El tesoro al final del mundo

Capítulo 47

Encontramos el barco de la Marina amarrado en el muelle oficial del reino al oeste de la isla, junto a los barcos de la reina y el viejo navío del viejo. El camino hacia allí fue corto, desde los túneles de sirvientes Raven me condujo hacia la cocina donde el viejo esperaba con una bolsa llena de comida y otra de vino que le entregó al pirata con una sonrisa brillante. Eso animó un poco a Raven.

Moris nos esperó fuera con tres caballos, una espada a la cintura y mal humor, al parecer no le gustaba la idea de ayudarnos, pero el viejo lo ignoró, Raven también y yo también, lo que lo molestó mucho. La tormenta había calmado un poco, el viento seguía siendo fuerte y amenazaba con lanzarse de los caballos, pero la lluvia calmó por un tiempo y decidimos aprovechar.

—Raven —llamé cuando estuvimos encima del caballo, de camino al muelle, galopando con tanta rapidez y ruido que me comenzaban a crispar los nervios—. ¿De dónde conoces al viejo?

—Lo conocí en un bar llamado “La hija del capitán”—respondió sosteniendo las riendas—, era un mercader que trabaja de protección a cambio de un poco de dinero. Los otros mercaderes hablaban mucho sobre él y una noche lo vi llegar y comencé una pelea. Estaba ebrio, por aquellos años me embriagaba con facilidad.

Llegamos a un camino de árboles bajos y a cada lado hileras de arbustos nos indicaron por donde seguir. El viejo y Moris iban delante, sus caballos saltaban y ellos daban órdenes a los gritos. Vi a lo lejos montañas, nubes oscuras y más rastros de la tormenta que apenas se había calmado pero que ya comenzaban a formarse de nuevo. Los rayos cruzaban el cielo y los truenos me hacían estremecer. Y aún así no pensé en detenerme, no cuando estábamos en el camino y había oído tantas cosas hirientes.

Y las seguía oyendo, como una aguja punzante entrando en mi cabeza, perforandome el pecho. Me arrancaba dolor cuando las quería apartar porque volvía a recordarlas, a estar allí recibiendo golpes que no dolían, oía el nombre que me habían puesto y sentía que tenía fuego en las entrañas.

No, no volvería a dudar. No quería volver a dudar.

Cuando llegamos al muelle la llovizna nos caía encima y el viento sacudían los barcos amarrados con fuerza . El viejo saltó de su caballo y nos indicó el barco al final del muelle.

—Niño, nosotros te cubrimos —dijo cuando llegamos junto al enorme navío con el nombre “Ulyssia” pintado a un lado. Miró hacia arriba y soltó un silbido con dos dedos dentro de la boca. Una luz amarilla se asomó por encima del barco junto a una cabeza oscura apenas perceptible y un instante después una soga cayó desde cubierta. El viejo se la tendió primero a Raven, quien solo la tomó apretando los dientes y comenzó a subir.

—¿Por qué haces esto? —pregunté confundido mientras esperaba mi turno. Él alzó una ceja en mi dirección, miró a Raven y me sonrió, no con diversión ni con maldad, sino con una extraña familiaridad.

—Porque uno de mis niños me lo pidió —respondió señalando sosteniendo la soga que se sacudía por la tormenta. Esperó que el pirata llegara a cubierta y cuando oímos el silbido me tendió la soga—. Hago lo que sea por mis niños.

Tomé una respiración mirando hacia arriba y vacié la mente para comenzar a subir. Oí el agua turbulenta debajo con un escalofrío, sentía cómo el viento mecía la soga y mi camino hacia la cubierta, pero no me detuve. Apreté los dientes con fuerza, temblando por el frío, de miedo, sabiendo que la oscuridad del mar podría tragarme en cualquier momento, recordando la sensación de casi morir.

Nadie me podría salvar si caía, no habría soga que me devolviera a la superficie, no podía nadar y la oscuridad iba a reclamar el aire mi cuerpo, iba a desaparecer, pero no pensé en ello porque Baker me necesitaba.

Llegué a la cima, salté sobre la cubierta y busqué a Raven junto al farol de luz amarilla. Él me tendió una espada y señaló hacia una puerta en el suelo de la cubierta inferior mientras caminaba hacia las escaleras más cercanas.

—Hay que apresurarse, Charlie dijo que tienen a los prisioneros bajo la bodega.

—¿Quién es Charlie? —pregunté caminando a su lado.

—Él —dijo y señaló al hombre de la linterna que sonreía de oreja a oreja—. Charlie, él es Tajo.

—Bowman, lo sé —dijo el hombre y me golpeó el hombro riendo antes de tenderme una de sus manos—. Tu padre me quitó dos dedos, ¿ves? Me lo merecía, lo reconozco. Es un gusto conocerte.

Se la estreché confundido y algo incómodo.

—Si, igual es un gusto…

Raven me llamó desde la mitad de las escaleras y corrí hacia él. Charlie nos seguía de cerca con el farol alumbrando el camino hasta la puerta en la bodega. La abrió hacia arriba y nos miró.

—Deben bajar dos pisos para llegar a los calabozos, lo sabrán porque las escaleras son sogas y en el suelo corren ratas. Hay dos suelos, el inferior está casi vacío —dijo y por la manera en que Raven asentía supe que entendía lo que quería decir—. Cuando bajen, giren a la derecha y sigan por los pasillos hacia el final, allí comienza la bodega. Sigan bajando.

—¿Hay personas dentro? —preguntó el viejo a mi lado y casi gritó del susto al verlo. Creí que se había quedado en el muelle, ni siquiera lo había oído llegar.

Charlie asintió.

—Hay algunos novatos en sus habitaciones, pero duermen.

—Bien —dijo el viejo y saltó hacia la trampilla. Raven rodó los ojos y lo siguió sin hacer ruido.

Una ráfaga de viento se coló por mi espalda mojada y me estremecí, tomé una respiración y también salté, intentando no hacer ruido al caer sobre la madera. Doblé las rodillas como Vesper me había enseñado, me sostuve del suelo y miré alrededor.

Estaba oscuro pero distinguía una pasillo con paredes de madera y puertas a cada lado. A la izquierda había un muro y a la derecha Raven y el Viejo caminaban con las armas en la mano, cautelosos.

Los seguí y al final nos detuvimos en una escalera de madera hacia una trampilla. Bajamos al primer piso, todo estaba oscuro y hacía más frío. Olía extraño, la nariz me picaba y podía sentir las olas golpeando a cada lado con la fuerza para sacudir el suelo. Bajamos otro piso y nos detuvimos. Hacía más frío, había madera por todo lados y la oscuridad era peor.



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En el texto hay: boylove, piratas y tesoros, friends to lovers

Editado: 20.11.2024

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