El tesoro al final del mundo

Capitulo 2

La mañana siguiente volví a encontrarlo sentado en la barra junto a un grupo de idiotas, tenía una camisa limpia, no nueva sino limpia y unos pantalones rotos pero sin rastros de vómito. Llevaba la espada colgada a la cintura y un collar de perlas demasiado feo para ser de hombre. Aunque no sabía si era nuevo o ya no tenía porque fue la primera vez que le puse atención a su aspecto.

—¡Tajo! —llamó alzando la mano por encima de todos con su habitual sonrisa.

Apreté los labios y lo ignoré de camino a limpiar los baños donde los idiotas lanzaban lo que no salía de sus bocas. Me había levantado hace poco más de dos horas y mi padre ya tenía la taberna abierta, me dio un pan, algo de agua de coco y me envió a hacer limpieza entre bufidos y quejidos. No mencionó la presencia del niño en la bodega, estaba agotado, quizás no lo recordaba. Pero lo haría, siempre dormía durante el almuerzo mientras yo atendía el negocio para levantarse como nuevo y durar de pie toda la noche.

Deje la puerta abierta para que el olor disminuya y comencé a pasear el trapeador sobre los vómitos mezclados en colores extraños. Hice lo posible por no sumar el mío, eso era lo menos desagradable, tenía que aguantar.

—¿Qué haces? —Oí la voz del niño a mis espaldas y luego una arcada por el hedor, pero no lanzó sino que se apartó sujetándose la nariz—. ¡Qué asco!

—Vete si te da asco —bufé con el mismo tono que usaba mi padre.

No hizo caso, sino que se quitó del bolsillo trasero un pañuelo que ató a su rostro y volvió a entrar a los baños. Lo miré sonreír sin mostrar la boca, lo que era algo extraño y escalofriante, y suspiré ignorando el olor que me raspaba la garganta.

Me irritaba.

—¿Quieres oír mi nombre? —preguntó con ánimo y yo volví a trapear.

—No.

—¿Por qué?

—No me interesa.

Terminé con el suelo, o al menos lo trapeé tanto como era posible para disminuir los fluidos, y pasé a vaciar los baldes bajo los cubículos.

—¿Qué es eso? —preguntó el chico asomando la cabeza por detrás mío cuando abrí la pequeña puerta de madera hacia los contenedores de heces y orina.

—Lo inventó mi padre —dije, o al menos era lo que siempre decía entre risas.

—¿Para qué sirve?

—Para orinar sin ensuciar todo alrededor —señalé las enormes cajas de madera con un agujero en medio en que los idiotas se sentaban a defecar u orinar y le enseñé el balde lleno de mierda.

—Es genial pero que asco —expresó mirando el interior con los ojos muy abiertos.

Asentí y saqué el segundo balde para vaciarlo en el canal fuera del local. Eran pesados, siempre hacía dos o hasta tres viajes para terminar, pero esta vez el chico tomó el otro contenedor y caminó hacia la puerta sosteniéndolo con fuerza, parecía asqueado pero sus ojos brillaban como la noche anterior cuando quiso ayudarme con las botellas.

Busqué una excusa para protestar, mi padre ya se había ido a dormir y el local estaba tan vacío que no parecía el mismo que la noche anterior. Nadie vería que no hice el trabajo solo, ni que ese chico era un entrometido.

Apreté los labios y continué.

El canal estaba a pocos metros de la taberna, era una antigua fuente en desuso que el mar prácticamente había destruido desde abajo hacia arriba, dejando solo su paredón circular de piedras y musgo.

—¿A dónde va esto? —preguntó el chico cuando lancé el contenido del primer balde y me incliné para tomar el segundo.

—Al mar —dije y lancé los desechos justo cuando una ola golpeaba el interior de la fuente y unas pocas gotas nos salpicaron.

Me la limpie con el dorso de la mano ahogando el vómito y lo miré intentar hacer lo mismo apretando los dientes sin éxito, porque cuando cayó en cuenta del nauseabundo olor que salía con cada golpe de ola se inclinó hacia la fuente y largo todo.

—¡Tajo! —Me volteé hacia la nueva voz, un tipo alto y delgado con la mano cercenada me sonreía desde el muelle y sacudía el brazo en el aire.

Un idiota.

Alcé la mano fingiendo una sonrisa y lo saludé de vuelta. Mi padre siempre decía que había que llevarse bien con ellos, ser amigables para que paguen por el alcohol y las mujerzuelas de la taberna hasta que vuelvan al mar. Era un negocio.

—¿Lo conoces? —preguntó el chico con la mitad del cuerpo apoyado en la fuente, tenía el rostro pálido y los ojos enrojecidos por tanto vomitar pero en cuanto me vio no tardo en girar la cabeza hacia el idiota en el muelle.

—No —dije sin dejar de sonreír. Tomé ambos baldes en brazos y me dirigí a la taberna.

Él me siguió, tropezando hasta llegar a las puertas.

—¿Le sirves a los piratas? —preguntó mucho más asombrado de lo que lo vi antes.

—Si. —Devolví los baldes a las cajas de madera y trapeé un poco alrededor.

—Trabajar aquí debe ser genial. Debes conocer a muchos capitanes—exclamó con voz diferente, más animada y entusiasmada—, dime nombres.

—No sé sus nombres.

—¿Cómo no sabes? ¿Acaso no preguntas?

—No.

Tomé el balde con agua de mar que usaba con el trapeador, lo hundí y salí de los baños con el chico detrás. Me coloqué del otro lado de la barra, guardé el trapeador y lo miré sentado en uno de los pocos bancos que aún conservábamos.

No había mucho por hacer, el mediodía era la hora de dormir para todos, incluidos los idiotas, por lo que el negocio estaba abierto pero vacío. Saqué una botella con agua clara y la serví un poco en uno de los vasos que mi padre limpio antes de irse a la cama, bebí y de repente mis ojos cayeron en el chico del otro lado, observando todo con una sonrisa de oreja a oreja.

—¿Aquí estuvo sentado Jason Roger?

Bebí más agua y al dejarla sobre la madera entre ambos encogí los hombros.

—No lo sé.

—Finge que sí —dijo sonriendo de espaldas, con los brazos sobre la madera y los ojos brillantes. Era demasiado presumido, fingía tanto como cualquiera de los idiotas y eso me ponía molesto pero no tanto para echarlo. Se giró para tomar el vaso de agua entre ambos y bebió mirándome divertido. Rodé los ojos y saqué el trapo para limpiar la madera—. ¡Tengo una idea! —gritó golpeando el vaso vacío en la mesa y yo miré por encima del hombro para corroborar que mi padre no se hubiera despertado—. En mi camarote colecciono los carteles de ser busca de los mejores piratas, podemos ir por ellos y me dices cuales vinieron aquí.



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En el texto hay: boylove, piratas y tesoros, friends to lovers

Editado: 20.11.2024

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