El tesoro al final del mundo

Capítulo 41

Me detuve en cuanto la puerta del camarote se abrió y miré a Baker con los hombros bajos junto a Sienna.

—Al fin llegas —dijo Layla sentada entre mantas y bolsas con tela—. Puedes explicarme qué sucedió, Tajo no deja de caminar de un lado al otro como un loco y no habla…

Baker tomó una respiración cansada y se sentó a su lado.

—¿Cómo te sientes?

Ella rodó los ojos.

—Bien, nunca me sentí mejor, pueden, por favor, decirme qué…

—Se llevaron a Raven —dije todavía molesto. Aún no podía quitarme de encima esa sensación horrible de impotencia, ese ebrió idiota estaba herido, no pudo pelear. Mierda, lo iban a ahorcar. No podía permitir que hagan eso.

—Eso ya lo sé —bufó Layla con los brazos cruzados sobre el pecho, todavía no estaba bien y cada tanto la veía estremecerse por la fiebre, pero no quería descansar y se negaba a tomar agua. Miró a Baker—. ¿Cómo lo hicieron? ¿Por qué se fue con ellos?

Baker sacudió la cabeza y se sujetó la cabeza.

—Vimos el barco a la distancia, no creímos que nos seguían a nosotros porque salimos de la isla sin prisa y tampoco tenía velas de la Marina. Raven me dijo que nos mantuviéramos alerta pero que no creía que fueran por nosotros. —Me miró—. Es una ruta comercial, cientos de barcos pasan por aquí todos los días. Además, no parecían apresurados, fue… —Volvió a sujetarse la cabeza—. Lo planearon bien, no vimos que un bote se acercaba por el Oeste, ni siquiera lo oímos, y cuando dio la orden de virar nos rodearon. Fue… —Negó—, como si hubieran aparecido en cubierta.

—Eso no sucedería si hubiera más que dos vigilando la navegación —bufó Sienna a un lado, con los brazos cruzados sobre el pecho.

La ignoramos solo mirando a Baker para que continúe, pero él encogió los hombros en mi dirección.

—Creímos que venían por ti, tenían carteles con tu rostro —dijo y sacó el cartel para enseñarlo como prueba—, creímos que eran cazarrecompensas amateur, pero luego…

—¿Luego qué? —dijo Layla mirándonos de hito en hito. 

—Luego un viejo armado apareció como un maldito demonio, nos redujo y le dijo a Raven que si no iba con él nos haría daño —dijo Sienna rodando los ojos.

Layla me miró sin comprender y negué recordando lo que sucedio, cómo, la razón de que ese idiota solo se haya ido. Le iban a cortar la cabeza, ¿maldición, por qué no peleo?

—¿Dónde lo llevarán?

Negué y miré a Baker.

—¿Los conoces?

Negó.

—No son piratas. Quizás son cazarecompensa, pero ese viejo no parecía…

—Son guardias reales —dijo Sienna y todos la miramos. Bufó rodando los ojos y se enderezó hablando como si fuera obvio—. Había insignias en su pecho, encima de su corazón y vi unas en su hombro. Supongo que eran viejas por lo gastadas que estaban del sol, pero estoy segura de lo que eran.

—¿Cómo sabes que no las robo?

—¿Por qué alguien robaría un atuendo real tan viejo y gastado? Están hechos a medida. Además esa puntería no es de un cazarrecompensas, es de alguien con años de experiencia, sus manos estaban cuidadas y limpias, los piratas no conocen el jabón —dijo y lanzó una mirada asqueada a Baker, quien parpadeó y miró sus dedos—. Tenía una postura recta y elegante, logró evitar dos de los disparos de Jet solo cambiando el peso de un pie al otro. Los piratas y cazarrecompensas no tienen entrenamiento ni puntería ni mucho menos porte…

Fruncí el ceño.

—¿Por qué un guardia real querría llevarse a Raven y no a mí?

—No creas que eres el centro del mundo —me bufó—, hay gobiernos que no responden al rey Tristan.

Parpadeé mirando a Baker.

—¿Tristan?

—¿El rey? ¿El rey que te busca? ¿El rey que mandó a empapelar cada isla en el mar con tu rostro? ¿Lo recuerdas? —dijo Sienna como si fuera idiota.

—El padre de Tristan V —dijo Layla con amargura.

Asentí. El idiota que la mando a ahorcar, lo recordaba.

—¿Crees que era personal? —preguntó Baker—, ¿Enviaron por Raven aún teniendo a Tajo porque ese era su objetivo?

Sienna encogió los hombros.

—Si, yo pienso que fue personal. Quizás ese pirata hizo algo inapropiado o atentó contra alguien y la prioridad en su detención fue superior a la de Tajo.

—¿Crees que lo mataran? —preguntó Layla mirándome con algo extraño en la mirada, algo sentimental, algo que se parecía a lo que yo sentía cuando pensaba en la despedida.

—A esta altura ya debe estar muerto —dijo Sienna y Baker le lanzó una advertencia.

Lo miré.

—¿Crees que podamos alcanzarlos?

—No deberíamos seguirlos —dijo Sienna por fin cambiando de expresión por una tímida.

La ignoré.

 —Estamos cerca, podríamos arribar por sorpresa.

Baker negó.

—Se darán cuenta de que vamos.

—Podríamos seguirlos —sugirió Layla.

—¡Nos van a descubrir! —grito Sienna alterada—. ¡Ellos lograron subir al barco y ustedes no pudieron hacer nada! A tí te pusieron un cuchillo en el cuello, a tí casi te vuelan los sesos, tu no puedes pelear, ¿¡cómo pretenden subir a su barco cuando un solo viejo logró intimidar al pirata y al marino!? ¡Usen la cabeza!

Odiaba admitirlo, pero tenía razón. La presencia del viejo era intimidante, su voz, su postura, todo en él dejaba a entender que no era un pirata cualquiera. Disparó a Raven esquivando cada uno de sus ataques sin apenas moverse, hizo enojar a Raven y a Jet, apenas tuvimos tiempo de reaccionar para protegernos. No, Sienna tenía razón, había que planearlo mejor.

—¿Baker, dónde crees que lo lleven? —pregunté y él negó.

—No lo sé.

—¿Crees que si ves los mapas podrías reconocer de dónde vienen? —pregunté levantándome para ir por los libros, hasta que recordé lo que Sienna dijo—. ¿Puedes recordar el símbolo que viste en la insignia? Mi madre tenía notas en sus bitácoras, leelas. Quizás puedas reconocer algo…

—¿Tajo, qué haremos cuando estemos allá? —preguntó Layla con los ojos muy abiertos, brillaban por la fiebre y estaba pálida, pero de alguna manera logró que su voz suene fuerte.



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En el texto hay: boylove, piratas y tesoros, friends to lovers

Editado: 20.11.2024

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