuando noté que papá estaba recargado en la puerta abierta de mi habitación.

—¿Quién era?—preguntó sin ninguna expresión.

No sé cuanto tiempo llevaba ahí, pero aún así me la jugué esperando que no fuera mucho.

—Nadie.

—Mía... ¿qué acabo de decir sobre el abuso de confianza?

—No te va a gustar la respuesta.

—Dime.

—Ya sabes quien es.

Papá suspiró y entró completamente a mi habitación. Esto iba a ser incómodo.

—Sé que sigues con él.

—¿Por qué lo dices?

—Es obvio. No quiero saber como te las has arreglado para mantener esa relación, pero...

—No voy a terminar con él—lo interrumpí.

—Lo sé.

—¿Entonces?

—Mira, has estado con él y no has ido mal en la escuela. No has salido, no eres irrespetuosa y... no diré más. Creo que él es algo importante para ti si es que aún así decidiste mentirme.

—Yo no quería mentirte.

—Y lo sé, estoy tratando de decirte que tal vez, solo tal vez, merece una oportunidad.

—¿Cómo?

—Quiero conocerlo.

—¿Cómo?

No lo entiendo del todo. Pero aprovecharé esta oportunidad antes de que se arrepienta.

—Tráelo a cenar.

—¿Por qué quieres conocerlo?

—Le daré una oportunidad porque quiero que me vuelvas a hablar como siempre.

Papá y yo no somos los mejores dando a entender nuestros sentimientos. Por eso mientras lo dijo no me miró, pero sé que le dolía tanto como a mí y que esté aquí aunque se sienta incómodo, significa que de verdad quiere arreglar las cosas.

No es que antes habláramos mucho, pero nos entendíamos y ahora solo convivimos por estar bajo el mismo techo.

—Lo siento.

—Y yo lo siento también.

Si fuéramos otras personas tal vez nos abrazaríamos, pero un asentimiento de cabeza era suficiente para entendernos. Así que se fue directo a la salida de mi habitación.

—Entonces invítalo el viernes, ¿si?

—¿Por qué el viernes?

—Mmm...

—Papá...

—Puede que invite a alguien.

Sabía que había alguien, lo había imaginado desde mi castigo y ahora me lo confirmaba.

—¿El día que nos descubriste a mí y a Luis venías de una cita, verdad?

—Sí...

Evidentemente se veía incómodo y si no quería hablar más de eso, lo respetaría.

—Bien.

11 de Agosto de 2019.

Luis estaba entusiasmado contándome que muevas cosas le estaba enseñando el profesor con el que estaba haciendo sus prácticas. Es un nerd y adoro eso porque es igual que yo.

Pero no le estaba poniendo mucha atención porque estaba pensando como decirle lo de la cena con mi papá.

—¿Qué pasa?—preguntó él.

—Hay un tema...

—¿Qué tema?

—Mi papá te quiere conocer.

Pensé que iba a reaccionar con miedo, pero en vez de eso, tenía una gran sonrisa.




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