El tesoro al final del mundo

Capítulo 68

e importa April.

—¿Quién eres tú? ¿Qué haces aquí?

Alcé la mirada hacia la persona en la puerta de la habitación y lo observé con la poca luz que había. Distinguí a un hombre, llevaba traje, zapatos y estaba empapado, no lo conocía, al menos no recordaba hablar con él, y cuando se acercó y vi su rostro lo confirme. Parecía un hombre adulto pero no demasiado grande y cuando un rayo cruzó la ventana y la habitación se iluminó, vi sus ojos enrojecidos con enormes sombras oscuras debajo.

—Estoy buscando a mi amigo —dije con tono vacilante hacia la habitación—. Taj… Es decir, James. James Bowman.

El hombre me miró desconfiado, apretando los labios con fuerza, y luego se percató de la carta.

—¿Qué es eso?

Suspiré molesto, volviendo a doblarla.

—¿Sabes dónde está?

—Te ordeno que me digas que es…

Me reí.

—¿Y tú quién eres para ordenarme?

—Soy George Rosewood —respondió alzando el mentón—, tu rey.

Volví a reír.

—Yo no tengo rey. Pero escucha, haremos un trato. —Alcé la hoja—. Esta carta tiene tu nombre y sospecho que es importante para ti, así que te la daré si me dices dónde está Tajo.

—¿Cómo te atreves? —estalló indignado y me reí, encendiendo una flama en la palma y acercando el papel a ella. Sus ojos se abrieron y ahogó un grito—. Eres un monstruo…

—Bien, no hay carta importante para tí. —Acerqué la punta al fuego y la hoja comenzó a arder lento.

—¡Espera! —Alejé la carta y lo miré apretar los puños por unos segundos, observandome con asco e ira, impotente, y luego, al cabo de lo que pareció una eternidad en la que casi quemo la carta por accidente, soltó por lo bajo—. Él no está aquí, lo tiene la Marina.

Parpadeé.

—¿Qué?

Se acercó con la mano alzada.

—Dame la carta.

—Oh no, primero tendrás que llevarme con él.

—¿Cómo sabes qué sé dónde está?

—Solo tienes esa opción, si no lo sabes no tendrás la carta. Ahora, dime…

—¡Tú! —Primero oí el grito y luego la puerta de la habitación se azotó contra la pared. Otro hombre entró enfurecido y se lanzó sobre el primero, lo tomó del cuello, lo lanzó al suelo y comenzó a golpearlo—. ¡Eres un hijo de puta! ¡Maldito cobarde!

El primero hombre, George, intentó defenderse, alejarse, quiso cubrirse con ambos brazos, pero el segundo lo golpeó en los costados para obligarlo a descubrirse y envolvió los dedos alrededor de su cuello.

—Ellos tienen a mi hija —gimió apartando al hombre con la mano.

—¿Y eso te da derecho de asesiname? —gruñó el segundo luchando porque no lo aparten, furioso. Y cuando otro rayó cruzó el cielo por fin lo reconocí. Era Raven, arrodillado sobre el estómago del primer hombre, intentando ahorcarlo mientras éste otro empujaba su rostro hacia arriba con ambas manos.

—Dijeron que me la entregarían si…

—¡Es un niño, maldita sea! ¡Te mataré! ¡Si algo le sucede juro que te mataré!

—No me importa que me suceda si April está bien —magulló el hombre en el suelo con un hilo de voz y el rostro enrojecido. Intentaba apartar a Raven, pero ya no tenía fuerzas y las manos apenas rasguñaban el rostro del pirata.

Hasta que de repente Raven se apartó y le dio un puñetazo.

—No —bufó—, aún no te mataré…

—No pienses que te debo la vida —bufó el otro levantandose con dificultad—, no te agradeceré por la manera en que me hago responsable de tus acciones.

—Cierra la boca, ¡Cierra la boca! ¡Tú no sabes…!

—Raven —llamé dando un paso al frente y él me miró asombrado, percatandose de que estaba allí también. Estaba herido, había sangre en todo el frente de su camisa y agujeros de bala en el hombro y en un costado del estómago. Tenía el rostro cubierto de moretones y un corté en la oreja que aún sangraba, pero al mirarme vi a un hombre fuerte, valiente, furioso y capaz de enfrentar un ejército—. ¿Qué sucedió?

Apartó la mirada hacia el hombre en el suelo masajeandose el cuello, apretó los puños y soltó una mueca.

—La Marina tiene a Tajo —gruñó—, hay que ir por él.

Sacudí la cabeza.

—¿Dónde está?

—En los túneles, esperando que la tormenta pase para arribar al barco de Tristan… —Se detuvo, lo último salió como un gruñido furioso y miró al hombre con los dientes apretados antes de inclinarse y darle otro puñetazo—. ¿¡Qué parte de Rosewood no negocia con idiotas no entiendes!?

El hombre se dejó caer sujetandose la nariz con la mano.

—Los acuerdos de tu reinado terminan con tu vida —gruñó revolcándose del dolor, alzó la pierna e intentó patear a Raven en el estómago, pero éste lo apartó de un manotazo.

—¿Y pensabas asesinarme para tomar tú la decisión?

—Eres un rey débil.

—¡Al menos soy el legítimo rey! —Gritó Raven y lo pateó en el costado para luego inclinarse con voz baja y escupir—. Tú eres el hijo inservible de mi madre. —Se apartó y al voltearse casi tuve el impulso de retroceder—. ¿Baker, dónde está la niña?

—Vinimos a buscarlos a ustedes.

—Es una trampa —gruñó y tuve la sensación de que se contuvo para no volver a golpear al hombre en el suelo.

—Lo sabemos. ¿Dónde está Jet?

Suspiró.

—Lo tomaron de rehén para que Tajo no huya. Debemos irnos aho… —se detuvo sujetandose le costado con fuerza, soltó una mueca de dolor, todo su rostro comenzó a tornarse blanco, y cayó de rodillas—. Mierda…

Me arrodille a su lado para mirar la herida. Le habían disparado, podía reconocer el agujero del proyectil y la piel quemada de alrededor, no dejaba de sangrar y había algo que se escurría entre sus dedos mientras intentaba volver a ponerse de piel. Pero no lo lograba, el cuerpo le cedía y al inclinarse caía sobre su mano, gruñía y volvía a intentarlo a pesar de que ofrecía mi ayuda. Me ignoraba, había algo en el gesto que parecía extraño, impropio de él y al caer por tercera vez no pudo levantarse.

—Raven, necesitas…

—¿¡Baker, dónde estás!? —gritó Layla en el pasillo y me volteé para verla pasar por enfrente de la puerta con los puños apretados.



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Editado: 12.05.2025

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