El tesoro al final del mundo

Capitulo 15

—Tiberius —saludé al hombre que atraía todas las miradas. La taberna estaba llena, Layla tenía a todos cantando, bailando y bebiendo y casi fue una buena noche hasta que llegó el hombre de la cruel cicatriz en el ojos con una sonrisa de oreja a oreja.

 —¿Cómo andas? —preguntó sentándose del otro lado de la barra e ignorando que todos lo miraban con atención a pesar de que la música continuaba y Layla bailaba con el dobladillo un poco más arriba que otras veces. 

—Bien —respondí y le entregué una botella de ron—. ¿Sabes algo de mi padre?

—No. —La abrió, bebió y al dejarla sobre la barra se detuvo con una mueca, mirando fijo la etiqueta de la bebida. Alguien más, un idiota demasiado ebrio, quiso acercarse a él por detrás pero al instante se detuvo con los ojos muy abiertos, puestos en el hombre junto al capitan, y se alejo. Tiberius me miró sin percatarse de eso—. ¿Sabes algo de lo que le sucede a Baker?

Sacudí la cabeza.

—Hace días que no viene por aquí.

—Lo sé, creí que tú sabrías por qué.

—No.

Me miró y soltó una mueca.

—Bien. Tengo que hacer algunas cosas en el puerto…

—Bien.

—Tajo, mi oferta… Nos iremos mañana.

Tuve una sensación extraña en el estómago, algo incómodo, frío. Aparté la mirada hacia la botella sobre la barra.

—Aún lo estoy pensando.

—Bien. —Inclinó la cabeza con un suspiro, se levantó tomando la botella y lanzó unas cuantas monedas antes de voltearse hacia los piratas recelosos que fingía ignorarlos y salir de la taberna.

. . .

—¿Qué sucedió con el chico? —preguntó Eric cuando alcé la cabeza del diario de mi madre. Un grupo de idiotas entró bufando por lo bajo algo sobre los idiotas que podía ser La Marina, pero al no reconocer a ningunos seguí con la traducción.

—¿Qué chico? —pregunté oyendo a Jet entregarles botellas con una sonrisa de lado, algo molesta y algo divertida.

—El que te seguía a todos lados —insistió Eric inclinándose hacia su propia hoja, fingiendo que hacía algo cuando en realidad estaba pendiente de molestarme.

—No sé de quién hablas.

—De Baker, habla de Baker —respondió Jet y al alzar la mirada lo encontré intercambiando botellas con el grupo de idiotas.

—¿Qué sucedió con él? —preguntó Eric.

—¿A qué te refieres?

El historiador alzó una ceja.

—¿Por qué actúas extraño?

—No actuó extraño. —Me incliné sobre la hoja que contenía mi traducción de los símbolos de mamá. Cada vez lo hacía mejor, podía transcribir sin la necesidad de enseñarle a Eric los resultados ni ver sus traducciones.

—Dijiste que eran amigos.

—Si, lo éramos. —Apoyé la pluma en la hoja y la giré, una mancha negra salió al instante y abarcó la palabra por completo. Era frustrante.

—¿Ya no?

Suspiré.

—No.

—¿Por qué?

Le lancé una mirada molesta.

—¿Por qué preguntas todo?

—Es parte de mi trabajo —dijo y encogió los hombros.

Jet nos miró con atención, terminó de atender a los idiotas y le entregó otra botella a Vesper, quien se sentó junto a Eric con la cabeza baja, dormitando por lo bajo.

No necesitaba que me miraran para saber que estaban escuchando.

—Bien. No lo sé —respondí.

—¿No lo sabes? ¿Qué no sabes? —insistió y esta vez no respondí. Me estiré encima de la barra para tomar otra hoja blanca junto al brazo de Vesper, volví a mi asiento y continúe escribiendo. Eric se levantó—. ¿Sabes? Debería preguntarle a él, enseguida vuelvo.

Intentó recoger sus cosas pero lo detuve.

—Eres irritante.

Sonrió.

—¿Me dirás?

Los dientes me dolieron por apretarlos con fuerza. Jet me estaba mirando, se sostenía con el codo sobre la barra y cada tanto giraba la cabeza al grupo de idiotas con los labios apretados. Todavía se estaba curando de la puñalada, el medico dijo que fue leve, no daño nada importante dentro de su cuerpo, pero la venda que se asomaba por debajo de su camisa me hacia sentir un tonto. Débil. Una carga que los demás tenían que proteger.

Vesper también tuvo que descansar luego del balazo que le dio el tipo de la Marina, Layla dijo una vez que le dolía y bebía alcohol para tolerarlo. Desde ese momento decidí ya no cobrar las botellas. Pero no era suficiente, él y ella tuvieron moretones y cortes en el rostro por días, verlos era insoportable. Era un inutil, un bueno para nada.

Volví a mi asiento y pensé en Baker, él resultó más herido que Layla y usó su cuerpo para protegerme en todo momento. No le importó morir, tampoco cuando lo lanzaron del otro lado de la taberna como si no pesara más que un trapo, él se levantó para ir por mí, para protegerme. No quería ser su amigo si debía verlo arriesgar la vida por alguien tan inutil como yo.

Eric hizo ademán de levantarse y lo detuve de nuevo.

—Lo golpearon por mi culpa —magullé y me miró con una ceja alzada.

—Lo sé.

—Y no pude defenderme. No puedo ser su amigo si no puedo protegerme y dependo de él para que no me maten.

Por un momento me miró en silencio, la sonrisa en su rostro se volvió una mueca y la diversión que parecía sentir al verme se volvió algo más familiar, como cuando leía uno de los libros de mi madre e intentaba descifrar lo que ella decía.

Volvió a su asiento con un suspiro y le lanzó una mirada a Jet, pero él estaba ocupado intercambiando bebidas y Vesper usó esa oportunidad para levantarse y arrastrar los pies hacia la salida.

Ninguno quería hablar porque tenía razón, fui un inutil.

—Tajo —dijo Eric con voz seria—, lo que sucedió no fue tu culpa.

—Vinieron por mí, sí lo fue. Hirieron a Jet por mi culpa, golpearon a Layla por mi culpa, casi matan a Baker por mí, no pude defenderme ni protegerme y cada uno resultó herido por eso. No merezco ser su amigo.



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En el texto hay: boylove, piratas y tesoros, friends to lovers

Editado: 20.11.2024

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