No volví a ver a Jet luego de eso, el ánimo dentro de la taberna era oscuro y amargo a pesar de que las noches volvieron a su rutina de baile y fiestas. Vesper accedió a la mentira compromiso cuando vio salir al soldado Samuel por la puerta. Al parecer el marino lo confundió con un pirata cualquiera dormido a un lado de la puerta. Al entrar preguntó qué sucedió y apretó los labios hacia Layla, tomó la botella de ron que usábamos para curar heridas y asintió.
Así, sencillo.
Los Jones me protegerían.
Le prometí que sería hasta que papá vuelva, luego solucionaría todo. Hablé con comerciantes para que les entreguen alcohol también a ellos y fingí que todo iba bien.
Porque iba a estarlo cuando papá llegara. Estaba seguro.
Raven prácticamente vivía en la taberna. Todos los días aparecía temprano con cara de pocos amigos, gruñía por algo de beber y comenzábamos a entrenar. Se quedaba hasta la noche atendiendo idiotas conmigo, y cuando era hora de limpiar tomaba dos botellas y desaparecía unas horas. Era extraño, actuaba extraño, pero decidí no preguntar. Tampoco me importaba.
El entrenamiento continuaba. Las tres botellas se balancearon en la viga sin un rasguño hasta que, diez días después y varias heridas sin curar, logre atravesar una de un balazo.
Fue suerte.
No. Fue desesperación.
Papá estaba cerca y yo no lograba dispararle a una estúpida botella, ¿qué diría cuando me vea inutil?
Vesper golpeaba en lugar de Jet y se movía con sigilo, apenas respiraba y protegerme de él fue más difícil. Raven movía los pies cargando el peso en los talones, conocía sus pasos, respiraba con calma, lento para procurar un disparo certero. Era natural en él. Y por eso logré hacerlo.
Oí sus respiraciones, la madera rechinando, el movimiento de sus camisas hediondas cuando alzaban las espadas de madera, y los esquive. Unos días antes, peleando con Vesper, había oído a la taberna, los espacios, el ruido que hacía en cada lugar. Siempre era diferente, en la habitación era agudo, en la bodega pausado, en la habitación de mi madre ligero, los pies se sentían extraños, en la barra era duro y del otro lado, donde estaba parado, la oí rechinar con fuerza. La madera estaba gastada.
Di un paso al frente y oí la madera cambiar, me dirigia a la puerta. Cambié de dirección y oí a Vesper. Me aparte. La madera se sintió dura, estaba sobre una viga. Giré al sentir el aroma de Raven, bajé la cabeza y volví a sentir la madera bajo mis pies.
Apreté los dientes, alcé el arma conteniendo la respiración y disparé.
Oí el vidrio estallar.
Raven no habló. Era una buena noticia.
Me quité la venda y lo vi, la botella de la izquierda ya no estaba y el líquido se derramaba por la soga que la sostuvo.
Sonreí y ellos también.
Habíamos terminado.
Caminé hacia el cuarto de mi madre para continuar las traducciones. Eric iba a la taberna por las tardes para ayudarme con la comprensión y Layla tenía que volver hacia la tarde para comenzar con los preparativos para la fiesta. Los piratas volvieron luego de saber que La Marina ya sabía quién era.
Me senté y tomé la carta de Baker.
Tajo: tengo noticias, o al menos creo que las tengo. Hay un rumor. La reina murió hace unos días y el mandato cambió. Al parecer hubo una pelea y unos piratas traicionaron a la corona. Dicen que varios piratas más se unieron pero todos acabaron muertos. Nadie sabe qué pasó y los periódicos solo dicen que hubo traición al pacto de paz. Los marinos del rey están persiguiendo piratas de baja recompensa porque el mandato cambió y hay órdenes de matar sin preguntar. Quisieron llevarse a papá la otra noche, tuvimos que huir de la isla. Brigthon dice que acabaron los tiempos de paz. Comenzó la nueva era. Quisieron hundir el barco en tres ocasiones, no preguntaron quiénes éramos, solo vieron la bandera y atacaron. Espero que en la taberna esté todo bien, papá dice que serán los primeros lugares en requisar ya que fraternizan con los piratas. Me preocupa saber que te buscan a tí y que hay carteles con tu rostro en todas las islas. Papá dice que seguro tu madre ya sabe y tu padre también. Eso te pondrá en peligro y hará que ambos vuelvan para protegerte, eres como una carnada aún si no saben quien eres porque tus padre si. Te enviaré un cartel con tu recompensa. Los nuevos piratas comenzaron a ser peligrosos, salvajes, algunos buscan recompensas grandes. Espero que la carta te llegue pronto.
Tu amigo, Baker.
Volví a leer la carta. La reina había muerto, unos piratas la habían asesinado, por eso buscaban capturar a todos en la isla. ¿Pero por qué perseguían a mis padres? La leí una vez más intentando descifrarla, el padre de Baker dijo lo que esperaba, mis padres ya sabían de mí, estaban en camino a volver.
Mi padre estaba cerca.
Quizás mi madre también.
Quizás ambos podrían explicarme qué sucedía, por qué de repente eran tan importantes, por qué yo lo era.
Miré el cartel de busca, aún no tenía mi rostro, había sido distribuida antes de que Samuel sepa quién soy, pero mi nombre estaba claro en medio.
Tajo J. Bowman.
Se busca vivo.
Vivo.
Eso era malo, si me capturaban me usarían contra mis padres.
Demonios.
—¡Tajo! —Llamó Raven y alcé la cabeza hacia la puerta esperando su aparición. Nada—. ¡Tajo, ven!
Me levanté con un suspiro y salí a buscarlos.
—¿Qué quieren? —pregunté al verlos junto a la barra, parados con sonrisas inocentes.
—¡Ven! — Raven sacudió la mano hacia mí y fruncí el ceño confundido, miré a ambos, en su mano había algo extraño, diminuto.
—¿Qué es eso? —pregunté al acercarme y ver entre ambos una silla y un cuenco con agua.
—Una navaja —dijo y la alzó para enseñarme el pequeño artefacto con un filo cuadrado dentro.